IN MEMORIAM

A propósito de Hemato

El director de cine Nacho Vigalondo homenajea con este escrito al fallecido Miguel López, 'El Hematocrítico', amigo personal y colaborador profesional

"Desde el mismo momento en que se inventa un nick y se pone a Patricio de avatar se entrega al cien por cien a sus dos grandes pasiones, la comedia y la curiosidad por el otro"

Miguel López, 'El Hematocrítico'.

Miguel López, 'El Hematocrítico'.

Nacho Vigalondo, cineasta

La generación de Hemato, la nuestra, tiene la exclusividad de conocer por igual a un mundo con y sin Internet. Pasar de una adolescencia con un número de teléfono y una dirección de correos a una vida adulta con nickname y avatar.

Cada vez sois más los que no conocísteis ese primer mundo. Imaginad cómo se gestionaban entonces las ganas de proyectarte, de demostrar que existes, de explicar qué piensas y qué puedes hacer. No digamos al mundo, sino a la persona que tienes delante.

Y, tras toda una juventud de corto alcance, boom, Internet. Chats, foros, blogs. La muerte de la distancia. La muerte de la timidez. De repente se nos abre la posibilidad de existir a otra escala, de construir una nueva personalidad.

Una nueva generación de promesas pero también de catástrofes, claro. Porque a la pulsión de comunicarse se unen la necesidad de imponerse, las ánsias de competicion, las ganas de follar, la tentación del sadismo anónimo, la ilusión de impunidad.

La historia de Miguel es de un profesor de primaria gallego que con treinta y pico años se topa con Internet. Le imagino con las mismas debilidades y maldades de todo hijo de vecino. Pero desde el mismo momento en que se inventa un nick y se pone a Patricio de avatar se entrega al cien por cien a sus dos grandes pasiones, la comedia y la curiosidad por el otro. Lo primero no necesita aclaración.

Lo segundo explica cómo se comportó con sus alumnos, con sus amigos y con sus ídolos. Hemato nos conquistó a tantos, a tantísimos, desde la honesta curiosidad por nuestro trabajo y nuestros dilemas, da igual que fueras Berto Romero o un chaval de 20 años compartiendo listas de spotify. Ok, imagina que un día piensas "quiero conocer a toda la gente interesante que está viva mientras yo viva" y LO HACES.

“Hemato nos conquistó a tantos, a tantísimos, desde la honesta curiosidad por nuestro trabajo y nuestros dilemas, da igual que fueras Berto Romero o un chaval de 20 años compartiendo listas de spotify”

Nacho Vigalondo

decoration

Sin ser un profesional de los saraos, sin tirar de apellidos, ni aventurillas empresariales. Qué demonios, sin vivir en Madrid ni Barcelona. Imagina que abres Internet, piensas "qué es lo mejor que puede hacer por mí" y llegas a la conclusión de que, a cambio, sólo tienes que ofrecer la mejor versión de tí mismo. Y en diez años tu vida se ha transformado por completo. Y te dedicas exclusivamente a lo que amas . Sin pisar ni una cabeza. Dejando tras de ti el rastro de amor y admiración que está estallando estos días.

Somos muchos los que deseamos que la historia de El Hematocrítico permanezca como un modelo, una aspiración, un sueño de lo que puede ser Internet y lo que podemos ser aquí dentro.

He leído muchos comentarios frecuentes cada vez que alguien muere joven, en un parpadeo. Todos nos enfrentamos de golpe a nuestra propia mortalidad, recordamos que cada día que vivimos puede ser el último. Y nos aconsejamos exprimir la vida segundo a segundo, celebrar lo que somos, y a nuestros seres queridos. Vivir el presente como el regalo definitivo que, en definitiva, es. De todas las personas que he conocido Miguel era precisamente el único ejemplo viviente absoluto de esa filosofía.

A partir de este dato podemos pensar que su muerte ha sido especialmente cruel. También podemos pensar lo contrario, que al irse ha redondeado la lección. Que si vives como Hemato no necesitas 70 años para dejar atrás una obra, una huella, una cicatriz triunfal en la memoria.

Eso son los deberes que nos dejas, profe. Tenemos de plazo el resto de nuestras vidas. Que desde el pasado lunes nos parece tiempo de sobra.