El teatro, un enfermo con salud de hierro

Profesores, directores de compañías y actores declaman por una disciplina artística en permanente crisis, capaz, sin embargo, de sobrevivir a todas las tecnologías

“El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana”. Estas palabras de Federico García Lorca sirven para recordar la grandeza de una de las artes escénicas que acompañan al hombre prácticamente desde el principio de los tiempos con motivo del Día Internacional del Teatro, que se conmemora el próximo lunes, día 27. Al hilo de esta premisa, Ricardo Solveira, vicedirector de la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia (ESADG) de Vigo, subraya la parte humana de la interpretación. “Hay que poner en valor la humanidad desde lo artístico. Los artistas tenemos que trabajar desde la humanidad”, afirma.

Y es que el teatro es magia, es arte, es imaginación, es pasión y sentimiento, es comedia y drama, es prosa y es verso, es música. Es, en definitiva, vida.

En crisis permanente, el teatro ha sabido sobrevivir, sin embargo, a la irrupción de la radio, del cine y de la televisión, y lo hará, de esto están seguros quienes se dedican al oficio, a las nuevas tecnologías. “El teatro va a seguir ahí siempre, como la escritura. El teatro es el formato de lo inmediato, del tú a tú, y esto no lo va a cambiar ninguna tecnología”, sostiene el actor y profesor de Movimiento Expresivo.

El teatro vive en Galicia una dualidad, según Solveira. Por un lado, atraviesa un buen momento en cuanto a que cuenta con una buena base: cuenta con salas estables; se crean y se disuelven compañías, algo orgánico de la profesión, según este profesor, y se han profesionalizado todos los ámbitos del sector escénico con la constitución de la ESADG. Por otro, ha sido fuertemente golpeado por la pandemia y por la crisis económica, de lo que se resiente. Sin embargo, sabe sacar pecho. Tal vez porque está curtido en mil peleas.

Solo ocho de cada cien actores puede vivir en exclusiva del teatro en España

Aunque sigue habiendo poca cultura teatral en bachillerato, incluso en el artístico, se está perdiendo el pudor a estudiar artes escénicas. La prueba de ello es que dos tercios de las personas que solicitan plaza en interpretación, la especialidad más demandada, se quedan fuera. “Estamos en un cambio de paradigma porque ahora hay un reconocimiento de la formación artística, algo que tardamos mucho tiempo el conseguir, y estamos a vueltas con el anteproyecto de enseñanzas artísticas superiores, que las equiparará a los estudios universitarios”, comenta Solveira, que añade que el centro está trabajando para ampliar su oferta, en estos momentos restringida a 160 alumnos, y para internacionalizar su formación, para lo que tiene ya proyectos de colaboración con Portugal y en breve con países africanos de habla lusófona.

Ricardo Solveira, en una clase de Movimiento Expresivo. |   // ALBA VILLAR

Ricardo Solveira, en una clase de Movimiento Expresivo. / ALBA VILLAR

El teatro es afición y es profesión, pero, sobre todo, es vocación, una vocación de la que sin embargo, solo pueden vivir ocho de cada cien actores españoles, según un estudio realizado hace unos años por la Asociación de Artistas e Intérpretes Sociedad de Gestión (AISGE). Fernanda Barrio, cofundadora y codirectora junto con Marcos Alonso de la sala Ártika de Vigo, espacio donde la exhibición, la formación y la divulgación teatral van de la mano, conoce la realidad del teatro desde todas sus aristas, ya que dirige las compañías de teatro aficionado Fauna 113 y Desfeita Teatro, y la profesional Ártica Cía, así como la escuela de interpretación, que cuenta con alumnos de todas las edades desde los 6 años, y la propia sala.

Teatro contra el 'bullying'

Marta G. Brea

Una de las batallas del teatro es alejar al público de la comodidad del sofá. “Cuesta mucho atraer al público, y más desde la pandemia, pero, sobre todo, fidelizarlo”, reconoce. Por ello, una de las líneas de trabajo de esta sala, integrada en la Red de Teatros Alternativos, es acercar el teatro al público, y, en especial, al más joven.

“La adolescencia es una franja de edad que cuesta mucho atraer, porque no considera el teatro como una opción de ocio. Por eso, estamos intentando general contenido interesante para este colectivo porque es importante generar el hábito de ir al teatro”, afirma Barrio, quien aboga por campañas encaminadas a generar el hábito de ir al teatro y acabar con la idea de que la cultura es gratuita. “Es importante hacer un trabajo de concienciación para que la gente comprenda que hay profesionales que vivimos de esto”, afirma.

“Es muy difícil atraer, pero sobre todo, fidelizar al público”

Fernanda Barrio

— Actriz, codirectora de la sala Ártika

Uno de los actores aficionados que tiene su base en Átika es Rolando Sánchez, integrante de Fauna 113. Este informático vigués de 59 años, que una vez soñó con ser actor o periodista, se sacude el gusanillo del teatro todos los lunes y miércoles de ocho a diez. Sin embargo, cuando él era joven, eso de ser artista no se consideraba una profesión de provecho, por lo que cambió las luces de los focos por las pantallas leds y los algoritmos. Aunque hay días en que el cansancio le invita a quedarse en casa, asegura que en cuanto atraviesa la puerta de la sala, se renueva. “El teatro me da la vida”, asegura.

Por ello, ensayar y subir al escenario son, para él, una realidad irrenunciable. “El teatro es la magia de convertirte en otra persona y también la magia de crear ese personaje”, explica.

Sánchez se decidió a ir a clases de teatro cuando se quedó sin empleo, lo que le ayudó a “superar el bache”, reconoce. Se apuntó a la Escuela Municipal de Teatro de Vigo al día siguiente de pasar a engrosar las listas del paro, y de esta pasó, años después, a Ártika con Fauna 113, una compañía que tiene en su haber tres comedias, con premios en distintos festivales de teatro aficionado.

Cuando se reincorporó al mercado laboral no abandonó una afición que no tardó en convertirse en una pasión. Ha hecho de figurante en películas como “Los lunes al sol” y “Lena” y ha colaborado en varios cortometrajes de alumnos de la Escuela de Imagen y Sonido de Vigo. Sánchez se considera, por encima de todo, un animal de comedia. La tragedia prefiere dejarla fuera del escenario.

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