El delfín Manoliño ‘contraataca’ en la costa gallega y los expertos recomiendan salir del agua cuando se acerque

La Policía Local acudió a Boa tras ser alertada por su presencia entre bañistas

Los veraneantes explican que fue el delfín quien se les acercó

Los biólogos avisan de su peso y de que puede trasmitir enfermedades a los humanos

Manoliño ‘contraataca’ en Noia y los expertos recomiendan salir del agua cuando se acerque

Manoliño ‘contraataca’ en Noia y los expertos recomiendan salir del agua cuando se acerque

R. V.

Vuelve el verano y con él, el delfín Manoliño, que ha vuelto a hacer su aparición a pie de los arenales de la Ría de Muros e Noia. Pero en esta ocasión, tuvo que intervenir la Policía Local noiesa después de que fuera alertada por la presencia de bañistas interactuando con el cetáceo en la playa de Boa. “Fue el delfín el que se acercó a nosotros”, declaraban los presentes a este diario, un argumento que contestaba el biólogo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), Alfredo López: “Se ves que se achega, o que hai que facer é deixalo tranquilo e saír da auga”.

Así las cosas, la polémica en el arenal noiés de Boa llegaba el pasado domingo, por la tarde y coincidiendo con la procesión martítima de Portosín. Según los presentes, Manoliño apareción en la playa “seguramente asustado por los cohetes y el trasiego náutico” de la cita religiosa. En ese momento, “vimos una aleta y un señor que estaba con el animal acercándose hacia la orilla”, aportan. Y dicho y hecho, porque buena parte de los presentes que estaban disfrutando del sol y del mar (entre ellos chavales de 11 y 12 años, y alguno incluso menor) pudieron constatar que el mamífero marino se les acercaba, “creando una gran expectativa porque hay que dejar bien claro que fue el delfín el que buscaba a la gente”, han querido insistir.

Pero la jarana montada a pocos metros de la orilla no pasó desapercibida para otra usuaria de la playa, que tras recriminar la actitud a los bañistas, decidía avisar a la Policía de Noia. “Lo que pasa es que cuando los agentes llegaron a mirar, no pudieron intervenir, porque Manoliño ya se había marchado”, explican. Y hay más, porque la desaparición del delfín no parece que fuera casual, ya que las mismas fuentes destacan su estupor cuando observaron “como un vecino de la zona se acercaba al agua y realizaba un chapoteo con la mano, con el que el delfín emprendía la huida” inmediatamente.

Por su parte, desde la Cemma, el biólogo Alfredo López aclaraba que, efectivamente, no se puede interactuar con estos animales en virtud del Real Decreto 1727/2007, de 21 de diciembre, que incluye sanciones por el mero “contacto físico de embarcaciones o personas con el cetáceo o grupo de cetáceos”, como establece su artículo 4. Y que el espíritu de la ley está orientado no sólo a proteger a la fauna marina, sino también a las personas, “porque os arroaces poden transmitir enfermidades de pel e pulmonares aos seres humanos”, indica Alfredo López. En este caso, se supone que Manoliño –en el CEMMA le llaman Confi– fue expulsado de su manada, “e é posible que volva e o acepten cando medre física e psicoloxicamente, pero o certo é que canto máis estea cas persoas, menos vai querer estar cos da súa especie”. “O problema é que logo aparecen arpóns cravados sen que os bañistas cheguen a saber o dano que lle fan ao animal ao animal cando marchan, xa que cando non están eles, busca aos mariscadores”, termina el experto de CEMMA.

Pósito

Y, por alusiones, toman a continuación la palabra desde la Cofradía de Noia. Su patrón mayor Santiago Cruz cree que Manoliño “parece que estea un pouco máis tranquilo este ano”. Pero la bióloga del pósito, Liliana Solís, y si bien admite este extremo, no puede sino aconsejar a los veraneantes que no busquen el contacto, “porque xa ocorreu que se enrredou xogando cas mangueiras para respirar dos mergulladores que van á navalla, e tamén temos un caso, aínda que so se trata dun moi concreto en 2021, no que o trabou a unha mariscadora”, dos de los pocos sucesos más o menos graves que se pueden reportar desde que Manoliño apareciera en la ría en el año 2019.

Solís aconseja alejarse siempre del cetáceo, “porque é un animal moi grande, duns 300 kilos, que che pode partir unha costilla ou caerche enrriba mentras salta”, y que aunque son muy juguetones, “pode atacar si se sinte acurralado ou acosado”.