A día de hoy se desconoce su causa, por lo que todavía no existe una cura para la enfermedad y en los últimos años tanto la incidencia como la prevalencia de la EM han aumentado, hasta el punto de que en las últimas dos décadas el número de pacientes se ha duplicado. Las razones son mejores medios diagnósticos y menor tiempo para llegar al mismo pero también a factores ambientales que, aunque aún no se han podido determinar con exactitud, apuntan a jugar un papel en su aparición y/o evolución como por ejemplo el tabaquismo, el déficit de vitamina D, la escasa exposición a la luz solar y el cambio de dieta, entre otros.