Un joven de Vigo, premiado por su activismo por la educación inclusiva

Martín Zabaleta y sus compañeros de “Estudiantes por la inclusión” acaban de regresar de Nueva York, donde fueron galardonados en la sede de las Naciones Unidas

Martín Zabaleta (4º dcha.), en la sede de la ONU en Nueva York, junto a sus compañeros de “Estudiantes por la inclusión”.

Martín Zabaleta (4º dcha.), en la sede de la ONU en Nueva York, junto a sus compañeros de “Estudiantes por la inclusión”. / QUERERLAESCREARLA

M. González

M. González

Martín Zabaleta es uno de los cuatro estudiantes de Secundaria gallegos pertenecientes al proyecto “Estudiantes por la inclusión” que acaban de regresar de Nueva York, donde recibieron un premio en la sede de las Naciones Unidas por su activismo en favor de la educación inclusiva, por su apuesta por una escuela que sepa acoger a todos los niños y niñas. Antón Fontao, de Sada, y los hermanos Leo y Jorge Osa, de Oleiros, completaban la expedición gallega.

Trabajar por una escuela en la que quepan todos, más allá de su clase social, nacionalidad, etnia, capacidades, orientación sexual o identidad de género es el objetivo de “Estudiantes por la inclusión”, que ha ganado el Premio Mundial del Síndrome de Down. Durante su estancia en la sede de la ONU una pequeña parte del grupo mantuvo una entrevista con el alto representante de Naciones Unidas en la Alianza de Civilizaciones, Miguel Ángel Moratinos, que les señaló nuevas vías y encuentros por donde seguir dando recorrido a su proyecto.

Ya el pasado año habían obtenido otro premio que los llevó a Chicago, al mayor congreso de investigación educativa del mundo organizado por la American Educational Research Association (AERA), aunque en esa ocasión el joven vigués no había podido asistir.

El joven vigués Martín Zabaleta, en primer término, durante la sesión en la ONU.

El joven vigués Martín Zabaleta, en primer término, durante la sesión en la ONU. / QuererlaesCrearla

Uno de los impulsores de este proyecto –junto a Luz Mojtar Mendieta y María Teresa Rascón Gómez–, Ignacio Calderón, profesor del Departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Málaga, explica en una entrevista con Efe que esta la iniciativa forma parte del proyecto “Narrativas emergentes para la construcción de escuelas inclusivas”, que se inició en 2018. Estudiantes, profesionales, familias e investigadores se reunieron para analizar la inclusión en la escuela y más tarde, en 2020, en pleno confinamiento, nació el proyecto premiado ahora (creemoseducacioninclusiva.com), con un grupo de estudiantes que tenían por objetivo elaborar una guía dirigida a alumnos de Secundaria. “Durante la pandemia estos chicos y chicas empezaron a tener conversaciones online para tratar de temas de la educación, de circunstancias de exclusión, de injusticias, de posibles mejoras...”, explica Paula Verde, madre de Martín Zabaleta. Esa conversaciones dieron como fruto esta guía de estudiantes que fue publicada por el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF), titulada “Cómo hacer inclusiva tu escuela”.

Información sobre la Guía ‘Cómo hacer inclusiva tu escuela’.

Información sobre la Guía ‘Cómo hacer inclusiva tu escuela’. / https://creemoseducacioninclusiva.com/

También han realizado un documental, “Educación inclusiva. Quererla es crearla”, que se estrenó en el Museo Reina Sofía de Madrid y que ya se ha estrenado en diez países y han organizado y participado en workshops celebrados en ciudades como Málaga, Madrid o Menorca.

“Lo que a Martín le llena del proyecto es pensar que el día de mañana va a quedar un panorama educativo y un futuro más próspero para su hermano (con un diagnóstico de TEA)”, explica Paula Verde: “Todo lo que él hace merece la pena si el día de mañana su hermano llega a tener las mismas oportunidades que él”.

La participación en el proyecto ha creado también un nexo de amistad entre los alumnos participantes porque “se encontraban apoyados y escuchados”. “Martín siempre destaca una cosa que me parece muy importante y es que a una persona que no tenga lenguaje oral hay querer escucharla, porque cuando uno quiere entenderse se acaba entendiendo, hay que partir de la idea de querer”. Paula Verde añade que “el alumnado tiene mucho que aportar y muchas veces no se crean espacios para estas reflexiones y, una vez que se plantean, salen ideas que no nos imaginamos”.

El grupo de alumnos de "Estudiantes por la inclusión", en la sede de la ONU en Nueva York.

El grupo de alumnos de "Estudiantes por la inclusión", en la sede de la ONU en Nueva York. / Paula Verde