Reapareció en 2017 después de casi dos años sin poder torear por una lesión en el radio del brazo derecho y lo hizo pisando fuerte, triunfando en cada plaza en la que actuaba y proclamándose triunfador absoluto de la Feria de Abril. Antonio Ferrera fue ayer uno de los protagonistas del segundo festejo de la feria de la Peregrina, una cita especial para él, pues lleva el mismo nombre que su ganadería y que su madre, natural de Santiago. Su relación con el coso de San Roque es muy estrecha, sobre todo desde que en 2003 indultó a un toro de Alcurrucén, el primero de la historia de la plaza pontevedresa.
-¿Qué valoración hace de cómo está yendo la temporada?
-Las sensaciones están siendo muy bonitas, viviendo tardes muy especiales ya desde el principio de la temporada y hasta ahora, como Sevilla, Valencia, Madrid, plazas que siempre marcan un poco el ritmo y creo que ha habido momentos muy importantes.
-Viene de una temporada 2017 que posiblemente haya sido de las mejores de su carrera, ¿no?
-No la valoraría como mejor o peor, creo que fue distinta por los componentes que traía después de dos años sin torear por la lesión que tuve en el brazo. Reaparecer y vivir la temporada que viví fue muy especial, tanto en lo personal como en lo profesional.
-¿Esa lesión en el radio del brazo derecho supuso un punto de inflexión en su carrera?
-Por circunstancias tienes que apartarte de lo que tú amas, de tu pasión, es normal que en ese proceso salgan cosas nuevas, que cambien la percepción de tus sentimientos, de tu espíritu... A lo mejor ahora hay una forma de transmitir más de dentro para fuera.
-Durante esos dos años que estuvo lesionado, ¿se planteó en algún momento la retirada?
-Hubo momentos complicados, me sometí a cuatro operaciones, pero eso también es la vida, que te va poniendo situaciones difíciles, pero siempre he tenido mucha fe y gracias a ella y también a los doctores y profesionales que hicieron un gran trabajo he podido quedar como ahora estoy.
-Lleva 21 años toreando, con ese pequeño paréntesis por la lesión. ¿Ha evolucionado su toreo?
-Yo creo que evolucionar es lo más bonito que puede sentir un artista, en realidad en todos los ámbitos de la vida, pero sobre todo en los que tienen que ver con transmitir tus sentimientos y tu ser, porque en el toreo, además de exponer tu vida delante de un toro, expones todo como hombre, solo, delante de una plaza con miles de personas. Hay un proceso de maceración con la pasión, la vocación, el trabajo... El ser es el mismo, pero hay un proceso por el que el artista cambia en su manera de transmitir. Intentar superarse a sí mismo es el valor del ser humano y es uno de los sentidos más bonitos que tiene el arte de torear, y sin dejar de ser uno mismo.
-¿Qué significa Pontevedra para usted?
-Pontevedra tiene unos componentes de corazón especiales. Como torero, es una de las ferias más importantes de la temporada, con una esencia de público con mucha verdad y mucho corazón y que te lo transmite y te hace sentir especial. Y para mí es una cita especial a nivel personal, me une mucho a la feria de la Peregrina, porque mi madre, Peregrina, es de Santiago y mi ganadería lleva su nombre. Siempre que vengo a Pontevedra hay unos componentes de sentimientos muy especiales y que están muy a flor de piel, y eso hace que me motive y me ilusione para mostrar lo mejor de mí al público, te hace sacar mucho del fondo de cada uno.
-¿Está en peligro la tauromaquia?
-Yo creo que cuando hay un caldo de cultivo como el que se vive en Pontevedra, siempre tiene que tener una vida sana, y Dios quiera que eso tenga tentáculos en sus cercanías, en ciudades en las que siempre se ha vivido el toreo. Que la Peregrina ayude a abrir esos caminos que son tan necesarios para el toreo en Galicia, pero tenemos la feria de Pontevedra, que mantiene con mucho corazón, mucha alma y mucha entrega lo que es el sentimiento por la tauromaquia y la cultura.
-Compartirá cartel con Juan José Padilla en su despedida en Valladolid. ¿Qué significa esa cita para usted?
-Es muy especial, porque puede que Juan sea uno de los toreros con los que he podido comapartir más tardes en mi carrera. A parte, le tengo un cariño especial como persona y mucha admiración y respeto profesional. Compartir cartel con él en un año tan especial para él, es un acontecimiento importante. Ha dejado un legado de torero de toreros, una referencia para los que estamos ahora mismo, para los que vienen y para los que vendrán. Entrega todo su sentido y todo su espíritu al toro de una manera muy pura.
