Entrevista

Carla Antonelli: "Hay medios que aún quieren mantener bajo sospecha y criminalizar al colectivo trans"

Presenta el libro ‘La mujer volcán’ coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Visibilidad Trans

La activista y exdiputada canaria Carla Antonelli.

La activista y exdiputada canaria Carla Antonelli. / EFE

Jorge Dávila

De la presidenta de la Comunidad de Madrid, órgano de gobierno al que perteneció Carla Antonelli durante su etapa en el PSOE, adelanta que "es una especie de metamorfosis, la pérdida de los principios", señala sobre un alto cargo del PP con la que ha tratado desde hace más de una década: "La conocí en 2012, pero aquella persona no tenía nada que ver con la Ayuso que conocemos ahora. Era otra cosa. Esta mujer es la demostración viviente de cómo se pueden llegar a degradar los principios de una persona con tal de acumular poder. Eso es algo que en política se estila bastante, pero ella lo lleva hasta las últimas consecuencias".

Del actual presidente del Gobierno de España, con el que ha tenido que compartir alguna que otra experiencia política, la senadora de Más Madrid habla en un tono positivo: "Es un político que me inspira mucho respeto y que admiro por su capacidad para escapar de todas las situaciones adversas que ha tenido que salvar... Un superviviente al que conocí mucho antes de que fuera concejal en el Ayuntamiento de Madrid. En el libro hay una especie de tercer grado en el que ya deja claro las cosas que le gustan y no". Del socialista, insiste, se queda con su "capacidad para remontar el vuelo en los instantes en lo que todo parece estar perdido".

La visión global que tiene Carla Antonelli del político y activista LGTB tinerfeño fallecido en 2015 es contundente. "Era como mi hermana mayor, pero eso es algo que no decía yo sino que él reconocía. Le llevaba un año y diez meses, aunque me tenía engañada porque insistía una y otra vez que eran dos años. Me tuvo así hasta el día de su muerte cuando me enteré que él tenía 54 años y yo 55. A pesar de todas nuestras declaraciones de amor y riñas, yo no entendería una parte relevante de mi existencia sin su presencia. Pedro ha estado y sigue en mi vida: mi ordenador está lleno de fotos juntos".

La actual presidenta del Consejo de Estado no aparece en la lista de amistades de la güimarera. "¡Vaya, buena pregunta!... La nombro en alguna parte del libro, pero tampoco me quiero recrear con ella", apunta sobre una socialista que durante los mandatos de Pedro Sánchez llegó a ser vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Presidencia y ministra de Cultura. "De ella sólo voy a decir que fue un calvario, pero todo pasa y por fortuna ya no está en el poder legislativo de este país y, por lo tanto, su incidencia es nula". Mostró su rechazo a la Ley Trans impulsada por la ministra Irene Montero.

Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Visibilidad Trans las páginas de ‘La mujer volcán’ son un buen punto de partida, ¿no?

Bueno, es una de las últimas cosas que he hecho... Ya hay mucha gente que se lo ha acabado de leer y la mayoría de los comentarios son coincidentes. Incluso antes de que el libro estuviera en la calle recibí un montón de felicitaciones por la valentía de atreverme con un relato de este perfil. Vogue, por ejemplo, publicó hace unos días que no me había dejado nada en el tintero. "Y lo cuenta todo", argumentó otro periodista canario que lo leyó.

¿No se ha dejado nada en el tintero?

A ver, a ver, a ver... Nadie en esta vida cuenta absolutamente todo, o sea, quien piense que en estas memorias desvelo todos mis secretos se equivoca, pero hay muchísimas cosas que no había contado antes; asuntos que no verbalizado y, por lo tanto, debían estar en este libro. Si te dan la oportunidad de escribir unas memorias no te puedes quedar en las capas superficiales. Esas ya se conocen, ¿no?

¿Qué hay en esas capas interiores?

Otras cuestiones mucho más íntimas e intensas que forman parte de mi vida. Los días que pasé arrinconada en aquel parque, los instantes en los que caí y no tenía otra alternativa que volver a ponerme en pie, los peligros de la noche que se desatan en el mundo de la droga y de la prostitución, los desarraigos familiares, los días locos de la Movida Madrileña y, por supuesto, cuestiones políticas que toco en la parte final que tenían que estar sí o sí en estas memorias. Ahí le pongo nombres y apellidos a las personas y dejó un lado al partido.

¿Por qué deja al margen al partido?

Porque las personas pasan, pero el partido se queda. Era lo más justo. Del PSOE guardo grandes amistades y buenos recuerdos.

¿Suena a un indulto?

No lo es... En el PSOE viví fechas intensas, llenas de felicidad, y conservo muchos amigos y conocidos, pero cuando se produjo la catarsis, en octubre de 2022, cayeron de golpe un montón de jornadas de lucha en defensa del colectivo trans. Carmen Calvo fue la única responsable de una revuelta interna que terminó eclosionando aquella primavera con una nueva parada. Ahí fue cuando dije en mi nombre no.

Eso sí lo cuenta en sus memorias.

Cuento cómo me sentí y viví una situación que era injusta.

¿Se fue dolida del PSOE?

Muchos creen que mi fractura se produjo en octubre de 2022, pero en realidad pasó el 9 junio de 2020. ¡Fíjese si lo tenía claro! Ésa fue la noche en la que Carmen Calvo tiró de un argumentario que acabó por reventar un montón de ilusiones... Yo estuve saturando y somatizando esa herida durante dos años, pero al final siempre prevalecía el interés general y la lucha de muchas personas para que saliera adelante la Ley Integral Trans. Fue una decisión largamente pensada y que debía de tomar en el caso de que llegara el momento que se dio. Sentí que tenía que irme porque ya había hecho todo lo posible y necesitaba estar aliviada conmigo misma. Todo el dolor inicial se convirtió en un descanso final...

¿Hay muchas personas señaladas en este libro?

No, no tantas [pausa]. Menos de las que la gente piensa... Hay algunos nombres y apellidos, pero que nadie piense que he escrito este libro como una especie de ajuste de cuentas... Muchas de las personas que aparecen en La mujer volcán (Plaza y Janés) salen bien paradas.

¿Quién?

Ángel Víctor Torres... Él tiene un peso muy específico en estas páginas por la valentía que demostró a la hora de sacar adelante la Ley Integral Trans en Canarias, concretamente, en un instante en el que había órdenes dictadas desde Madrid para que no saliera. No voy a hacer un spoiler de La mujer volcán, pero él fue un elemento clave para comprender por qué no tomo una decisión después de recibir una oferta política.

Si no es un ajuste de cuentas, ¿por qué ahora?

Aquí no hay ningún tipo de vendeta. Es más, hay un sinfín de situaciones en las que cuento cosas que tienen más ingredientes positivos que negativos. Las historias no son cómo comienzan, son cómo terminan... Y el mejor ejemplo que puedo poner me pasó con mi propia madre.

¿En qué sentido?

Pues que pasamos de un no entendimiento inicial a lo que yo sentía a un entendimiento final, un cariño y un respeto que posibilita un instante álgido, con ella ya postrada en la cama, en el instante que me llama por mi nombre. Eso está contado. También mi primera relación sexual y aquella polémica representación de Jesucristo Superstar en Güímar que supuso mi salida oficial del armario...

¿Le falta profundizar en por qué ahora?

Es una buena pregunta... A unos meses de cumplir los 65 no es una mala fecha. Más que nada porque se me escapa el tiempo, y nunca mejor dicho, como cosa buena. Hace un mes estuve con un pie en el otro barrio, pero aquello no fue algo intencionado. No formaba parte de la puesta en escena de lo que iba a venir con La mujer volcán.

¿Tan mal lo vio?

Estuve en la UCI... Ahora me lo tomo a cachondeo, pero vi cerca mi velatorio en el Senado al ritmo de Dancing Queen [a finales de febrero fue ingresada en un hospital madrileño afectada por una dolencia respiratoria grave]... Aquello no fue ninguna broma.

¿Lo tenía todo programado?

Yo soy una persona muy imaginativa, pero no lo suficientemente retorcida como para organizar algo tan maquiavélico con el objetivo de promocionar mi libro. No, morir aún no entraba en mis planes.

De regreso a su niñez en Güímar hay una pregunta de las llamadas puñeteras; ¿usted se fue o huyó de Canarias?

Indudablemente, yo hui... Tuve que salir y desaparecer de un entorno hostil y sin futuro. Tomé esa decisión porque sabía que no tenía un porvenir a la hora de disfrutar la vida que yo quería vivir. Eso era impensable en la sociedad de la época. Parafraseando un relato bíblico: el Señor me lo dio todo, y el Señor me lo quitó...

...pero más tarde le han puesto hasta una calle en su municipio.

Eso es algo que nunca soñé. Güímar es parte de mi vida, es el sitio en el que nací y al que vuelvo para ser feliz. Mi vida necesitaba mucho esa reconciliación con la parte que corresponde porque hay otra que obviamente se cerró para siempre. Sentir que vuelvo a casa, poder hablar con mi madre o sentarme en la plaza de San Pedro a tomarme algo sin ser juzgada fue una gran liberación. Aquí no hay ni vendeta ni rencor, hay mucha incomprensión durante muchos años... Con mi salida del PSOE pude defraudar a algunas personas, pero mi prioridad en la vida siempre fue no defraudarme a mí misma... Nadie puede decirme aún que he hecho algo contrario a lo que defendía anteriormente.

¿Cuándo se fue de Güímar?

En el 77, en enero de 1977.

Con los recuerdos de Franco, y algo más, aún ‘calientes’.

Y tanto que estaban calientes... Tan calientes que la Ley de Peligrosidad Social no se derogó hasta 1979 y, mucho más tarde, la de escándalo público, en el año 88.

¿En aquel Madrid dominaban los tonos grises sobre otros colores?

Antes de irme a Madrid me marché un año a Gran Canaria. Ése fue el bautizo previo a asentarme en la capital en el año 1979.

Justo a las puertas de la Movida Madrileña que alentó el alcalde Tierno Galván.

Las memorias están llenas de lugares en los que viví la Movida Madrileña e incluso alguno en los que trabajé. De hecho, la noche del golpe de Estado (23F) me pilló en tacones y pestañas postizas... Otra persona en mis mismas circunstancias habría tapiado la puerta de su casa con tablas y clavos.

¿Esa noche pensó que volvíamos a los años oscuros, que había un alto riesgo de retroceder en el tiempo?

Si lo tuviera que volver a repetir hoy le diría que sí, pero aquella noche no lo sentí así... Intentar pensar con el cerebro de 2024 lo ocurrido en 1977 o 1981 es imposible. Entonces yo era una adolescente que había aprendido a vivir con un pie en un lado y el otro en la orilla de enfrente del río... Vivía haciendo equilibrios entre la peligrosidad social, lo que llamaban escándalo público y la permisibilidad condescendiente de un policía que te perdonaba la existencia con el dolor interno que suponía tener que darle las gracias porque volvías a casa sin una cachetada... Lo que pasó el 23F fue una olla a presión de todo lo que estábamos viviendo: la Operación Galaxia, la matanza de Atocha, los atentados de ETA, etc. Ahora sabemos más cosas de cómo y quiénes cocinaron todo aquello, pero entonces esas situaciones estaban casi normalizadas porque formaban parte del pan nuestro de cada día. ¡Siempre había algún lío!

¿Pero las posibilidades de que acabara bien para los golpistas eran casi reales?

Aquel día sufrí una cosa que sufrió medio país, una especie de dislocación de cómo sucedió todo. La mitad de los españoles cree que vio en directo por televisión los tiros al aire de Tejero. Eso no sucedió así. Yo también lo creí durante algunos años, pero resulta que ésa no fue la noche de la televisión, fue la noche de las emisoras de radio. Esas imágenes sólo se pudieron ver al día siguiente porque no se estaba transmitiendo en directo. En televisión pusieron marchas militares hasta que habló el Rey y, más tarde, hasta una película de piratas en color.

¿Por qué lo de ‘mujer volcán’?

Es una analogía que no podía desaprovechar teniendo a mi espalda del lugar en el que nací. El libro serpentea con el magma, los basaltos, los lagartos y el malpaís... En el día a día soy una mujer muy tranquila que trata de llegar a situaciones de consenso, pero luego me ven en algunas intervenciones y creen que soy una rueda de fuego. A mí no me encienden tan fácil, pero cuando lo hacen soy un volcán [ja, ja, ja ]. Eso viene de serie.

Habla de abandono, de periodos de falta de libertad, de una odisea personal... ¿De excesos?

También, hay momentos de excesos... En la vida todos tenemos algún que otro capítulo en los que hemos superado algún límite. Hablo de sexo, de violencia machista, de tener un cuchillo en el cuello y rogar a una pareja por tu vida. Yo no sé lo que contarán otros en sus memorias, pero si te metes te metes. Y yo me he metido.

¿Cómo llegamos a este 31 de marzo?

Pues llegamos que no es poco... Llegamos al Día Internacional de la Visibilidad Trans con algunos medios aún creando una imagen distorsionada y estigmatizando a un colectivo que hace unos años tuvo que vivir su noche de los cristales rotos. Cuando pase el tiempo tendremos una visión más realista de lo abusivo, lo pendenciero y lo inmoral del comportamiento de algunas personas hacia un grupo que históricamente lo hemos tenido jodido. Sinceramente, es bastante difícil llegar a entender qué hay en las cabezas de algunos cargos de medios de comunicación para mantener bajo sospecha y criminalizar a este colectivo... No sé qué le llevó a un editor a pensar que podíamos sentarnos en una televisión a debatir con un gran cartel de fondo en el que se podía leer sin problemas "Transexuales bajo sospecha". ¿Se imagina alguien en este país otro debate con un letrero en el que se leyera "Gitanos bajo sospecha"? Esto es impensable. El problema es que le han dado tantas vueltas a la rosca en los últimos años que han acabado por cotidianizar unas conductas malvadas.

¿Usted cree que esa criminalización es consciente?

Absolutamente consciente. Si el mensaje que envías a la sociedad de manera constante es negativo y peyorativo hacia un colectivo estás manipulando a la opinión pública. Vamos a ver, que tampoco es necesario ser demasiado listo/a para acordarnos de situaciones que se dieron en el pasado. Antes de que hubiera un genocidio judío, de gitanos, de homosexuales o incluso político, primero aparecieron libros como Mi lucha (Adolf Hitler) que se encargaron de disfrazar la realidad y criminalizaron a un conjunto de seres humanos. Sin tener que irnos a un borde tan peligroso estamos viendo que el machismo, la misoginia y el patriarcado buscan condicionar a la ciudadanía.

¿Parte del problema del que habla está vinculado con una ley a la que le siguen faltando cosas?

Lo que le falta es ejecutarla completamente y protocolizarla. Sobre todo, porque tenían por delante un año para meterle mano y no lo han hecho. Los culpables de que se busque tirar abajo la ley son las personas que han marcado supuestos e inimaginables caminos para torpedear una normativa que lo único que ha hecho es intentar arreglar la vida a unas personas que ya lo hemos pasado bastante fastidiado en el pasado. ¡Solo pedimos igualdad!

¿Qué le diría Pedro Zerolo de esta aventura literaria?

La leería, la pensaría y, seguramente, le gustaría. Es posible que se arrugaría por contar algunas cosas, pero lo importante en la historia de Pedro Zerolo no es cómo medio anda sino cómo termina. A sus hermanas, que han leído el libro, se lo he dicho y no me han dejado de hablar. Insisto, la intención de este libro no era sacar la espada y empezar a cortar cabezas. El objetivo no es otro que contar mis experiencias de vida y los sentimientos que he ido acumulando durante un montón de años de lucha.

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