Los grupos más fuertes del narcotráfico gallego se han repuesto del descalabro de infraestructuras que acarreó la Operación Tabaiba en 2009 y que mantuvo blindadas las costas de Galicia durante 4 años a los grandes alijos marítimos. Tras recuperar la confianza de los colombianos, que han reactivado la ruta Atlántica, invierten en grandes lanzaderas -aunque las tunean como pesqueros- y han trasladado su flota a África, concretamente a las inmediaciones del archipiélago de Cabo Verde donde han tejido una excelente red de contactos en la última década e incluso llegaron a tener almacenes para la droga.
La presión sobre el tráfico en contenedores, que se ha intensificado en los puertos de Sudamérica, y la mayor rentabilidad del transporte de miles de kilos en una única embarcación ha reactivado el transporte marítimo y el número de pesqueros y veleros que navegan cargados de droga desde Sudamérica hasta España está en alza. El tráfico de cocaína remontó tras casi cinco años de caída al registrarse en el último año un incremento del 26% en el volumen de aprehensiones respecto al año anterior, según los datos del Ministerio del Interior.
Los Urabeños -un grupo criminal formado por exparamilitares colombianos y considerado de máxima prioridad para EEUU en la lucha contra el narcotráfico- se afianzan como los nuevos señores de la droga en su país y también en el extranjero, donde toman el relevo de Los Rastrojos, el "Loco Barrera" y los "Combas" tras la entrega pactada a la DEA americana de los capos de capos, antiguos aliados de los clanes gallegos.
Tanto en Galicia como en Colombia cambian los jefes de las organizaciones, peros sus relevos mantienen el negocio como han podido comprobar las fuerzas de seguridad en la Operación Visillo, que se saldó con la incautación el pasado 5 de enero de 1.500 kilos de cocaína en el barco venezolano Coral I Coral Iy la detención de sus 9 tripulantes, a los que se suman otros 10 en tierra, entre ellos uno de los principales representantes de los Urabeños en España -que montaron oficina propia en Vilagarcía- y el histórico cambadés Rafael Bugallo, "O Mulo".
La red gallega tenía en aguas próximas a Cabo Verde una embarcación que debía recoger el alijo del barco nodriza y acercarlo a Galicia, desde donde saldrían las planeadoras para trasladar la droga a tierra. Pero el encuentro con el Coral I no llegó a producirseCoral I , ya que el barco y su preciada carga habían sido apresados.
La Fiscalía de Pontevedra ya avanzaba en 2011 -en base a un informe de la Udyco de la Policía Nacional- la posible reactivación de la ruta Atlántica, pese al importante revés de la Tabaiba que dejó a los lancheros gallegos sin apenas infraestructura y logística y a que los clanes sudamericanos optaron por diversificar los envíos incrementado el tráfico en contenedores con menor cantidad de droga por viaje, evitando el riesgo de importantes incautaciones.
El cambio de estrategia de los señores de la droga y sus aliados gallegos tampoco ha sido del todo exitoso. En los últimos tres años se han interceptado, en apenas cinco operaciones, más de 10 toneladas de cocaína dirigida a las costas gallegas. El pesquero grovense Ratonero, interceptado en febrero de 2012 con 3.600 kilos de coca valorada en 100 millones de eurosRatonero marcó la reactivación de la ruta Atlántica. En mayo del año siguiente cayó el Riptide con 3.400 kilos Riptidey apenas tres meses después el mercante SV Nikolay con otras tres toneladas de cocaína. En agosto 2014 se apresó el velero Pandora Lys con 800 kilos de droga Pandora Lysy en enero de este mismo año el Coral I.
