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Marwan, poeta y músico del amor

"Es un error que los cantautores hablemos tanto de amor"

"Vivimos en un mundo asqueroso. Me desilusiona que vote y gobierne gente con tan poca sensibilidad"

El escritor y músico Marwan // FARO

La primera vez que el cantautor y poeta Marwan (Madrid, 1979) actuó en Galicia fue en 2001, por iniciativa de una novia pontevedresa. A aquel "barecito" asistieron "cuatro o cinco" personas que lo conocían entonces y "20 o 30" amigos de su pareja. Dieciocho años después, es un superventas de libros y publica discos con la multinacional Sony. "Todo ha cambiado demasiado", admite. Bueno, casi todo. Porque desde entonces, o incluso antes, y para siempre, el amor y el desamor copan principalmente los temas de sus canciones. El domingo regresa por segundo verano a El Náutico de San Vicente (O Grove), ese pequeño reducto al que acuden artistas ya consolidados.

-¿El público de tus conciertos ha variado desde que publicas poemarios?

-Sí, es curioso. Mi público bajó mucho de edad a raíz de la publicación de mis libros de poemas. En mis conciertos siempre hubo gente joven, pero no de 18 para abajo. Pero ahora, desde que bajó el bum por la poesía y desde mi último disco, en el que razono las cosas de un modo más maduro, la franja de edad mayoritaria ha vuelto a ser de 25 a 40.

-¿Con qué te va mejor? ¿Con la música o con los libros?

-He vendido 200.000 libros y no 200.000 discos. Pero eso es engañoso, porque entre la piratería, Spotify y esas cosas ya no se venden discos. Es verdad que hubo un momento en el que yo me sentía más conocido como poeta que como músico, pero ahora yo creo que está bastante parejo.

-Preparando la entrevista leí un titular que dice: "11 poemas para volver a creer en tiempos de Marwan". Eso en boxeo sería un golpe bajo.

-Lo escucho muchas veces. Puedo tener cosas mejores o peores, pero la gente que dice eso no conoce mi obra.

-¿Los mayores palos que has recibido en tu carrera han sido por tu trayectoria literaria?

-Sí. Quizá no tengo tanto nivel poético, quizá no han entendido mi mensaje, o quizá haya envidias. En cualquier caso, me la pela. He aprendido que me da igual y estoy muy feliz.

-¿Eres un intenso?

-Sí, aunque ahora lo soy menos. Con la madurez uno ve de dónde vienen ciertas intensidades y con el tiempo me he dado cuenta de que era por mis carencias afectivas que llevo dentro desde la infancia. De todos modos, el artista no siempre es lo que escribe. Mis canciones no necesariamente responden a mi personalidad.

-¿Cuánto ha cambiado tu visión del amor en el camino? Incluso has ido a psicoterapia por ello.

-El concepto del amor va cambiando. Al principio es simplemente un fuego que te devora y que hace que quieras emprender una huida con la otra persona. Pero, para mí, ahora el amor es otra cosa muy diferente; tiene que ver con un modo de vivir.

-La generación de cantautores de la que formas parte estáis más volcados en los problemas del amor y la canción social tiene menos cabida, cuando el panorama actual da para protestar mucho.

-Responde a los tiempos que vivimos. En el siglo pasado, la principal ciencia fue la sociología, una ciencia global, y en este lo es la psicología, la ciencia del ser humano como ente individual. Yo creo que somos más individualistas; las luchas internas prevalecen sobre las globales. Dicho esto, creo que sí tenemos una deuda porque hemos hecho bastante poca canción protesta.Hablamos mucho más de amor y creo que es un error.

-¿No cansa escribir todo el rato sobre lo mismo, sobre el amor?

-A mí, no. Me parece un tema inagotable. En el amor se dan todas aquellas cosas que engloban al ser humano: la generosidad, la empatía, el resentimiento, el odio, la ira, la culpa... Los temas de amor que hacía hace 15 años son puramente intensos; los que hago ahora son razonamientos psicológicos. Antes decía que me habían abandonado y ahora explico por qué siento abandono.

-Públicamente, sí te pronuncias y das tu opinión. ¿Te ves obligado a tener cierta responsabiliad política?

-La tengo como ser humano. Como a mucha gente, a mí me gustaría cambiar el mundo y no puedo. Trato de cambiar mi pequeña parcela, siendo buena persona, expresando opiniones políticas que creo que son justas. En el fondo, no sé si sirve para algo, porque, al final, a esas ideas se acercan los que ya piensan como yo.

-¿Con quién estás más enfadado?

-Con todos aquellos que quieren que la riqueza les pertenezca solo a unos pocos, que hacen que los poderosos tengan cada vez más privilegios y los débiles menos derechos y más deberes.

-Tu padre es un palestino refugiado. Tienes una visión privilegiada sobre la emigración.

-He visto de primera mano las consecuencias de la vida de un refugiado y todas las carencias que posteriormente se dan a nivel afectivo o económico. Es una huella absolutamente imborrable. Creo que es importante tomar conciencia de ello y ayudar en la medida de lo posible, más aún teniendo en cuenta que nosotros también huimos de nuestro país hace 70 años. Además, Occidente dispone de numerosos privilegios por expoliar a países africanos.

-¿Cómo te sienta que te digan que por qué no acoges tú a un refugiado del Open Arms en tu casa?

-El discurso de las personas que quieren que la riqueza les pertenezca a unos y no a otros normalmente consiste en tratar de enseñar que tú también eres miserable. A mí no me van a convencer de que lo soy. Yo con idiotas y locos no negocio.

-¿No te desilusiona esa falta de empatía?

-Mucho. Me desilusiona que el mundo tenga difícil avance mientras gente con tan poca sensibilidad está votando y gobernando. Tienen el mismo derecho que el resto, pero a mí me gustaría vivir en un lugar más justo e igualitario. Vivimos en un mundo asqueroso.

-¿Tienes miedo de que cancelen algunas de tus actuaciones por tus ideas?

-Ya me ha pasado alguna vez. No tengo miedo. Yo tengo trabajo y me va a seguir yendo bien. Me preocupa su significado social. Me parece inquietante que haya censuras, porque es un retorno a tiempos oscuros, al franquismo puro y duro. Me fastidia gente como la de Vox, absolutamente nefasta para la convivencia, que lo único que quiere es crear crispación y transmitir un mensaje de odio para tener su chiringuito.

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