Entrevista | Miguel Costas Cantante, músico y compositor

“Me he dado cuenta de que la gente me quiere, para mí eso es lo más importante”

El músico, convaleciente de una infección que amenazó su vida, dice sentirse infravalorado y revela que no ha sido invitado a la entrega de la Medalla Castelao a Siniestro Total

Miguel Costas, durante una actuación por el centenario del Celta en enero de este año.    | // R. GROBAS

Miguel Costas, durante una actuación por el centenario del Celta en enero de este año. | // R. GROBAS / R. GROBAS

Rafa López

Rafa López

Miguel Costas (Vigo, 1961) atiende a FARO por teléfono desde la aldea de O Saviñao, cerca de Monforte, donde vive. El pasado viernes preocupó a sus numerosos seguidores y amigos con una serie de tuits en los que revelaba que ha estado “a punto de palmar” por una infección en una pierna causada por una bacteria resistente a los antibióticos. El día anterior se supo que la Xunta le concedía la Medalla Castelao a Siniestro Total, el que fue su grupo entre 1981 y 1994. Y de esa etapa proceden sus problemas de salud. “Tuve una caída cuando tocaba con Siniestro Total en un concierto en Bilbao –explica–. En la prueba de sonido hubo un vendaval, se nos venía el equipo encima y salimos todos cagando leches. Tropecé con un cable, caí y me aplasté el calcáneo, el hueso del talón. Con la edad he seguido teniendo molestias. Me hicieron varios bloqueos de la pierna, una técnica para anular el nervio, y me aplicaron radiofrecuencia. Todos pensaban que la infección era del calcáneo”.

–Lo primero de todo, como diría Bisbal: ¿cómo está “el máquina”?

–Sigo convaleciente. La infección parece que va remitiendo, pero no está del todo curada ni se sabe si se va a reproducir. De repente me salió una infección que no sabían de dónde venía. Pensaban que fue por uno de los pinchazos que me hicieron. Tuve que esperar una semana en el hospital a que me dieran el resultado del cultivo para saber qué bacteria era y me pusieran el antibiótico adecuado. La infección estaba llegando ya al hueso y me podía haber dado una sepsis. Después del cultivo que me hicieron descubrieron cuál era la bacteria.

Miguel Costas en la presentación del festival de Baiona

Miguel Costas en la presentación del festival de Baiona

–El pasado 3 de mayo, en la presentación del Festival Ochentero de La Recta, en Baiona, permaneció sentado mientras el resto de comparecientes estaban de pie, y se le veía pálido. Y en el festival actuó sentado.   

–Hice varios conciertos sentado porque lo mío es tocar. Cada día me encontraba peor y no debí siquiera hacerlos, pero en realidad no sabía lo que tenía. Ahora he suspendido varios conciertos que tenía previstos y no voy a tocar hasta que esté plenamente recuperado.

–-¿Cuánto tiempo pasó hospitalizado?

–Estuve con antibióticos dos meses, luego una semana hasta que dieron con el cultivo, después seguí con antibióticos en casa y asistencia hospitalaria a domicilio, porque no puedo moverme. Aparte tengo anemia y hongos por todos lados. Ya te puedes imaginar después de estar tomando antibióticos casi tres meses.

–Ha dicho que estuvo a punto de morir. ¿Cuál fue el momento de mayor peligro?

–Cuando estaba en el hospital no sabían qué bacteria era y decían que si llegaba al hueso me podía dar una sepsis, que es prácticamente mortal. Me dieron de todas las drogas más duras y al final consiguieron que no se me infectara la sangre.

–¿Estuvo consciente en todo momento o lo sedaron?

Me han metido morfina, fentanilo, que ya sabes que es 50 veces más fuerte que la heroína, oxicodona [otro opioide altamente adictivo]... De todo, porque el dolor era insoportable. Ahora estoy en proceso de que me lleven al hospital, porque no puedo andar, para hacerme unas curas y deshabituarme de las drogas duras que me han puesto.

–¿Cómo es el tratamiento en la pierna?

–Para drenarme la infección tuvieron que hacerme un corte en la pierna. Me metieron una mecha [gasa], con un dolor insoportable, para que fuera drenando la infección. Tengo que seguir con curas diarias. Cada vez que me lo hacen flipo [ríe], pero es lo que hay. El otro día no fui yo, fue mi community manager, que dijo que la gente se tenía que enterar. Le hice cambiar algunas palabras, como “morirme” por “palmar”, para que no pensaran que no era yo. Lo que me ha demostrado esto es que la gente me quiere mucho. Si me recupero totalmente, a seguir adelante.

–Los tuits fueron muy preocupantes. Cuando colgó la canción “Soy una punk” puso: “Con mi querida Bimba Bosé [fallecida en 2017], que nos veremos en breve”.

–La verdad es que fue muy grave. En un momento dado vino el médico y me dijo: “buf, no sé si esto tendrá solución”.

–El pasado viernes colgó en Twitter un buen número de canciones suyas que, dijo, “nadie conoce”, y añadió que quiere “dejar un legado”. ¿Cree que solo se valora su etapa en Siniestro Total?

–Me siento infravalorado. Tengo 28 elepés, pero la gente conoce tres, los de Siniestro y poco más. Joder... me duele un poco. No tengo el reconocimiento a una carrera de cuarenta y pico años, sacando un LP prácticamente cada dos, con compañías independientes, sin marketing y sin promoción. Después de Aerolíneas y Siniestro he sacado como quince discos. Sé que lo que mola más es la escucha inmediata y el marketing. No se aprecian las carreras musicales en este país, salvo excepciones, como Miguel Ríos, Raphael o Rosendo. Pero hay otros compositores que no nos han dejado promocionar nuestra obra, porque la prioridad de las discográficas es lo inmediato.

–Pero a los artistas que menciona también les pide el público sus canciones más conocidas, que datan de hace cuatro o más décadas...

–Estoy tocando “Bailaré sobre tu tumba” y “Miña terra galega”, por eso puse canciones que no conocía nadie, para ver si alguien se interesa por los discos que he hecho en solitario y con Los Feliz, que es un grupo totalmente desconocido. Fue algo que hablé con la gente que me lleva las redes. Yo veo algún programa en la tele y hay alguno que está vendiendo sus miserias y cada vez vende más discos. Lo que quiero es que se reconozca mi trabajo. Al que le guste, bien; y al que no, no pasa nada. Para gustos, los colores.

–¿Qué le ha parecido la Medalla Castelao? Como miembro fundador de Siniestro Total entiendo que está invitado a la entrega [el miércoles 28 de junio]. ¿Intentará acudir?

–Ni estoy invitado ni tengo intención de ir. No estoy en condiciones y no me ha llegado ninguna propuesta para asistir al acto.

–Y eso le disgusta...

–No, solo estoy preocupado en recuperarme y nada más. No me disgusta para nada, ya he sufrido bastante en toda la etapa post-Siniestro Total, porque ha sido un ataque continuo. Por ejemplo, hacía un concierto y ponía: “Miguel Costas, ex Siniestro Total”, me anularon varios por poner el nombre. Lo que quiero es recuperarme y seguir tocando lo que pueda. Vivo de la música en precario. Tengo 62 años y mi madre me dice a veces: “¿cuándo te vas a dedicar a trabajar?” [risas]. No pido nada, no necesito un helicóptero en mi casa porque no tendría para echarle gasolina, pero sí creo que he hecho una carrera más que respetable. Me admiran más los músicos que el público, pero eso es una cuestión de marketing y publicidad, que es lo que mueve ahora las carreras de la gente joven, que me parece muy bien.

–De las llamadas y mensajes que ha recibido estos días, ¿puede contar algún detalle que le haya sorprendido o emocionado especialmente?

–No voy a decir ninguna en concreto, pero me he dado cuenta de que tengo más amigos y amigas de lo que creía. Todavía hoy no he podido contestar a todos los whatsapps, a todas las impresiones de la gente. Me he dado cuenta de que la gente me quiere, y para mí eso es lo más importante.

–Parecía que se había reconducido su relación con Siniestro Total con los conciertos en el WiZink Center de Madrid, aunque a muchos seguidores les quedó el sabor amargo de que no ha habido concierto de despedida en Vigo.

–Yo fui como invitado. No tenía opción al repertorio, ni a dar mi opinión y demás. Yo quedo con todos los de Siniestro Total para cenar cuando puedo ir a Vigo, porque nos queremos mucho, excepto con Julián. Son decisiones suyas que respeto, simplemente, aunque no las comparta. Ir a que me pongan una medallita, como en su día nos la dieron en el Concello de Vigo, no tiene la menor importancia.

–Respecto a su legado musical, no sé si lo considera como tal tener a dos hijos, Bruno (voz y guitarra) y Yago (batería), en el grupo The Riggos. ¿Es motivo de satisfacción?

–Mis hijos tocan porque les gusta tocar. Tienen sus trabajos y ya está. Ojalá tuvieran más conciertos, pero lo hacen porque les gusta. Como yo empecé al principio: nunca pensé que me iba a dedicar a esto. Lo hacía porque me lo pasaba bien, y de repente un día me di cuenta de que ya estaba trabajando en esto, no tenía otra opción.

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