El Celta muestra sus costuras

El equipo vigués ofreció en Mendizorroza su vertiente más inocua y frágil desde que Claudio Giráldez tomó el mando

Los celestes apenas tiraron cuatro veces, ninguna entre palos, y recibieron 16 remates del rival

Los jugadores del Alavés celebran su tercer gol en Mendizorroza.

Los jugadores del Alavés celebran su tercer gol en Mendizorroza. / EFE

“Nos han borrado del mapa, pasado por encima, no hemos estado a la altura ni merecido más”. Claudio Giráldez no se anduvo con paños calientes a la hora de analizar la derrota sufrida el sábado en Mendizorroza. La paliza recibida a manos del Alavés mostró por primera vez las costuras del equipo celeste en un duelo que los celestes perdieron por incomparecencia, con el peor rendimiento en defensa y en ataque desde que el preparador louriñés tomó el mando.

No sirve de consuelo el hecho de que el Celta ganase al conjunto babazorro la posesión del balón por un amplio margen (64 frente al 36 por ciento) porque, a diferencia de lo que venía ocurriendo en los cuatro partidos anteriores, los celestes manejaron la pelota en su propio campo, muy lejos de la portería rival, a la que apenas fueron capaces de aproximarse un par de veces, sin llegar a generar ocasiones claras de gol. La única mínimamente decente la lanzó Aspas sobre el travesaño con el partido sentenciado y el tiempo casi cumplido.

Los datos son concluyentes. El Celta lanzó cuatro veces en todo el partido y ninguno de sus disparos cogió puerta, convirtiendo a Sivera, el guardameta babazorro, en un espectador más.

Tampoco en el duelo contra el Rayo Vallecano en Balaídos remató el Celta entre los tres palos, con la diferencia de que a Jailson se le anuló un gol legal por presunta falta previa de Carlos Domínguez Óscar Valentín. Pese a los problemas le generó el conjunto madrileño, que no fueron pocos, el Celta tuvo más tiempo la pelota en cancha rival que en la propia, disparó 13 veces en el área rival y generó varias ocasiones claras de gol.

Incluso en el Benito Villamarín, en el primero de los partidos perdidos con Giráldez al frente, el conjunto vigués remató en 15 ocasiones en el área contraria, aunque solo tres de ellas encontraron puerta, obligando a intervenir al portero. Sus mejores prestaciones rematadoras a domicilio las ofreció el conjunto celeste en el Sánchez Pizjuán frente al Sevilla, con 18 lanzamientos, 5 de ellos entre palos.

El mayor contraste, sin embargo, se da con el anterior partido en casa frente a Las Palmas en el único de los últimos cinco partidos en que le rival dominó la posesión del balón. Los celestes lanzaron 21 disparos, 13 de ellos entre palos, anotando por segunda vez este curso –la primera fue en San Mamés– cuatro goles.

Pero en Mendizorroza el Celta no solo fue inofensivo en ataque. El cuadro vigués mostró en el coliseo vitoriano una fragilidad defensiva nunca vista antes con Giráldez. No necesitó el conjunto babazorro de mucho balón para poner a prueba a Guaita, cuya gran actuación evitó que disparase la cuenta de goles del rival. Le bastó determinación para llevarse todos los duelos individuales, ganando balones divididos y segundas jugadas y ganar el área celeste con un fútbol sencillo, vertical, rápido y directo, con alto aprovechamiento del juego por los costados con centros laterales que al Celta le costó mucho trabajo defender. Los dos primeros goles partieron de un saque de portería pésimamente defendido por la zaga céltica y el tercero llegó a balón parado, tras una libre indirecto que Carlos Benavídez remató sin oposición en la frontal del área chica con Guaita en precario.

Pese a que el Alavés solo tuvo en su poder la pelota el 36 por ciento del tiempo, fue el equipo de los cinco últimos que más veces lanzó contra el portal de Guaita. Nada menos que 16 tiros, uno de ellos a la base del poste con el guardameta céltico vencido, lanzaron los de Luis García Plaza. Ocho de ellos encontraron puerta y tres acabaron en el fondo de la red, evidenciando problemas que será urgente resolver para certificar la permanencia.

La sombra de Larsen es alargada

El partido disputado en Mendizorroza contra el Alavés contó por primera vez con la ausencia de Jörgen Strand Larsen, el máximo goleador del Celta esta temporada, que ser perdió la cita por cumplir ciclo de tarjetas. Hasta el sábado, el ariete noruego había sido titular en todos los compromisos ligueros, siendo el tercero en el plantel en número de minutos sobre el terreno de juego después de Unai Núñez y Óscar Mingueza, que lo ha superado tras este último encuentro contra el Alavés.

La ausencia del goleador escandinavo se dejó sentir en ataque con menos presencia en el área rival, pero también resto al conjunto celeste la posibilidad de poner en práctica un juego más vertical y directo, lanzándole balones en largo que pudiese bajar cerca del área contraria, dando tiempo a llegar a los hombres de segunda línea.

Esta tarea no la pudo hacer Douvikas, al que le oportunidad de ser titular le llegó seguramente en el peor día posible. El punta griego, que tuvo que fabricarse por sí mismo su único disparo a portería, tuvo que lidiar con el problema de la escasa presencia del campo rival. Las llegadas del Celta al área rival fueron escasas y apenas pudo contactar con la pelota.

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