Más allá de la representación del nacimiento de Jesús que realizó san Francisco de Asís en el siglo XIII -en donde el portal de Belén ya incorporaba los ahora polémicos buey y mula-, existe otro posible origen del belén tal y como se representa hoy en día. Una leyenda contenida en el zoroastrismo persa ya hablaba de un bebé nacido de una virgen en un establo, anunciado por un heraldo angelical y visitado por unos magos que seguían una estrella y al que quería matar un malvado rey. Los templos al dios solar Mitra estaban decorados con los elementos que hoy en día se ubican en el portal navideño como la estrella, los magos o el asno. Todos estos iconos propios de la celebración del solsticio de invierno fueron fusionados por el cristianismo.