Una guía para separaciones sin secuelas emocionales en los hijos

El Comité de Promoción de la Salud de la AEP publica un manual para acompañar a las familias en este proceso

Imagen que simboliza la ruptura de una familia tras un proceso de divorcio .   | // E. ELEMENTS

Imagen que simboliza la ruptura de una familia tras un proceso de divorcio . | // E. ELEMENTS / M. González

M. González

M. González

Según el Instituto Nacional de Estadística en el año 2021 se produjeron más de 86 mil divorcios, un 12,5% más que el año anterior; mientras que la custodia compartida fue otorgada en un 43% de los casos de ruptura de parejas con hijos. Por tanto, los pediatras consideran evidente la necesidad de hacer “un buen acompañamiento” a las familias para que la separación sea lo más amigable o menos perjudicial posible sobre todo para los hijos, que sufrirán las consecuencias y pudiendo dejarles secuelas emocionales durante años.

Para ello, el Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (CPS-AEP) ha elaborado el manual Nos vamos a separar: cómo ayudar a nuestros hijos. “La separación y divorcio, y los conflictos previos, son una fuente de estrés emocional que puede acarrear una desregulación importante en los miembros de la familia. Si se aborda de forma amigable será más fácil que haya un buen ajuste a la nueva situación familiar”, apunta la doctora Lefa S. Eddy, pediatra y psiquiatra infanto-juvenil, miembro del CPS-AEP y secretaria de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la AEP (SPI-AEP), que presentó el documento en el último Congreso de la AEP.

En dicho documento, que desgrana las repercusiones psicoemocionales, académicas, sociales y económicas que tiene un divorcio o separación en la vida de los hijos, también ofrece pautas de cómo explicarles a los niños la separación en función de su edad. Además de destacar la importancia de la figura del profesor en este proceso, indicando que “deberá estar atento a los cambios que se produzcan a nivel académico y tomar las medidas oportunas para llegar a tiempo a las soluciones”, el documento también indica que el pediatra “puede ser otro agente muy importante en el proceso de separación amigable”, ofreciendo a los padres información de calidad y orientando de forma general con decálogos como el que incluye esta guía del CPS-AEP.

“La pediatría tiene que estar atenta en este contexto por si ve algunos síntomas importantes, pero también desde el colegio y la familia”, apunta la Pomba Liñares, psiquiatra infantil y pediatra. “Lo que este documento viene a recoger son unas pautas de manejo por parte de los padres, los centros educativos y los profesionales para que los niños puedan elaborar ese duelo de la forma más saludable posible”, dice la doctora del Hospital Ribera Povisa.

“El divorcio es un duelo, pero como los veinte mil duelos que pasamos los seres humanos a lo largo de nuestra vida. Te enfadas con un amigo, rompes con una pareja, tus padres se divorcian, un fracaso académico... Todo eso son duelos y un duelo es un proceso normalizado, no patologizado. Y hay que pasar por unas fases para adaptarse a la situación”, añade.

La doctora indica que el pediatra suele enterarse de que existe un proceso de separación o divorcio “cuando ya se detecta algún signo de alarma en el menor o cuando ya se empiezan a manifestar ciertos problemas”. En los colegios sí que se suele informar, pero sobre todo “porque hay unas implicaciones legales”, matiza. En todo caso, afirma que comentarlo es una “decisión muy personal”.

A la hora de estar atentos a las señales de alarma, la doctora Liñares subraya que “cuanto más pequeños son los niños los síntomas son más inespecíficos”. En edades preescolares, puede ocurrir que “esté tremendamente irritable, que tenga llanto inmotivado o conductas regresivas”, explica. “Los niños, cuanto más pequeños son, necesitan más seguridad, saber predecir todo lo que va a suceder”. Si son un poco más mayores, “se empiezan a dar cuenta de lo que está sucediendo y, a veces, pueden tener ese pensamiento mágico de que papá y mamá se pueden volver a juntar e incluso intentan, de alguna forma, hacer cosas para que eso ocurra y se frustran porque no lo consiguen”. En este punto, “pueden aparecer problemas escolares, un peor rendimiento, un cambio de conducta o comportamiento en el aula, y en todo eso hay que fijarse”. Ya en la adolescencia, “los síntomas son muchísimo más claros: ya puedes ver una tristeza y ya pueden aparecer problemas ya no solo académicos sino de conducta”.

Es importante, de todos modos, que los padres sepan que pueden acudir a su pediatra cuando lo consideren oportuno o necesario para guiarles en este proceso. “Esto también lo podemos abordar y se puede ayudar a la población con respecto a esto”.

Ante esta situación, “hay que diferenciar dos tipos de divorcio”: “Uno que es más cooperativo y otro que es más destructivo”, apunta la doctora. “El divorcio destructivo es factor de riesgo para patología mental, ya por definición”, advierte.

“Se rompe un vínculo conyugal, pero no el vínculo parental”

Pomba Liñares-Psiquiatra Infantil y Pediatra

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“Las personas vamos a tener, a lo largo de nuestra vida, vivencias que nos van a poner a prueba y se trata de que desarrollemos estrategias de afrontamiento de la forma más saludable posible; claro que, en un niño, tiene que estar ayudado por un adulto”, prosigue. “Y, ¿cómo ayuda un adulto? Lo que se suele aconsejar es que no se rompan las rutinas, que la vida del niño siga igual en la medida de lo posible, intentar dar lugar a la expresión de las emociones. Lo que hay que hacer es acompañar, validar emociones”. Pero, “a mayor conflictividad parental, peor. Ese va a ser un factor de riesgo. Lo que hay que tener muy claro es que se rompe un vínculo conyugal, pero no se rompe el vínculo parental, o no debería romperse. Y eso es lo que el niño tiene que tener seguro”.

“Si todo esto se elabora mal, es un factor de riesgo en salud mental. Si en todo este proceso el dolor se perpetúa, la conflictividad se perpetúa, eso puede dar lugar a que el menor esté más vulnerable a desarrollar trastornos mentales”. Tras una primera etapa de dolor, “se tienen que cerrar heridas para poder continuar”. Y aquí, la doctora Liñares aporta un dato muy interesante: “El 50% de los pacientes, incluso más, que tenemos ingresados en nuestras unidades son de padres separados; es decir, es un factor de riesgo para una vulnerabilidad emocional”.

El decálogo

  • 1. Los hijos no son propiedad de nadie

    Los hijos/as no son propiedad de nadie: las personas no tienen dueño. Los padres son responsables de cuidarlos y procurar su bienestar físico, psicológico y social.

  • 2. No son recaderos de sus padres

    No hacer que los hijos/as hagan de mensajeros. Los padres, aunque se lleven mal, tienen la obligación de comunicarse entre ellos por el bien de sus hijos/as.

  • 3. Interés de ambos por su bienestar

    Ambos padres tienen la obligación de hablar con todos los profesionales que conozcan, ayuden o asistan a su hijo/a (profesores, médico, psicólogo, etc.). Es importante que el hijo/a vea que ambos padres se preocupan por su bienestar.

  • 4. No debe ser arma de guerra de nadie

    Texto de prueba que sustituye a algo importantísimo que merece una caja fabulosa todavía más grande.

  • 5. Sus sentimientos importan

    Los hijos necesitan que alguien los escuche, necesitan comprobar que sus sentimientos importan. Pocas cosas serán tan importantes como ésta.

  • 6. Sufren si les hablas mal de la otra parte

    A los niños/as les duele cuando se habla mal de sus padres. ¡Imagínate lo mucho que duele cuando lo hace la otra persona más importante de su vida!

  • 7. Son los más vulnerables

    En una separación /divorcio, los hijos son los más vulnerables. Ellos/as son los protagonistas inesperados. Evita tomar decisiones inmaduras, absurdas y/o ridículas por razones de orgullo.

  • 8. Sin emociones negativas

    Muestra interés por él preguntándole si se lo ha pasado bien con tu ex. No olvides que el otro es su padre/madre. Controla las emociones negativas que guardas hacia tu ex y no hagas que participe de tu rencor.

  • 9. Haz méritos para el título papá o mamá

    El título “papá” y “mamá” lo ponen los niños/as. Haz méritos para ello, debes estar bien presente en la vida de tu hijo/a y no te enojes si utiliza estos términos con la nueva pareja de tu ex.

  • 10. Ayuda de un profesional

    Una separación/divorcio es un evento muy estresante por lo que los padres pueden necesitar ayuda, tanto o más que los hijos. No hay que dudar a la hora de buscar ayuda de un profesional.

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