El Celta Zorka aprendió ayer una lección importante ante el Lima Horta, la de saber sufrir. Las célticas se dieron cuenta de que no todos los partidos se pueden ganar en los dos primeros cuartos y, en muchos casos, habrá que pelear hasta el último segundo de juego. La parte positiva, es que este sufrimiento acabó con una gran alegría, pero las jugadoras celestes deberán tomar nota de lo que pasó ayer para evitar revivir la misma situación.

El partido comenzó con un Celta Zorka descentrado. El equipo vigués no tenía intensidad defensiva, permitiendo que las catalanas dispusieran de cómodas posiciones en el tiro exterior. De hecho, en los primeros diez minutos de juego, anotaron tres triples consecutivas, que le permitieron tener una ventaja de once puntos tras los primeros cinco minutos de juego, 4-15.

La situación era complicada, pues además de estar mal en defensa, se encontraron con un Lima Horta colocado en una zona que impedía cómodas posiciones de tiro, con lo que las diferencias en el marcador no tardaron demasiado tiempo en aumentar.

Cristina Cantero no tardó mucho tiempo en solicitar su primer tiempo muerto. La entrenadora viguesa tenía muchas cosas que arreglar, y nada más salir de ese tiempo muerto, Sarah Ogoke anotó un triple que fue como la llamada de atención que el equipo necesitaba. Dos buenas defensas, con recuperación de balón, permitió ponerse a cuarto puntos a algo más de tres minutos para concluir el cuarto. Lo más complicado estaba hecho, y no era otra cosa que la reacción del equipo en la faceta defensiva.

En los instantes finales aparecieron Minata, dobles figuras al final del partido con quince puntos y dieciséis rebotes, y Sarah Ogoke, para darle la vuelta al marcador y ponerse un punto arriba.

En el segundo cuarto, el Lima Horta volvió a echar mano del tiro exterior para mantenerse en el partido, pero curiosamente un tiempo muerto del técnico catalán benefició al cuadro vigués, que en los tres minutos finales logró un parcial de 10-2, que encarrilaba el partido.

Tras el paso por el vestuario, la situación no cambió demasiado. Las viguesas mantenían la docena de puntos de ventaja, y solo cierta relajación en los instantes finales, privó al equipo entrenado por Cristina Cantero de mantenerse en los dieciséis puntos de ventaja.

Los últimos diez minutos de juego fueron un correcalles. Nadie logró la primera canasta hasta pasados tres minutos de juego, y posiblemente los dos equipos comenzaron a pensar en el basketaverage, aunque también con cierto desconcierto por las decisiones de los dos colegiados, que permitían demasiados contactos bajo los tableros.

Evidentemente la victoria es importante, seis de seis, pero posiblemente las jugadoras célticas aprendieron una lección que les servirá de mucho en el futuro, pensando que en lo que resta de campaña se encontrarán muchos partidos así.