A su favor, los tacones tienen que hacen ganar en altura y estilizan la silueta; pero en contra, presentan muchos inconvenientes que silenciosamente se van entrelazando con diversos factores hasta acabar desencadenando problemas de salud que pueden afectar al pie, rodillas, músculos de la pierna, caderas o cervicales. No es una hipérbole. Estudios universitarios han demostrado que el uso continuado de tacones altos pasa factura al cuerpo.

¿Qué se considera tacón alto? El vicepresidente del Colexio Oficial de Podólogos de Galicia, Ángel Domínguez; y el portavoz de esta entidad, Borja Pérez, indican que para una mujer de 1,70 metros de altura, "está contraindicado un tacón de más de cinco centímetros de alto porque provocaría una alteración grave en la carga de los pies".

"La paradoja está en que cuanto más bajas son las mujeres, mayor tacón utilizan", indica Domínguez quien recalca que con 1,40 o 1,60 metros tendrían que utilizar un tacón bastante inferior a los cinco centímetros.

"No recomendamos una prohibición total pero desde cinco centímetros está comprobado que hay cambio en las presiones de la planta del pie; repercusión que asciende por la articulación del tobillo a la rodilla y a la cadera provocando una alteración en la columna", explica el podólogo ourensano Borja Pérez.

La Universidad Rey Juan Carlos en colaboración con la Clínica CEMTRO -ambas en Madrid- indica que "la parte delantera del pie soporta el 57% del peso corporal con tacones de cuatro centímetros, un porcentaje que se eleva al 75% cuando la altura de los mismos se incrementa en dos centímetros".

Este desigual reparto del peso del cuerpo a causa del tacón se convierte en un factor desencadenante de juanetes, cuando sobresale el hueso donde nace el dedo grueso del pie. Investigadores de la Universidad Juan Carlos estiman que el juanete afecta a casi un 60% de las mujeres mayores de 50 años.

El vicepresidente del Colexio de Podólogos señala que si el juanete está en su grado inicial "se puede plantear un tratamiento paliativo que frena el proceso pero no lo corrige. Para esto último, habría que recurrir al tratamiento quirúrgico".

Pero los juanetes no suponen la única problemática que puede surgir en los pies por tacones altos, también pueden originarse durezas (callos), dolores en la almohadilla del pie -la zona delantera de la planta-; dedos en garra o martillo -cuando se tuercen y presentan puntos dolorosos- o neuroma de Morton. Esta última es una lesión al nervio situado entre los dedos de los pies y de la que, por ejemplo, se operó el expresidente del gobierno Aznar.

Al usar tacones altos, "el tobillo se encuentra en una posición forzada", advierte el fisioterapeuta Jonatan Martínez, de Lence&Martínez en Vigo. "El tendón de aquiles se acorta porque el gemelo está en tensión y puede producir una tendinitis", añade.

Los tacones también tensan el glúteo que recoloca la cadera para buscar el equilibrio. Esto provoca que se marque más la curvatura lumbar (la parte inferior de la columna). "Esa posición realza las piernas y los glúteos pero su peligro es que arquea la zona lumbar pudiendo provocar lumbalgias y ciáticas", señala el fisioterapeuta que agrega que el uso prolongado de tacones altos también puede originar dolores en las rodillas, marcar la chepa y provocar dolor en las cervicales. "Para compensar la curvatura lumbar, se adelanta la cabeza y se fuerzan las cervicales", aclara Martínez.

Ángel Domínguez, vicepresidente del Colexio de Podólogos, con consulta en O Porriño, asegura que dos de cada tres pacientes que acuden a él son mujeres. Los problemas más frecuentes presentados son callos, deformaciones en los dedos y juanetes. A su juicio, "el gran problema es que las mujeres en general se calzan con los ojos y no con los pies", en alusión a la elección de zapatos de vértigo y de horma estrecha muy vistosos pero que resultan muy nocivos con el paso de los años.

Agrega que el abuso continuo de los tacones altos provoca una retracción en los músculos posteriores de las piernas: "Se da cuando la mujer dice que no es capaz de andar sin tacones y hasta usa zapatillas con cuña en la casa".

Si aun así, hay mujeres que quieran seguir usando tacones, el podólogo Borja Pérez (vocal del colegio gallego) aboga por comprar zapatos con plataforma. "El hecho de que aumente el grosor delante del pie implica que se reduce el tacón en el talón. Es recomendable tener algo de plataforma antes", señala para advertir: "Una plataforma en exceso compromete la estabilidad. La diferencia del tacón y la plataforfmaa no debe sobrepasar los cinco centímetros".