Convencido de que en Cataluña existe "una mayoría silenciosa de personas que se sienten tan catalanes como españoles y no quieren renunciar a esta doble identidad", Josep Borrell -exministro de Felipe González y expresidente del Parlamento Europeo- abogó ayer en el Club FARO por una reforma de la Constitución que les permita "sentirse cómodos en España". En ese proceso, recalcó, deben tomar parte "todos los españoles".
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"Los catalanes tenemos que volver a votar algo que representa una nueva articulación del Estado", argumentó el socialista, quien sostiene que fue "un error trágico intentar modificar la Constitución por la puerta de atrás, a través de un nuevo Estatut; y otro error trágico hacer aprobar en referéndum un Estatatut y que el Tribunal Constitucional declarase que en algunos aspectos parciales no estaba de acuerdo con la Constitución".
En tono crítico, el exministro de Obras Públicas y Transporte lamentó que los Gobiernos "no han visto venir el problema" y criticó la "abúlica indiferencia" del actual Ejecutivo, presidido por Mariano Rajoy. "Esto está aquí para quedarse y solo no se va a ir. Hay que buscarle una solución y la solución tiene que ser identificar el problema, desmontar las falsedades, afrontar las realidades, plantear reformas en la Constitución que permitan el encaje que el Estatut permitió, que si hubiera seguido en vigor no hubiese pasado nada, porque de lo contrario nos quedaremos con un problema enquistado", concluyó Borrell, que acaba de publicar -junto a Joan Llorach- el ensayo Las cuentas y los cuentos de la independencia. Ayer la intervención de ambos autores abarrotó de público la sala de conferencias del Centro Social Afundación, donde se celebró el Club FARO. La presentación del exministro corrió a cargo del alcalde de Vigo, Abel Caballero.
Las críticas más duras de Borrell y Llorach se centraron sin embargo en las "mentiras" del discurso independentista, como el argumento esgrimido por el president Artur Mas y el líder de ERC, Oriol Junqueras, de que si Cataluña fuera independiente dispondría 16.000 millones de euros adicionales cada año. "Hay que hacer un esfuerzo de explicación, pedagógico, para separar el trigo de la paja", apuntó antes de advertir que "de pequeñas verdades se pasa a grandes mentiras". "Hay problemas en la relación entre España y Cataluña, pero no tan grandes como dicen y para resolverlos hay que negociar", reconoció Borrell, quien señala en concreto "cuellos de botella" en las infraestructuras de la comunidad.
El titular de Obras Públicas entre 1991 y 1996 advirtió, no obstante, de que "el cuento más grande" que se ha aportado es el de que Cataluña podría permanecer en la Unión Europea sin encarar un proceso para su entrada. Ambos autores cuestionaron también los costes que tendría -según la versión de Mas o Junqueras- estructurar y sostener un Estado catalán independiente.
¿A qué se debe entonces el éxito del discurso independentista? Borrell apunta a dos razones fundamentales que se superponen "a un fondo emocional preexistente": los efectos de la crisis, que ha "desarticulado" la sociedad catalana; y el "sentimiento de humillación provocado por la sentencia del Estatut". Esos ingredientes se completarían -explica el coautor de Las cuentas y los cuentos de la independencia- con el "atractivo" de esa argumentación, que ofrece un mayor nivel de vida a la población; y su repetición constante en los foros públicos.
Círculo de Empresarios
Por la mañana el exministro y expresidente del Parlamento Europeo mantuvo un almuerzo-coloquio en el Círculo de Empresarios de Galicia en el que insistió en que ante el reto independentista no vale con "negar la posibilidad". Borrell abogó por "dar razones positivas y argumentar que la unión es mejor que la desintegración". Una tarea para la que -lamenta el socialista- ha faltado "sin ninguna duda" voluntad política. "Se tenía que haber participado en el debate con más intensidad y desde hace mucho tiempo; ahora es posible que ya hayan cristalizado unas actitudes que son difícilmente reconvertibles", concluyó Borrell: "Hasta ahora siempre hemos considerado la unión como algo irreversible, para siempre, pero si Reino Unido saliera, sería la constatación de que la Unión es reversible y eso sin duda alguna tendría una implicación política importante: si sale uno, ¿por qué no otro?", cuestionó.
