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Sociedad

Los 'influencers' más esenciales

Los gallegos Cé Rodríguez, Laura Vallejo y Rogelio Santos son todo un fenómeno en redes sociales con sus vídeos desde la huerta, el monte o el mar | En ellos buscan divulgar la realidad del rural, pero también entretener

Laura Vallejo, Cé Rodríguez y Rogelio Santos. RICARDO GROBAS

Con el estallido de la pandemia hace año y medio, el carrusel de viajes, emociones y eventos que supone nuestra sociedad tuvo que detenerse. Miles de trabajadores tuvieron que acogerse al teletrabajo mientras otros hacían malabares para intentar evadirse ante una situación de incertidumbre que sigue sin final.

Pero en medio de todo el caos, hubo quienes no solamente siguieron trabajando al formar parte de sectores esenciales, sino que también sirvieron para entretener y enseñar. Unos influencers que aunque vivieran en entornos envidiables, estaban lejos de los modelos a los que Instagram nos tiene acostumbrados presumiendo de fiestas y resorts por todo el mapa. Hay quien los llama "agroinfluencers", pero a ellos todas estas etiquetas aún se les hacen raras. Tres nombres propios que con su trabajo, delante y detrás de la cámara, sirven de inspiración a sus miles de seguidores.

A Cé Rodríguez le pilló con su huerto recién estrenado después de mudarse del centro de Vigo a la parroquia de Bembrive. Su huerto de 20 metros cuadrados -que da nombre a su canal- comenzó a ser visto por miles de personas dispuestas a comenzar un camino similar al suyo con tomates, flores o pequeñas plantas decorativas.

Por su parte, Rogelio Santos Queiruga encontró en las redes la mejor salida para los pensamientos que le acompañan cada vez que sale al mar. A sus espaldas, décadas de compromiso con la pesca, el medio ambiente y el país que ahora obtienen el reconocimiento de grandes y pequeños.

La única que ya estaba acostumbrada a esta dinámica era Laura Vallejo. Esta operadora forestal lleva tres años usando sus redes para promocionar maquinaria, llegando a trabajar en la actualidad para cinco marcas especializadas. Todo ello le sirve, como dice ella, para desmontar el mito de que "quien se queda en el rural es porque no se formaba"

Quien ha notado una evolución más clara a lo largo de la pandemia es Cé. Desde abril de 2020 sus visualizaciones se multiplicaron por cinco hasta el punto de convertirse su canal en su principal fuente de ingresos. Pero si antes los usuarios buscaban resolver dudas de principiantes, ahora piden consejos para cosas que ya han plantado, entrando en una segunda fase.

Y sobre el tipo de contenido que debe subir a sus redes lo tiene claro: "YouTube es una web de entretenimiento y cada segundo que metas de más puede lastrarte". Por ello este verano ha priorizado los vídeos que también comparte a través de los reels de Instagram; unas producciones que apenas llega al minuto de duración y que puede llegar a nuevos públicos solamente por la música que suena de fondo.

Ese gusto por los formatos más cortos y generalistas es compartido por todos. La propia Laura reconoce que su andadura en la red del postureo por antonomasia empezó de esta forma: "Yo tenía mi cuenta como cualquier persona joven, y como pasaba mi tiempo libre ayudando empecé subiendo algunas fotos". Rápidamente sus 500 seguidores iniciales comenzaron a crecer y al alcanzar los dos millares, Husqvarna contactaba con ella.

Y aunque puede dedicar casi dos horas diarias a la gestión de sus redes -respondiendo mensajes o programando publicaciones- ella tiene claro que su profesión sigue siendo la de operadora forestal. Llegó a ella después de estudiar cocina y trabajar de camarera, pero el negocio familiar de su pareja le abrió la puerta a la estabilidad en un sector en el que Galicia es puntera e incluso registra más actividad de la habitual.

Pese a mostrar su día a día desde su casa en Meira, la "escasez" de este tipo de contenido en redes hacen que sean seguidos en lugares que ni ellos mismos imaginaban al no haber barreras con el idioma. Y aunque ironiza con que "no me vean por mi belleza o por quién soy", le ha abierto el pasaporte para tener relaciones fuera de España ya que la mayoría de las empresas para las que trabajaba están radicadas en los países nórdicos.

"No me llegan las horas del día para editar los vídeos, tengo hasta otros 12 ya pensados pero últimamente trabajo mucho y no me da"

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Las navidades pasadas, un Tik Tok suyo con una motosierra de juguete alcanzaba el millón de reproducciones en una red en la que roza los 40 mil seguidores. Y aunque la calidad y las visitas siguen creciendo, la fama es un premio inesperado: "Llego a algunas zonas rurales de Galicia y señores de 50 años, que no encajan en el perfil de usar las redes, me reconocen".

Rogelio se emociona al enumerar los sitios de donde le llaman para dar charlas: "institutos, concellos, clubs de pesca deportiva -sector tradicionalmente enfrentado con los marineros- televisión y hasta una editorial". A pesar de compaginar todas estas solicitudes con su trabajo y los estudios de Bachillerato y patrón de pesca, reconoce que está "desbordado pero feliz porque manifiesta el interés de la gente en la sostenibilidad y en hacer bien las cosas"

Según sus propias palabras, este marinero forma parte de la generación que "más requisitos e impuestos" necesita para salir a faenar. Y harto de escuchar la fama de "esquimadores" de los gallegos en los mares, ha demostrado que otra concepción del sector es posible. Su voluntad era mostrar su día a día, con la gheada y el seseo que le caracterizan al hablar para que su mensaje fuera natural y calara.

En sus últimos vídeos y dado el éxito en otros puntos de España-conoce casos de niños que han comenzado a comer pescado gracias a "engancharse a sus redes"- ha tenido que empezar a hacerlos también en castellano ante la imposibilidad de subtitularlos: "No me dan las horas del día para editar los vídeos, tengo hasta otra docena ya pensada pero no tengo tiempo por el trabajo".

Cé Rodríguez, grabándose en su huerto de 20 metros de Bembrive Ricardo Grobas

Aún así, el único que puede decir que "vive" gracias a estas publicaciones es Cé. Por el momento asegura que está cómodo dentro del plan de creadores que le ofrece YouTube y no se plantea abrir un canal alternativo de financiación alternativo como Patreon ante la imposibilidad de ofrecer un contenido "a mayores" por el que pedir dinero.

Sin embargo, no se cierra las puertas a emplear árboles frutales de mayor tamaño o dar charlas en las residencias de la tercera edad, demostrando que su trabajo es válido para casi cualquier público.

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