Con la llegada ayer al puerto de Las Palmas del pesquero Coral I, apresado en aguas del Atlántico la víspera de Reyes con los 1.500 kilos de cocaína que iba a descargar en Galicia la red del cambadés Rafael Bugallo, alisa "Felo" y "O Mulo", y el arresto de sus 9 tripulantes -que se suman a otros 10 en tierra que ya están en prisión provisional- se cierra la operación Visillo, la más importante de los dos últimos años por la cantidad de droga intervenida, la desarticulación de dos importantes organizaciones -una gallega y otra colombiana-, y las infraestructuras de que disponían, según resaltó el jefe de la Unidad contra la Droga y el Crimen Organizado de la Policía Nacional, Eloy Quirós. Y es que entre las importantes "piezas" cobradas se encuentra el escurridizo narco gallego, el considerado representante en España del cártel colombiano de Los Urabeños que cayó en Madrid y que se encontraba en búsqueda y , y un supuesto controlador de la misma organización que viajaba en el barco.

Hacía un año que las unidades de élite policial antidroga seguían los pasos al histórico narco cambadés. Sabían que preparaba importantes alijos de cocaína y descubrieron que tenía hilo directo con la peligrosa organización paramilitar colombiana Los Urabeños. De hecho, éstos montaron en Vilagarcía una 'oficina' para fletar miles de kilos de cocaína que introducirían en España con "O Mulo".

El 6 de enero, con el Coral I apresado en una operación conjunta con el Servicio de Vigilancia Aduanera, cuyo patrullero Petrel trasladó a los GEO que apresaron el pesquero, caía en su mansión de Cambados "O Mulo". El escurridizo narco, experto en fugas y un veterano superviviente que en dos ocasiones evitó ser asesinado, llegó a casa sin saber el regalo de Reyes que le esperaba. El exterior del chalé estaba "tomado" por los grupos operativos especiales de la Policía Nacional, los GOES, que cubrieron cualquier salida y, de madrugada, asaltaron la mansión.

Sin embargo dentro no había ni rastro de "Felo". "No está", aseguraba su mujer. Pero los agentes sabían que no había podido escapar y comenzaron un minucioso registro. En el dormitorio oyeron su agitada respiración, probablemente a causa de la tensión. Le llamaban pero "O Mulo" no salía. Hasta que localizaron un pequeño zulo en el armario, justo detrás del zapatero. "Felo" se había encerrado por dentro y se negaba a salir. Tuvieron que tirar la pared de madera, pero tras ella apresaron a Bugallo.