Un año después de su fallecimiento, que se cumple hoy, el escritor Miguel Delibes (1920-2010) ha legado a su familia y a sus lectores el "harto consuelo de su memoria" a través de los numerosos mensajes de condolencia que sus hijos aún reciben y también de la masiva venta de sus libros. La honda conmoción que produjo su muerte, a los 89 años, ha derivado en una amplia serie de propuestas e iniciativas para exaltar y divulgar una obra que tratará de canalizar, cuando se constituya en los próximos días, una fundación que llevará el nombre del novelista con unos estatutos que ultiman ya sus siete hijos.

"Es imposible borrar su imagen de cada rincón. Además ha sido un referente constante en nuestras vidas, pero como diría Jorge Manrique: ´aunque la vida perdió nos dejó harto consuelo de su memoria´, que no es poco", explicó ayer Elisa Delibes, hija del escritor y que ha vivido siempre junto a él. La ausencia "se nota en todas partes y a todas las horas", añadió esta profesora de lengua y literatura en un instituto de la capital vallisoletana, y cuyo domicilio está comunicado con el del escritor a través de una escalera interior. "Su casa, unida a la mía, sigue abierta", explicó antes de evocar en su progenitor la imagen de "un hombre casero, más al final de su vida", y que soportó unos últimos meses de vida "durísimos".