Entrevista | Mabel Lozano Directora de cine y activista social

Mabel Lozano: “La prostitución no es una cuestión de sexo, sino de poder”

“No seremos una sociedad igualitaria mientras haya mujeres abocadas a prostituirse”, sostiene la directora de cine social

Mabel Lozano.

Mabel Lozano. / José Luis Roca

Mabel Lozano (Toledo, 1967) lleva años denunciando los estragos que ocasiona la prostitución, al abrigo de la cual prospera la explotación de personas, la inmensa mayoría mujeres. Asegura que ya creía que lo había visto todo hasta que conoció a Ava, una joven con discapacidad intelectual explotada sexualmente. El documental que narra su historia y que se estrenó ayer en la Academia de Cine, en Madrid, ha estado en más de treinta festivales desde su estreno hace seis meses, suma ya ocho premios y está preseleccionado a los Goya 2024.

Además de “Ava”, la directora y productora presentará el próximo 2 de octubre la campaña “Ponte en su piel”, producida por la Fundación Márgenes y Vículos, con la que pretende “activar las hormonas espejo en los jóvenes” y que se pongan en la piel de las chicas víctimas de agresión sexual. El primer anuncio de esta campaña, "Trata sexual", está basado en hechos ocurridos en 2020, en una localidad de la sierra de Cádiz, donde varios jóvenes fueron obligados a prostituirse. “Mi trabajo va dirigido a ellos, a los más jóvenes, para crearles un pensamiento crítico”, afirma la cineasta y activista en defensa de los derechos de las mujeres, ganadora de un Goya en 2021 por "Biografía del cadáver de una mujer".

–¿Cómo acaba una joven con discapacidad intelectual explotada sexualmente?

–La prostitución no es una cuestión de sexo, sino de poder: te he comprado, te voy a hacer lo que a mí me dé la gana. Y el poder con una mujer con una discapacidad intelectual se ejerce el doble porque va a ser absolutamente sumisa. A las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado le resulta difícil la detección de estas mujeres porque no presentan los indicadores normales de trata de personas: entran y salen de las casas, tienen pequeñas cantidades de dinero... Pero claro, el proxeneta está segurísimo que no se van a escapar porque a dónde van a ir. Y con la campaña “Ponte en su piel” pretendo precisamente eso: activar las hormonas espejo de los chicos haciendo que se pongan en la piel de estas chicas.

–Los chavales se inician cada vez antes en la pornografía. ¿Qué está pasando?

–Los jóvenes están consumiendo pornografía. De una manera casual, pero, efectivamente, a partir de los 9-11 años están llegando a la pornografía. La pornografía “mainstream” es brutal, es agresiva, adictiva y se reproduce y se ritualiza en la calle: más de 200 manadas han sido judicializadas en nuestro país desde 2010. ¿Por qué un chaval de 10, de 12, de 14 años quiere salir a violar a una chica? ¿Dónde lo ha visto? ¿Dónde lo ha aprendido? O como en el caso de las niñas de Almendralejo, que no sólo hacen montajes de fotos de niñas desnudas sino que, al más puro estilo de la pornografía, las comparten. Estamos viendo que la pornografía es un incentivador de la prostitución. Y la prostitución es un supermercado de cuerpos: mujeres altas, bajas, con más pecho, con menos pecho. Y la realidad no es así.

–¿En qué estamos fallando?

–Todo tiene que ver con la falta de educación sexual, que hace que nuestros hijos e hijas se estén educando en la sexualidad a través de la pornografía. Yo tengo 55 años y mí, obviamente, nadie me habló de sexo ni de cuándo me iba a venir la regla. Pero yo, que doy cientos de conferencias en institutos de secundaria, pregunto a los chavales y veo que a ellos tampoco nadie les habla de sexualidad. Entonces, ¿qué ocupa el espacio de la sexualidad? La pornografía, que hoy está a golpe de clic 24 horas del día, 7 días a la semana.

"La falta de educación sexual hace que nuestros hijos e hijas se estén educando en la sexualidad a través de la pornografía"

–¿Qué podemos hacer?

–Uno, educar: educación afectiva o sexual. Y dos, pedir legislación, porque un menor no puede acceder a determinados contenidos, pero no por un tema de moralidad o de valores. No. No puede porque le hace daño de verdad en la construcción como persona, como ser humano, va a tener relaciones sexuales nefastas, problemas con las mujeres porque la prostitución es misógina. Además, es adictiva cien por cien. Ese chaval va a empezar consumiendo tres minutos y, en muchos casos, le va a consumir la vida. O como a los niños de Almendralejo y de las mandas, algunos de los cuales van a acabar en la cárcel.

Un fotograma del documental

Un fotograma del documental / FDV

–La famosa sentencia de la Manada llenó las calles de protestas. Sin embargo, unos años después pasistimos a un aumento de las violaciones grupales, muchas de éstas, cometidas por menores. ¿Qué fue de toda esa movilización social?

–La revolución que hubo, que fue bastante fuerte, fue, sin embargo, una cosa muy puntual y no fue con los chavales. El movimiento feminista fue el que salió a decir no, no, esto es un delito, es una violación. ¿Dónde vio ese magistrado el jolgorio? Pero no fueron los chavales. A los institutos no llegó ese mensaje y, al final, lo más importante es llegar a ellos, que son los presentes y los futuros consumidores. Ellos son nativos digitales y son pornodigitales. Han nacido en esta época. Esto no lo podemos cambiar. Pero sí podemos educarlos en el pensamiento crítico. Eso es lo que pretendo con la campaña "Ponte en su piel", en la hemos hecho tres ejemplos: un chaval víctima de trata explotado en la prostitución; otro chaval captado para mandar vídeos sexis, lo que está pasando con OnlyFans, que, además, una vez que pones un vídeo en línea no lo recuperas; y, por último, un chico que es fuera víctima de una manada. Una manada de mujeres, claro. Tú no puedes hacer que la gente se sensibilice sin primero informarla de que esto está ocurriendo, de que es una realidad. ¿Y qué te pasaría si fueras tú? 

"Un menor no puede acceder a contenido pornográfico y no por moral, sino porque le hace realmente daño"

–¿La prostitución es la asignatura pendiente de la igualdad de género?

–Absolutamente. Y de nuevo, no por un tema de moralidad, sino de derechos humanos. La prostituta mayoritaria en España, ¿quién es?: una mujer migrante, sin papeles, pobre y con hijos menores a su cargo. ¿Hubiera elegido estar con este hombre si hubiera podido decidir en su vida ser periodista o directora de cine o maestra? No. Por ello, no podremos ser una sociedad igualitaria mientras todavía haya mujeres que, por su precariedad, por su vulnerabilidad, se vean abocadas a la prostitución.

–Pues hay quienes argumentan que es una elección, que siempre hay otras alternativas.

–Sí, claro, sobre todo hombres, muchísimos. Vente una noche a la Colonia Marconi de Madrid: 15 horas sobre los tacones, con proxenetas al lado, viviendo en pisos hacinadas, con deudas… Ninguna mujer ha nacido para ser puta.

–¿Cómo llega hasta usted la historia de Ava?

–El inspector de policía con el que escribí “Pornoexplotación” me presentó a su madre. Ava cuenta su historia en primera persona a María. Es brutal. Esta niña es captada a través de Internet y a los 17 años es explotada por un proxeneta en un piso enfrente a la catedral de Palencia. En ese piso había otras chicas, mayoritariamente españolas, y otro menor. Además, en nuestro país no hay recursos para trata y discapacidad. Es terrible. En Ava” tratamos la prostitución de mujeres con discapacidad intelectual y también abordamos las enfermedades discapacitantes mentales que deja un sistema tan explotador como es la prostitución, tan deshumanizado y tan vinculado a las drogas. Después de “Biografía del cadáver de una mujer” pensé que ya había contado todo de todo, de todo sobre la trata, sobre el sistema prostitucional. Hasta que, que efectivamente, llega a mí la historia de Ava y me doy cuenta de que cuando yo le preguntaba al proxeneta: “¿Qué tipo de mujeres captáis? ¿Qué tipo de mujeres buscáis?” y me decía: “Bueno, preferiblemente estas que les falta una cocción, que les falta un hervor” se refería a mujeres con discapacidad intelectual no diagnosticada. Porque, ¿qué es una mujer con una discapacidad intelectual? No tiene signos externos de nada, pero, en cambio, es muchísimo más fácil de captar porque muchas niñas con discapacidad intelectual están socializando a través de las redes sociales porque las iguala al resto, y son mucho más dóciles de explotar. Son mujeres que no van a tener herramientas, que no van a tener recursos para salir, para huir, para denunciar a su proxeneta.

–Y no estamos hablando de un caso aislado...

–No. Después de que yo hiciera “Ava”, nos reunimos muchas veces con el CERMI Mujeres y ya empiezan a dar la voz de alerta de que esto no es que haya ocurrido ahora, es que esto ha ocurrido siempre. Siempre ha habido captación de mujeres con discapacidad intelectual. Lo que ocurre es que lo que no se cuenta no existe y no hay datos que hablen de esta aberración. Porque, claro, tú te preguntas, ¿por qué un hombre quiere comprar a una mujer o a una niña con discapacidad intelectual? ¿Es que estamos locos? Es decir, “Ava” pone frente al espejo a la sociedad. ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos en relaciones afectivos sexuales? Si buscas en internet, no darías crédito a las entradas que hay en pornografía para buscar mujeres con discapacidad y los comentarios que hacen. Hay un problema terrible porque todo esto sucede porque la demanda lo exige, porque se compran.

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