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31 de marzo, Día Internacional de la Visibilidad Trans

El colectivo trans planta cara a la intolerancia

Las personas transgénero y sus familias alertan de un aumento de la transfobia

Izquierda, Xurxo con sus padres Geni Raposeiras y Sergio Acuña. Y Luka Martínez en el banco con los colores de la bandera trans de Sanxenxo Rafa Vázquez

Luka Martínez y Xurxo Acuña tienen, al menos, dos cosas en común: ambos cumplen años el mismo mes (abril) y los dos son chicos trans. Como tantas otras personas cuya identidad de género diverge del sexo que les fue asignado al nacer, tienen que luchar en demasiadas ocasiones contra la incomprensión e incluso el odio. Luka tuvo que abandonar el ciclo de grado superior de informática por transfobia y la dirección del centro, tampoco se lo puso fácil. Una de las primeras medidas que adoptó cuando supo que era un chico trans fue obligarle a usar los aseos de las chicas o en última instancia, el de profesores. “Yo me negué, naturalmente, porque así me estaban excluyendo”, afirma Luka.

Galicia cuenta desde 2016 con un protocolo educativo aprobado para garantizar la igualdad, la no discriminación y la libertad de identidad de género, un documento con el que se busca garantizar el respeto a la diversidad del alumnado trans. Sin embargo, en el caso de Luka no se aplicó y al final tuvo que dejar el centro, aunque que llevó su caso hasta la Valedora del Pobo y denunció el acoso al que fue sometido.

En su opinión, la transfobia nace del miedo a lo desconocido, por lo que aboga por la visibilización de las personas trans. “Yo no tengo miedo a mostrarme porque estoy muy seguro de quién soy, pero sí a la ignorancia de la gente”, afirma el joven de Portonovo.

Luka Martínez, en el banco trans de Sanxenxo. Rafa Vázquez

“Hay que dar voz y espacio a las personas trans todo los días del año”

Luka Martínez - Joven trans, 20 años

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Para Luka, solo la normalización de la realidad trans puede acabar con la transfobia y para esto, es crucial que se visibilice, objetivo principal del Día Internacional de la Visibilidad Trans que se conmemora mañana. “Hay que dar voz y espacio a las personas trans no solo un día al año, sino todos los días, que seamos nosotros quienes hablemos de nuestras ambiciones, nuestros sueños, nuestros miedos y no que otros hablen de nosotros”, afirma. Recuerda, además, que el colectivo trans no es binario hombre-mujer trans, sino que engloba muchos más sentires que tienen que ver con la no identificación con el sexo asignado al nacer. “Hace falta formación e información sobre esto”, apela.

Junto a la educación en la tolerancia a la diversidad, el apoyo familia es un pilar crucial para los trans. Luka lo tiene, al igual que Xurxo, que en 2019 se convirtió en el primer menor trans de la provincia de Pontevedra y el cuarto en Galicia en conseguir el cambio de nombre y sexo en el registro civil. Geni Raposeiras, madre de este menor, que en unos días cumplirá 17 años, le anima a luchar por sus derechos y a no esconderse, aunque también reconoce que cada vez que sale con sus amigos siente temor. “Antes no lo tenía, pero percibo que cada vez hay más odio hacia las personas trans y temo que pueda ser víctima de la transfobia”, reconoce.

Aun así, sostiene que tienen que dar la batalla por que su hijo y el resto de menores trans puedan vivir y expresarse según su identidad, sin miedo al rechazo o a ser cuestionados. “Lo que una persona tiene entre las piernas no define su género. Nadie puede creer de verdad que un chico quiera ser chica, o al revés, por capricho. Nadie se somete a un dictamen psiquiátrico y a dos años de hormonación por capricho”, manifiesta.

Xurxo, con sus padres, Geni Raposieras y Sergio Acuña Rafa Vázquez

“Nadie puede pensar que una chica quiera ser chico, o al revés, por capricho”

Geni Raposeiras - Madre de XURXO (16 años)

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Para esta madre de Pontevedra, el feminismo trans-excluyente (TERF, en sus siglas en inglés) ha supuesto un duro revés para el colectivo trans, al rechazar el derecho a la autodeterminación de género –derecho a cambiar el nombre y el sexo en el documento de identidad sin necesidad de aportar informes médicos ni tratamientos hormonales–, que contempla el Anteproyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.

“Mi familia no me acepta; le da vergüenza. Por eso dejé Grecia”

Aggelos Zumaeta - Joven trans, 26 años

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Aggelos Zumaeta tiene 26 años y vive en Vilagarcía con una prima desde hace seis meses. Es la única persona de su familia que le ha dado la espalda. Tras un intento de suicidio, este joven ateniense de madre gallega decidió hacer las maletas e intentar ser él mismo en otro país. Cuando decidió salir del armario tenía 20 años. “No me decidí antes porque es un tema complicado y no sabía cómo llevarlo. Cuando, al final, se lo conté, mi familia no lo aceptó. Le da vergüenza. Por eso me fui”, afirma este joven, que el Gracia solo cuenta con el respaldo de una amiga.

A pesar de llegar apenas medio año en Galicia, Aggelos tiene un nivel de español más que aceptable y busca trabajo para poder establecerse aquí y poder obtener acceso a los servicios del Sergas y así comenzar su transición. “No he empezado aún el proceso y no podré hasta que no tenga la tarjeta sanitaria, ya que hasta ahora solo tengo derecho a atención sanitaria de emergencia”, afirma.

“El proyecto de ley LGTBI no va a cambiar la vida a ninguna persona trans”

Cristina Palacios - Asociación Arelas

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El caso de Aggelos no es una excepción, asegura Cristina Palacios, presidenta de la Asociación de familias de Menores Trans, Arelas, que en estos momentos desarrolla tres programas específicos para personas trans sin apoyo familiar que atienden a 90 personas, entre menores y adultos (hasta 23 años). “Un menor, sin el apoyo familiar no hace nada y el riesgo de suicidio que tienen es muy alto”, advierte.

Palacios alerta también de un aumento de la transfobia, especialmente hacia las mujeres trans. “Los ataques son mucho más evidentes hacia las chicas, lo que hace que ellas tampoco se atrevan a mostrarse”, reitera la presidenta de Arelas, que se muestra decepcionada con el texto actual de la que iba a ser la “ley trans”. “El proyecto de ley que se está preparando no va a cambiar la vida a ninguna persona trans. Las personas emigrantes siguen quedando fuera, las personas no binarias, también. Y la autodeterminación de género, que nosotros pedíamos sin límite de edad será efectiva a partir de los 16. Los niños menores de 16 necesitarán la firma de los padres. Pero, ¿qué pasa con los que no tienen apoyo familiar?”, afirma.

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