Raquel Marín señaló ante su público vigués que "no hay mente sana con alimentación de mala calidad", por lo que recomendó ingerir grasas insaturadas, agua, glucosa (que no se debe confundir con azúcar), fibra, carbohidratos de asimilación lenta, antioxidantes naturales y frutas de colores vivos; así como realizar ejercicio.

En la última parte de su libro (que salió editado en noviembre y está a punto de ver su segunda edición), incluye recetas de neurococina al alcance de todos. La experta asegura que organizar los menús con dietas como las que presenta ayudan a "compaginar vida frenética y comida para la cabeza".

"Puede que la cabeza haya estado enviando señales de que le están faltando los nutrientes que necesita para estar en forma. ¿Cómo son esas señales? Se experimenta cansancio mental, desmotivación, desánimo, baja capacidad de concentración", así como fallos en la memoria, mareos o dificultad para dormir bien", recoge en la publicación.

Para esta especialista, si se dan estas situaciones "es posible que la nutrición no esté siendo óptima y el cerebro lo esté acusando a diferentes niveles".

Por ello, anima a cocinar con el cerebro y para dicho organismo. Como trucos prácticos, citó el ablandar las carnes con papaya o salmuera de leche; emplear aceites aromáticos de hierbas secas al baño María o aceites aromáticos de hierbas frescas; aderezar con frutos secos, eliminar el anisakis del pescado o suprimir el toque amargo de las berenjenas. También propuso utilizar el zumo de higo chumbo (opuntia ficus-indica) en lugar del azúcar.

El libro también recoge ejemplos de bebidas neuroenergéticas y dietas para platos tanto como entrantes, principales y postres.