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El siglo de una saga de Arousa que recaló en Guipúzcoa

Dos hermanos pescadores de la familia Fontán llegaron a Trintxerpe en 1915, donde hoy el clan suma seis generaciones con unos 265 miembros - Una exposición recuerda su historia

Reportaje de 1963.

Una saga gallega con unos 265 familiares cumple un siglo en el País Vasco. Seis generaciones. Cien años de vida de siete ramas familiares que parten de la familia "Fontán Guillán" y cuya historia arranca en la ría de Arousa hasta emigrar a la población portuaria de Trintxerpe (Guipúzcoa). Han sido armadores, pescadores, fabricantes, patrones de pesca, marineros y "gente de cerca de la mar", tal y como se definen, al menos hasta los años 80 con el desmantelamiento de la flota pesquera vasca. Pero su huella está -aún presente- en el deporte, la cultura y la sociedad de Pasaia, un municipio costero que ahora expone más de un centenar de fotografías históricas de la familia. "Y aún quedaron otras tantas fuera", reconoce una de las descendientes, Cristina San José Soage.

El pasado fin de semana, un total de 183 parientes se reunieron en un asador de Hernani para celebrar el siglo de historia. "Tuvimos hasta un gaiteiro en la fiesta, un vecino de Ardán (Marín)", comenta Juan Manuel Sanlés que -hablando en gallego- confiesa que también festejan el "día das Letras Galegas e os Magostos".

Los Fontán salieron hace cien años de A Pobra do Caramiñal. Para conocer su historia hay que remontarse cien años atrás. Los hermanos Antonio y Tomás Fontán se embarcaron, procedentes de la ría de Arousa, donde compartían con su padre una embarcación familiar, rumbo al cantábrico. Al igual que otros muchos jóvenes de su pueblo natal, A Pobra de Caramiñal (A Coruña), habían embarcado en busca de mayor estabilidad.

Ese periplo les llevó a Pasaia, en cuyo puerto hubieron de permanecer varios días mientras se efectuaba la descarga de mercancía y se limpiaba la bodega antes de emprender una nueva singladura. Durante una de las visitas a tierra supieron de ciertos armadores que necesitaban hombres para la pesca y que pagaban bastante bien. Fue así como decidieron quedarse en la zona.

No tardaron en ser contratados y embarcar como marineros. Pronto los armadores se dieron cuenta de la experiencia y el buen hacer de aquel par de gallegos que no se amilanaban ante nada. "Lo mismo sabían atar la red (arte que pocos dominaban) que hacer costuras o abrir el pescado y prepararlo para su manipulación en puerto", señalan dos de sus descendientes, Juan Manuel y Cristina.

Su armador buscaba más marineros para la pesca y ellos vieron la oportunidad de animar a más miembros de su familia, hermanos -eran 10 entre, de los que tres no tendrían descendencia- y cuñados, a probar fortuna en el nuevo puerto pesquero que construía en Pasaia. El nuevo muelle pesquero y la lonja de pescado se inaugurarían en 1919. "Los armadores vascos querían mano de obra gallega para la pesca de arrastre, ya que en Galicia era muy común y entonces el puerto de Bouzas era de vanguardia; sin embargo en el País Vasco se dedicaban al cerco o al pincho", comenta Juan Manuel. Fue así como poco a poco fueron llegando los hombres. Primero su cuñado, Domingo Rodiño. Más tarde, Manuel y Agustín Fontán. A partir de 1925 llegaron varios primos de la rama de los Guillán.

Los primeros años fueron muy duros. No tenían dinero para comprarse una casa y se veían obligados a dormir en el barco. Las únicas casas de huéspedes se hallaban en San Sebastián, pero había que desplazarse andando y a no ser que tuvieran un permiso de 24 horas, no podían permitírselo. A los anteriores contratiempos se sumaban los problemas familiares. "La disyuntiva fue traer a la familia para Pasaia, pero la decisión no fue fácil", recuerdan sus descendientes. La decisión no pudo tomarse hasta que en Trintxerpe comenzaron a construirse viviendas, lo que les obligó a permanecer durante unos años separados. Con las nuevas edificaciones en el cada vez más floreciente distrito, fueron llegando las mujeres y con ellas, los hijos que tenían en Galicia. Otros nacerían ya en Pasaia, como es el caso de Juan Manuel Sanlés, aunque todos los años regresa en verano a Pobra.

Así comenzó una nueva etapa para la familia Fontán Guillán. A principios de 1922 todos estaban ya asentados en su nuevo hogar y en 1925 nació el primer Fontán en el nuevo barrio de Trintxerpe. "Con mucho trabajo y sacrificio, salieron adelante. La familia fue creciendo. La siguiente generación cada vez se hacía notar más. La guerra de 1936 lo truncó, recuerdan. También, la participación de soldados "en su mayoría gallegos" en el batallón "El Celta". Tras la guerra llegó la "abuela Pepa", quien añoraba su pueblo gallego. Y a lo largo de los siguientes cuarenta años, los Fontán-Guillán se implicaron mucho en la vida de Pasaia lo en lo que se refiere a la pesca, el deporte o la cultura, contribuyendo en la comisión de fiestas y clubes deportivos. Eso sí, aseguran que aún mantienen vivo en el recuerdo -y en el habla su origen gallego.

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