Sorprende que un director tan poco dado a las sutilezas como Xavier Gens (Hitman o Frontière[s] son un buen ejemplo de cómo usar la cámara como si fuera una motosierra) pusiera tan empeño y tantos años en adaptar la novela de Albert Sánchez Piñol, que propone una idea de terror cimentada sobre materiales de cierta enjundia científica y moral. Sexual, incluso. Por desgracia, y aunque la película mejora los anteriores trabajos de Gens, sus resultados se quedan en un quiero y no puedo insulso. Solo la aportación del decorador español Gil Parrondo aporta un elemento memorable Con una irritante voz en off que parece buscar una seriedad impostada, La piel fría mezcla terror, aventura, drama, misterio, algo de amor y acción con menguante interés, sin que Gens sea capaz de aprovechar la excelente fotografía de Daniel Aranyo. Aura Garrido destaca en un reparto más bien soso que parece contagiado de la falta de empuje de un cineasta que desaprovecha su ocasión para subir un peldaño en su carrera. Al menos, no invita a cerrar los ojos que ocurría en Hitman.