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Chus Lago | Alpinista y madre

“Todos los retos tienen una corriente; lo conseguirás o no, pero ese es el juego”

“La maternidad para mí llega en el momento ideal”, indica desde Houston a los 55 años

Chus Lago con el pequeño Solomon

Solomon midió 51 centímetros y pesó casi tres kilos (2,9) pero tiene la inmensidad de una montaña para Chus Lago (Vigo, 1964). La alpinista viguesa acaba de ser madre con 55 años y abraza a su pequeño milagro de la vida en una urbanización en Kingwood, en plena naturaleza a las afueras de Houston, en EE UU, donde vive hace más de un año con su marido Philip Kleinot. La llegada de Solomon estaba prevista para el 11 del 11, pero se hizo esperar hasta el 24 de noviembre y, finalmente, nació por una cesárea de la que la deportista se está recuperando a velocidad de vértigo. La alpinista, segunda mujer española en escalar el Everest y primera en alcanzar el Polo Sur tras una travesía en solitario y concejala en Vigo durante 12 años con el mandato de Abel Caballero, acaba de ser premiada por la editorial “Desnivel” por su último libro “El espejo de hielo” (de venta online) y ¡es madre!

“Escribir el libro fue como una terapia y ganar el premio, una ilusión”

–“Conozco una isla pequeña como un guisante en la mano del mar...”. Su sexto libro, el cuarto en el que narra sus expediciones, arranca con unos pasos decididos y libres hacia la aventura, en este caso una isla, a la que recuerda como un reto en su niñez.

–El libro empieza en la isla de San Simón, como una pequeña metáfora. De pequeña yo jugaba en la playa de Cesantes y lo típico que te decían tus padres es que no nadases, por la corriente. Con el tiempo, me di cuenta de que todos los retos tienen una corriente, como en la isla de San Simón. Que te alejan de que lo puedas conseguir, pero precisamente ese es el quid de la cuestión; donde radica la emoción de la aventura. Si no, se llamaría viaje organizado. En una expedición te ves atraído como por una gravedad diferente, incluso tus personas y el mundo cotidiano quedan muy atrás.

–¿Qué ha representado el premio de “Desnivel”?

–Hice el manuscrito durante el embarazo y cuando vi que se habían presentado 175 de todo el mundo pensé: me valió de terapia. Así que me llevé una gran sorpresa cuando me llamaron para decirme que había ganado. Me encanta escribir, pero ha sido maravilloso ganar el premio. Es un premio de prestigio para todos quienes hacen aventura y están conectados a nivel mundial con la editorial “Desnivel”. Los viajeros, de siempre, hemos escrito. Así que me hizo mucha ilusión.

–En sus coordenadas vitales nunca encajó el no: se embarcó en su últimas expediciones con problemas de rodilla y ahora desoyó algunas voces discordantes en esta última aventura de la maternidad.

–Siempre he querido tener niños, pero se ha interpuesto una mochila o un petate. Incluso alguna vez creí que era la última expedición... Pero creo que es el espíritu de cada una y que el mío era saciarme de montaña. La maternidad para mí llega en el momento ideal, cuando he querido hacerlo y con el hombre que he querido hacerlo.

“Todos los retos tienen una corriente; lo conseguirás o no, pero ese es el juego”

“Todos los retos tienen una corriente; lo conseguirás o no, pero ese es el juego”

–¿Cómo se tomó su médico en EE UU su embarazo con 55 años?

–Ha sido todo muy sorprendente. Fueron los propios médicos quienes me convencieron para que tuviese el niño yo misma. Tardé dos años en decidirme, porque había elegido otra opción y era yo la que me ponía límites. Sin embargo, los médicos después de las pruebas ginecológicas y físicas, me dijeron que era una candidata maravillosa. No había ninguna razón por la que no pudiera quedarme embarazada. [fue fecundación in vitro]. En la clínica no me conocían de nada y me dijeron que tenía parámetros de deportista de élite (Risas).

–¿En qué otras opciones pensó?

–Yo valoraba la adopción o cualquier otro sistema con el que no se pusiera a nadie en riesgo. La adopción fue una idea romántica que tuve siempre, porque he estado en Kenia, en Bolivia, en Perú… Pero también he estado con mujeres que hacen gestación subrogada aquí y nadie les estaba obligando a nada: tenían su contrato, su hospital, su seguro, la manutención... y algunas a su marido y tres hijos. Supongo que las garantías para la mujer dependen del país. Yo lo vi con una normalidad enorme, también una solución para casos como los matrimonios de homosexuales.

–Usted nació el día de Navidad. ¿Podrá volver a celebrar su 56 cumpleaños en familia en Vigo?

–Es imposible que regrese por Navidad por el COVID.

“Los médicos me convencieron para tener el niño yo misma”

–¿Qué le diría a Solomon si dentro de unos años quiere ser alpinista?

–Que mejor que no.. (Silencio). Que tiene que ser un niño y un hombre feliz, pero el alpinismo es peligroso. Egoístamente, preferiría que fuera (pausa). Músico, viajero... que le guste la montaña sí, pero que haga alpinismo tal y como lo he hecho yo, no me gustaría. He visto y he perdido demasiado, por eso creo que es algo que tiene que salir de las venas y ser su elección. Si no, no compensa. Digamos que no seré yo quien lo va a convencer.

–¿No se plantea una vuelta a la política?

–A estas alturas he aprendido que hay que dejar todas las puertas abiertas, porque las circunstancias cambian y dejarlas abiertas te hace libre. Dicho esto, ahora mismo en absoluto lo tengo en mente.

–¿Y volver a la montaña?

–Tal y como soy yo, la montaña la veo inviable. Me planteé dedicarme a este momento al 200% y es una experiencia maravillosa. No digo que otras personas no puedan, solo que ahora me apetece hacer cosas más normales y que antes no hacía.

–Alguna vez dijo que cuando volvía de una expedición sentía como una depresión posparto, pero sin tristeza. Esta cumbre de la maternidad es una expedición que dura toda la vida. ¿Siente vértigo?

–He sido siempre consciente. Pero había una parte de mi vida que no me dejaba entregarme a esta otra parte, porque requería más entrega de la que podía. Me lo imaginaba así: sé que esto acaba de empezar.

–Su padre fue su primer vínculo con la montaña y con 11 años se estrenó con él en O Vixiador. ¿Qué cree que le diría ahora?

–(Se emociona). Era muy buen abuelo. Al primer sitio que fui con mi padre fue al Vixiador y por los montes de A Madroa, donde jugaba a esconderse en los árboles, nos vestíamos de indios y nos enseñaba a coger fresas salvajes. Creo que su misión fue esa: que yo tuviese mi primera experiencia con el monte.

Chus Lago con el pequeño
Solomon en su domicilio en 
KIngwood, en Houston, ayer.

Chus Lago con el pequeño Solomon en su domicilio en KIngwood, en Houston, ayer.

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