Amancio Ortega quería ser algo más que un vendedor de barrio. Los puestos de mando de la tienda La Maja, donde conoció a la que fue su esposa y cofundadora de Inditex, Rosalía Mera, estaban destinados de por vida a los tres hijos de los dueños del establecimiento.

Allí vivieron la pequeña gran revolución de la llegada del nailon al textil y aprovecharon la experiencia para montar su propio taller en la casa de una de las hermanas de Ortega y confeccionar las famosas batas de boatiné de alta lencería a 600 pesetas cada una. El mayor imperio textil del mundo vuelve a los orígenes, buscando qué opciones tiene para "convertir parte de nuestra capacidad de fabricación textil a producción de material sanitario", con motivo de la presentación de los resultados del ejercicio fiscal de 2019.

Aún siendo muy importantes por la envergadura que en empleo y actividad representa la multinacional en Galicia y en toda España, la cuenta de resultados quedó en un segundo plano, ensombrecida por la crisis del coronavirus. "Se ha involucrado al equipo de producción", detalló la compañía, que apunta como opción más factible la elaboración de batas protectoras en sus instalaciones en el país "para lo que es necesario realizar una serie de ajustes sanitarios y confirmar la disponibilidad de materia prima".

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El grupo abanderado por Zara batió su récord de facturación el pasado año, con cerca de 28.300 millones de euros, y un beneficio de 3.639 millones, un 6% más. Pero, ¿y a partir de ahora? "La situación excepcional hace imposible hacer previsiones", admitió Pablo Isla, su presidente, durante la conferencia con los analistas para detallar las cuentas. De hecho, las ganancias serían incluso superiores, de 3.855 millones, pero el holding tuvo que restar 287 millones para provisiones en vista del deterioro del negocio por los efectos del Covid-19. Aunque las ventas a tipo de cambio constante en tienda física y el canal online bajaron un 4,9% desde el arranque de febrero, en el caso concreto de la primera quincena de marzo el desplome supera el 24%.

La "extraordinaria" solvencia juega a favor de la compañía para afrontar "con garantías" este nuevo ejercicio tan absolutamente raro, bajo la premisa de que, efectivamente, el impacto de la situación será "muy significativo". La orden interna de la cúpula es preservar "todo el empleo, complementando la retribución "en caso de que sea necesario durante este periodo".

Inditex defiende que para "asegurar de forma más eficaz este objetivo" de blindar la plantilla "se van a estudiar todas las herramientas que el Gobierno puso ayer [por el martes] a disposición de las empresas". Los analistas preguntaron a Isla por los ERTE. Las soluciones se buscarán, respondió, "país por país teniendo el cuenta todos sus grupos de interés" con "decisiones balanceadas". "Es tremendamente importante garantizar que donde las tiendas físicas estén cerradas pueden seguir manteniendo el negocio online y eso es lo que está ocurriendo, dando continuidad al negocio", apeló. A última hora del día, según pudo confirmar FARO, comunicó a los empleados de tienda de la principal cadena, Zara, la medida. Cobrarán el 100% del sueldo en marzo, incluidas las comisiones de febrero, y un 70% en abril, aunquelos responsables de la enseña trasladaron su intención de llegar también al 100%. Están cerradas 3.785 tiendas, la mitad del total.

La cadena de aprovisionamiento, según Isla, opera con "total normalidad". Toda ella, junto con la logística y la gestión comercial, "muy especialmente desde China", está a disposición del Gobierno "para atender las necesidades de urgencia, tanto de material sanitario como textil". Al menos se hará un envío semanal del material que Inditex compre directamente.

A las 10.000 mascarillas donadas se unirán previsiblemente otras 300.000 esta misma semana. Además, el grupo trabaja para traer material que el Ejecutivo considera urgente (máscaras, guantes, gafas protectoras, gorros, calzas y protectores faciales). "Vamos a superar estos momentos difíciles, que quedarán como un mal recuerdo en nuestra historia", dijo ayer Isla, que defendió "la respuesta común" y "la confianza total" en las decisiones de las autoridades sanitarias.