-De todas las entrevistas que se le hicieron a Cunqueiro, ha elegido e incluido en este libro una que le hizo Francisco Umbral. ¿Por qué esa en concreto?

-Sí, data del año 1969 y se publicó en La Gaceta Literaria cuando le acababan de conceder el premio Nadal por "Un hombre que se parecía Orestes". Estaba, pues, en la cima de su gloria literaria en España.Ese fue un aspecto que determinó mi elección junto con el hecho de que Umbral siempre hubiese profesado una gran admiración y respeto por Cunqueiro, algo que mantuvo siempre. Y otra razón, claro, es que se trata de una magnífica entrevista, realizada en un restaurante en el que ambos se citaron para comer.

- Uno de los elementos patentes de la obra de Cunqueiro es el humor, pero en escasas ocasiones se le da importancia.

-Sí, hay mucho humor en la obra de Cunqueiro, un humor muy particular, muy sutil, fina mezcla de ironía y ternura que el lector percibe inmediatamente. Lo que resulta sorprendente es que a él le molestase que lo definiesen o lo etiquetasen como escritor humorista. Eso no le gustaba nada. Tal vez él pensaba que eso era minusvalorarle.

- ¿Por qué en su libro solo ha incluido su obra periodística en castellano?

-Pues por una razón obvia: Álvaro Cunqueiro escribió más en castellano que en gallego, aunque es verdad que él siempre dijo que prefería y se expresaba mejor en su lengua madre, el gallego, pero de eso ya se ocupa la editorial Galaxia. Lo mío, ya digo, es cunqueiranismo, devoción por Cunqueiro. Estos doscientos artículos que selecciono en "Al pasar de los años" y que he distribuido entre los 10 temas que yo considero que son los más significativos de su obra global, de la periodística y de la de ficción, son el resultado de una selección entre unos 400 artículos de los que partí. Ocurría, claro, que de haber introducido todos ellos, la páginación sería excesiva; de hecho, ya son bastantes, para lo que se estila hoy en día, las 800 y pico páginas de que consta este libro.