Sin Kevin Spacey, expulsado de Hollywood tras sus escándalos sexuales, pero con Robin Wright en el Despacho Oval rodeada por un grupo de mujeres con un gran poder, las intrigas políticas de "House of Cards", la primera serie que produjo Netflix, llegan a su fin con su sexta y última temporada.

Las siniestras conspiraciones, jugarretas y manipulaciones de los insaciables Francis y Claire Underwood han marcado el camino de esta serie hasta su temporada final, que se estrena el próximo 2 de noviembre, pero fue, precisamente, un turbio escándalo al estilo de "House of Cards" lo que acabó con Spacey fuera de la producción de Netflix y con su carrera completamente hundida.

Con un personaje voraz y ambicioso, como una especie de Ricardo III de Shakespeare en la Casa Blanca capaz de todo con tal de mantener el poder, el actor deslumbró como Francis Underwood hasta que en octubre de 2017 comenzaron a conocerse numerosas acusaciones de agresiones sexuales en su contra.

Esta crisis estremeció como un terremoto el elenco de "House of Cards", que para entonces ya tenía todo listo para grabar su temporada final. El difícil dilema de Netflix se resolvió con el despido de Spacey y la suspensión del rodaje, que no se retomó hasta tres meses después tras reescribirse los guiones sin Spacey.

"Mi turno", prometía Claire Underwood (Robin Wright) en el último capítulo de la quinta temporada, mirando a la cámara ya como presidenta de Estados Unidos, y los adelantos de las nuevas entregas de "House of Cards" han dejado claro que ella será la auténtica estrella a partir de ahora y que su esposo Francis está muerto. "Ninguno de nosotros quería negar a Claire su turno. Queríamos terminar la serie con una intención y llevar la historia a un final apropiado", dijo Melissa James Gibson, "showrunner" (máximo responsable de una serie).

Michael Kelly, que ha interpretado al impasible escudero de los Underwood Doug Stamper, aseguró que continuar con la serie "fue, por supuesto, lo correcto". "Tienes que terminar la serie. Y no lo digo de manera egoísta por mí. Hay un equipo de 600 personas, 300 trabajando directamente en nuestra serie. Y la idea de dejar a toda esta gente sin empleo después del largo parón por el que pasamos habría sido inconcebible para mí", opinó.