José Ramón Blanco Vila, el fontanero de 26 años acusado de descuartizar a dos hombres en su casa de la localidad coruñesa de Aranga el 9 de noviembre de 2008, esperó a la última sesión del juicio para contar al tribunal su versión sobre los hechos. El acusado, una vez terminada la vista, utilizó su derecho a decir la última palabra: "ni asesino ni homicida ni descuartizador. Todas las pruebas que hay contra mí son por la ocultación de los cuerpos. Yo no he disparado a nadie, ni a Javier ni a Mon", destacó el procesado, conocido como Koke, al tiempo que acusó a Alberto, otro de los imputados, de haber cometido el doble crimen. "Si Alberto no les hubiera disparado, estarían ellos –refiriéndose a los dos fallecidos– en el banquillo", subrayó.

El presunto autor material de los hechos sostiene que él solo ayudó a desmembrar y descuartizar los cadáveres de Javier Toledo y José Ramón Luces, un narcotraficante y un toxicómano que fueron asesinados cuando acudieron a su casa de Aranga, para reclamarle una deuda relacionada con el tráfico de drogas.

El Ministerio Público solicita para Koke 52 años y diez meses de cárcel –25 por cada uno de los asesinatos, diez meses por los descuartizamientos y dos años por tener un arma sin licencia– o, alternativamente, a 42 años y diez meses.

La Fiscalía concluyó que su mujer y cinco amigos lo ayudaron a descuartizar los cadáveres, a introducir los trozos en bolsas y a arrojarlas a un pozo. Así, solicitó penas de 3 años y diez meses para sus cinco amigos, a los que acusa de encubrimiento y de profanación de cadáveres. Para dos de ellos reclama dos años más de cárcel porque también les imputa tenencia ilícita de armas. La mujer del acusado de asesinato solo se enfrenta a una petición de diez meses de prisión por desmembrar los cadáveres, ya que la ley le permite encubrir a su marido.