El tercer equipo menos goleado de La Liga tenía claro el plan desde el principio. Faltaban Mikel Bergara y Antunes, pero los hombres de Pepe Bordalás vienen con la lección aprendida: bloquear el partido con interrupciones y esperar el fallo contrario. Una base tan aprehendida, tan insertada en la mente de los futbolistas azulones, que la única receta para el rival es tener paciencia.

El Celta llegó al sur de la M-40 con la cabeza puesta en Europa y ante un rival recién ascendido que difícilmente imaginaba en septiembre verse luchando por lo mismo a estas alturas del año. Los celestes comenzaron moviendo la pelota de un costado a otro del campo sin inquietar a Guaita. Enfrente, un muro defensivo que se multiplicaba en las proximidades de su área. Aspas y Pione pasaron desapercibidos, borrados del césped cada vez que recibían y tenían encima a dos futbolistas del Getafe. Con Wass también bloqueado, Maxi fue una isla en los primeros 45 minutos.

La primera oportunidad del choque estuvo en la bota derecha de Fayçal Fajr. El ex del Deportivo recibió en el balcón del área un balón raso e hizo un disparo marca de la casa. La pelota cogió rosca, colocada a la escuadra de Rubén que evitó el gol con una espectacular palomita. Primer aviso. Lo dicho, ante el Getafe hay que tener paciencia.

Y en un momento de despiste, tras casi 40 minutos de saques de banda, despejes y faltas, Aspas desconectó. El delantero celeste cedió mal atrás y Ángel recogió el regalo. Se zafó de los dos defensas celestes, viró a la derecha del área y la cruzó lejos de los dedos de Rubén. Lobotka respondió al minuto con un disparo raso desde lejos que Guaita envió a córner. 1-0 y la película de Bordalás seguía el guión.

El cine del técnico desprecia los alardes. No hay fuegos artificiales en el fútbol del Getafe. Es la mejor expresión del menos es más. Al inicio del segundo tiempo, el engranaje madrileño volvió a funcionar y puso el segundo en el marcador. Ahora fue Ángel quien asistió con un balón raso a Jorge Molina para que el delantero, en una eterna segunda juventud, hiciese el 2-0 empujando la pelota a la portería de Rubén.

La puerta de Europa empezó a verse más lejos. Los primeros cinco minutos de cierta fluidez ofrecidos en la primera parte fueron un oasis que no volvió a repetirse en todo el partido. Unzué buscó un golpe de efecto en el minuto 60 dando entrada a Emre Mor y Radoja. El Getafe, a lo suyo. Otra jugada embarullada estuvo a punto de hacer el tercero, aunque Rubén sacó un pie propio de un portero de balonmano para despejar la pelota.

El partido acabó muriendo con el Celta incapaz de trenzar una jugada de peligro. El Coliseo Alfonso Pérez todavía tuvo tiempo de celebrar un tercer gol, después de que Ángel empalase un balón alto que la defensa no atinó a despejar. Los celestes se dejan en Getafe una gran oportunidad de distanciarse de un rival por Europa que les supera ahora en la clasificación.