"Último retorno" es el título de la serie fotográfica por la que la viguesa Carla Andrade ha sido seleccionada para participar en la prestigiosa Exposición Internacional Nord Art en Büdelsdorf (Alemania), que se inaugura hoy. La joven de 29 años competía con más de 3.000 artistas de los que, finalmente, fueron seleccionados 240. Junto a ella, hay otros dos gallegos, los escultores Manuel Ferreiro (A Coruña, 1944) y Nando Álvarez (Tomiño, 1975). Paralelamente, la imagen "Camino-Hombre-Humo" de Andrade se podrá ver a partir del miércoles en la galería de la Alliance Française de Madrid en el marco del Festival PhotoEspaña

Carla Andrade asegura que aprendió a usar una cámara de fotos con las instrucciones de su primera réflex. "Comencé a sacar fotos por la necesidad de encontrar un nexo de unión entre la realidad subjetiva y el mundo exterior, como forma de conocimiento de mi misma y del mundo", describe. Sin embargo, la joven pronto empezó a llamar la atención de la crítica.

Andrade define su serie "Último retorno" como "una alegoría del fin del mundo basándose en la teoría del Big Bang, pero un inicio que podría no distinguirse demasiado de su fin, en este caso sin cabida ya a un retorno eterno. Esta visión catastrofista la uso como excusa para crear estas fotos del inicio-fin del universo, como un supuesto. El proyecto trata la idea de paisaje desposeído frente a las pretensiones de dominio del hombre. Como casi toda mi obra, entiende el mundo natural como una parte indisoluble de nosotros mismos. Por eso le debemos un respeto que creo que no se le da", opina.

Andrade siente la fotografía como "una forma de ordenar el caos que conforma el universo". "Creo que se debería considerar un arte más. Parece que las cosas importantes son las materiales; la economía, las empresas... pero el arte nos hace mejores personas".

Los paisajes gallegos en general y en concreto los del Val Miñor fueron los primeros en los que se fijó el objetivo de Carla. "Son imágenes capturadas en momentos de contacto emocional total con el paisaje, de exaltación de deseos. Cada espacio representa una parte de mí; un sentimiento íntimo de mi memoria. Con la fotografía trato de hacer sobrevivir esa experiencia", apunta.

En estos momentos ha cambiado el paisaje gallego por el islandés ya que se encuentra desde hace dos meses en una residencia artística en Siglufjordur, un pueblo del norte de Islandia, aislado geográficamente, con el también artista vigués Lois Patiño. "La razón de haber venido aquí son los paisajes. Es la segunda vez que vengo; aquí siento cosas que nunca había sentido. El paisaje es sobrecogedor. Islandia significa la sublimación del paisaje y este paisaje te hace sentir insignificante y produce admiración y respeto; felicidad y miedo a la vez", afirma.

Precisamente la fotografía "Camino-Hombre-Humo" la tomó en Islandia para presentarla en el Concurso de la Alliance Française y la Fundación Pilar Citoler que este año versaba sobre el tema "convergencias". Le otorgaron el Premio Mujeres Foro Diálogo y la próxima semana se expondrá en el marco del Festival PhotoEspaña.

Carla considera que en España cada vez se da mayor valor a la fotografía "aunque se inclina más por la parte documental, de retrato social y de investigación. Mi fotografía se mueve más en una dimensión poética, que es más valorada y practicada en otros países", concluye.