Fascina que películas que exploran el sentimiento de culpa, como "Manchester frente al mar", puedan convivir, y hasta rivalizar, con otras que pese a su melancolía celebran la alegría de vivir, como "La La Land". El largometraje de Lonergan, que tiene un punto de misterioso, partía entre los favoritos a los Oscar por la belleza, la profundidad y lo emotivo de su historia sobre alguien que aparenta estar vivo. Y si hay que buscar responsables de que este grito silencioso nos estremezca hasta la médula, están muy repartidas entre quien imaginó la historia, que también fue Lonergan, y el que le puso cara y alma, Casey Affleck, justamente reconocidos por la Academia.