Tras la primera victoria de la temporada, Míchel estaba más que contento: "Tiene que ser un punto de inflexión, tiene que serlo. Las victorias llegan con confianza y fe. No tenemos equipo para un único punto. Los chicos habían trabajado igual y es una buena muestra de que somos un equipo de Primera. Aquí no se rinde nadie"

"Ha sido un partido muy intenso. Es increíble la afición, cómo tiene fe, cómo cree en nosotros. La alegría es muy grande pero hay que seguir. No sé si es el camino, pero los tres puntos en el casillero hacen ver las cosas de otra manera. La primera parte fue muy buena. Marcamos antes del descanso y dábamos sensación de dominar el encuentro. El Celta no es un rival fácil y estuvimos por encima de ellos. Los chicos querían conservar eso con el paso de los minutos, quizá por eso sufrimos el empate. Reaccionamos bien, la victoria es ajustada, merecida. Por mis jugadores y la afición", explicó.

"Habíamos hecho más cosas como para tener un punto. Hoy por ejemplo habíamos hecho muchas cosas y en el 80 teníamos sólo un punto", dijo. Quiso dar todo el protagonismo a sus hombres. "Parte de culpa ninguna, la tienen los jugadores que son los que interpretan lo que trabajamos. Algunas veces salen y otras no. Pero el carácter es de ellos. Tienen que sacarlo. El entrenador sólo está para ser la cuerda floja. Los jugadores son los que deben compartir en la victoria. El entrenador es uno más. En las derrotas es uno menos".

Apuntó que sus futbolistas "están agotados pero muy contentos. El pasito es muy corto, sólo tenemos cuatro puntos pero no sé qué hubiera pasado de tener sólo un punto. Sabemos que hay que sufrir. Las victorias animan siempre. Hoy que lo celebren pero el domingo tenemos que seguir. Nuestro objetivo es estar fuera de los puestos de descenso. Hemos sufrido mucho. La victoria sabe muy bien en casa del pobre", concluyó.