El daño del coronavirus después de su "muerte": puede reensamblarse y causar inflamación

Fragmentos resultantes de la eliminación del SARS-CoV-2 forman péptidos que sobreestimulan el sistema inmune

Este "efecto zombi" podría explicar el COVID persistente

Tubos para la detección del COVID por test PCR. Los restos tras la eliminación del virus no son detectables por PCR.

Tubos para la detección del COVID por test PCR. Los restos tras la eliminación del virus no son detectables por PCR. / Jorge Peteiro

Rafa López

Rafa López

El SARS-CoV-2 sigue revelando sus secretos, y este podría tener implicaciones para el COVID grave y persistente: tras la eliminación del coronavirus, restos de este patógeno pueden reensamblarse para formar péptidos y agregados que sobreestimulan el sistema inmune causando inflamación, coágulos y una reacción inmunitaria exacerbada, la ya célebre “tormenta de citoquinas”. Este es el hallazgo de un estudio internacional y multidisciplinar liderado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y publicado en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences” (“PNAS”).

La investigación (Viral afterlife: SARS-CoV-2 as a reservoir of immunomimetic peptides that reassemble into proinflammatory supramolecular complexes), liderada por el científico de UCLA Gerard Wong, podría ser clave para evaluar si un cierto coronavirus puede causar pandemias con inflamación severa o simplemente catarros comunes. Hasta ahora no había ningún criterio que lo predijese.

Utilizando un sistema de inteligencia artificial que ellos mismos desarrollaron, los autores del estudio escanearon la serie completa de proteínas producidas por el SARS-CoV-2 y luego realizaron una serie de experimentos de validación. Descubrieron que ciertos fragmentos de proteínas virales, generados después de que el virus SARS-CoV-2 se descompusiese en pedazos, pueden imitar los péptidos inmunes, componentes clave que tiene el organismo para amplificar las señales inmunes. Sus descubrimientos sugieren que algunas de las consecuencias más graves del COVID pueden deberse a que estos fragmentos sobreestimulan el sistema inmunológico, provocando así una inflamación exacerbada, en forma de tormentas de citoquinas y coagulación sanguínea letal.

Los péptidos son cadenas de aminoácidos como las proteínas, solo que más cortas. Estos péptidos inmunes pueden ensamblarse espontáneamente para formar nuevas estructuras con ARN, que a su vez inician una reacción en cadena que provoca una respuesta inmune.

“Vimos que las diversas formas de restos del virus destruido pueden volver a ensamblarse en estos complejos ‘zombis’ biológicamente activos”, explicó Wong en un artículo para el departamento de prensa de la UCLA. Para explicar de forma sencilla este complejo efecto molecular, que no se ha detectado en los coronavirus humanos que causan resfriados comunes, diversos científicos han utilizado la metáfora de los zombis y también la del Terminator T-1000, el robot que era capaz de reensamblarse por sí mismo aunque fuese destruido y reducido a un metal fundido. La diferencia con ese Terminator es que el virus no se reconstruye completamente, pero las estructuras resultantes son detectadas por nuestro sistema inmune como si fuesen un patógeno completo.

El artículo señala que los restos virales se reensamblan en la catelicidina humana, un péptido de 37 aminoácidos involucrado en enfermedades autoinmuns como el lupus, la psoriasis o la artritis reumatoide. En otras palabras: la sobreestimulación termina generando autoinmunidad.

Otras consecuencias podrían ser que el sistema inmunitario sobreestimulado reciba demasiadas “falsas alarmas” y no responda bien a las verdaderas amenazas, o que la sobreestimulación deje exhausto el sistema inmune.

La cascada inflamatoria generada por estos agregados podría explicar por qué algunas personas aparentemente sanas sufren COVID grave con tormenta de citoquinas, y por qué otras sufren COVID persistente.