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Jesús Díez Manglano Presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI)

“Ahora están aflorando esos enfermos no diagnosticados durante la pandemia”

Jesús Díez Manglano, presidente de los internistas españoles.

Cerca de 2.200 especialistas de medicina interna se darán cita en Santiago del 24 al 26 de noviembre en el 42º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) - 37º Congreso de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (SOGAMI) para analizar las nuevas dianas diagnósticas y terapéuticas en el abordaje de múltiples patologías, con el foco puesto en la atención al paciente pluripatológico, crónico y/o complejo y el cambio asistencial experimentado en el Sistema Nacional de Salud (SNS) por la pandemia del COVID-19.

  • Ficha personal

    Jesús Díez Manglano (Aragón 1961) es médico internista en el Hospital Royo Villanova de Zaragoza y profesor asociado de Medicina de la Universidad de Zaragoza. Ha sido investigador coordinador del Grupo de Trabajo de EPOC de la SEMI y forma parte del grupo EpiChron de investigación en enfermedades crónicas.

Esta crisis de salud pública ha puesto de relieve el papel del médico internista en una situación de estrés como esta, aunque también ha evidenciado la falta de estos especialistas, según el presidente de la SEMI, el doctor Jesús Díez Manglano.

–¿Cuál es la situación de la especialidad?

–Medicina interna es una especialidad que está presente en todos los hospitales, pero se ha visto con el COVID, en el que nosotros hemos sido los responsables de atender al 80% de los ingresados que no han necesitado UCI, que el número de internistas es insuficiente. El problema es que en los próximos diez años se va a jubilar un número considerable de especialistas de medicina interna y hay que actuar ya. De hecho, se tendría que haber actuado antes, porque la carrera son seis años y la especialidad cinco, es decir, que lo que hagamos hoy se verá dentro de once años.

–La pandemia ha puesto de relieve el papel de los internistas. ¿Ayudará a que se aumenten las plazas MIR?

–Este año se ha aumentado un poco la oferta de plazas en el MIR para medicina interna, pero no es suficiente. Los internistas somos unos especialista muy versátiles, que podemos atender a pacientes con muchas enfermedades diferentes y con múltiples patologías a la vez, lo que hace que ante cualquier emergencia podamos ser fundamentales en el ámbito hospitalario. Ya ha sido así en otras crisis. Cuando salió el síndrome del aceite tóxico, fuimos los internistas quienes atendimos a estos pacientes, al igual que cuando salió la pandemia del VIH y la alarma del ébola.

“Tenemos un reto todavía: vacunar a los niños de entre 5 y 12 años, ya que sabemos que es seguro y eficaz”

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–¿Cómo ve la situación de la pandemia en estos momentos?

–Ha mejorado muchísimo como consecuencia de la vacunación. Tenemos un reto todavía, que es vacunar a los menores de 12 años ahora que hay estudios que ya han demostrado que la vacuna es segura y eficaz en los niños de 5 a 12 años, porque con esto vamos a disminuir mucho más el reservorio que existe del virus y su propagación. Y tenemos otro reto, mundial, importantísimo, y es vacunar a los ciudadanos de los países en desarrollo, porque mientras no sea así el virus seguirá circulando, y cuanto más circule más fácil es que puedan surgir nuevas variantes y, por lo tanto, que podamos tener problemas serios de salud.

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–Usted fue elegido presidente de la SEMI a finales de 2020, un año especialmente complicado para los profesionales sanitarios...

–Llevamos dos años muy complicados. Todo el pasado año y principios de este, por la propia pandemia y ahora mismo, que está bastante controlada, estamos viendo todas las consecuencias que arrastra en enfermos con patologías crónicas y otras enfermedades por el retraso en los diagnósticos ya que las consultas de los centros de salud estuvieron limitadas y muchas de los hospitales, cerradas durante meses.

Estos pacientes están aflorando ahora. Llevamos tiempo viendo un aumento de pacientes con insuficiencia cardiaca que están más descontrolados y diagnosticando neoplasias más avanzadas de lo que sería habitual, por ejemplo.

–La SEMI creó el registro SEMI-COVID-19. ¿Con qué objetivo se creó y qué datos está arrojando?

–Vimos que, además de atender a los enfermos, había una necesidad de generar conocimiento. En este registro se han incluido datos de 22.000 pacientes –15.000 en los primeros meses de la pandemia–, que nos han permitido conocer que algunos medicamentos que se utilizaban al principio, como el ritonavir y la hidroxicloroquina, no son eficaces, o que los cortidoides sí lo son. Al principio hubo dudas sobre si los fármacos antihipertensivos IECA podían ser perjudiciales. Nosotros hemos visto que mantener ese tratamiento no solo no es perjudicial, sino que es beneficioso. También hemos observado que la diabetes o la hiperglucemia en pacientes que no tienen diabetes son factores de gravedad en el COVID, y hemos validado un modelo pronóstico que predice el riesgo de COVID-19 grave y de muerte. Se han publicado 34 artículos en revistas de impacto y hay otros 15 en proceso de elaboración.

–¿Qué enseñanzas podemos sacar de esta pandemia?

–Yo creo que hay varias cosas muy importantes. Una, reforzar nuestro sistema de salud pública; dos, compartir los datos en tiempo real entre todas las comunidades autonómicas, y tres, es imprescindible, ya no solo por la pandemia, que exista una historia electrónica unificada en el sistema nacional de salud que permita que si yo viajo a Vigo y me pasa algo, el médico del CHUVI pueda acceder a mi historial porque si no, estoy en inferioridad de condiciones en la atención que voy a recibir. Otro aspecto muy importante: tenemos que decirles a nuestras autoridades sanitarias y a nuestros políticos que en momentos de pandemia, lo más importante es dar mensajes unívocos y consensuados porque es lo que va a dar seguridad a la gente. No puede ser que al principio unos dijeran que había que usar mascarillas y otros que no. Y añadiría otra: durante la pandemia la demanda de asistencia fue tal que muchos médicos de otras especialidades que no estaban acostumbrados a tratar a pacientes con enfermedades infecciosas y respiratorias se integraron en equipos multidisciplinares con un gran éxito y deberíamos aprovechar esta experiencia.

–¿Estamos más preparados para una nueva pandemia?

–Hemos aprendido bastante, pero tenemos que reflejar ese conocimiento adquirido en la organización de nuestro sistema de salud para que, en caso de que se presente una nueva situación de estrés como esta, podamos actuar de una manera muy rápida y muy eficaz desde el principio.

–¿Las estrategias de atención del enfermo crónico se han quedado obsoletas?

–Hay que actualizar la estrategia nacional de la cronicidad porque es de 2012 y ahora tenemos otras herramientas. El control de muchos casos crónicos puede hacerse por telemedicina, pero para esto, tenemos que dotar a los centros de medios, formar a los sanitarios en su uso y enseñar a los pacientes y sus familiares a emplear estas herramientas.

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