13 | Domingo - Pancho ¿pro Sinde?

¿Cómo es que tenía Jimmy Jump -el de la barretina, el revientacosas, el “imbécil” en palabras de Buenafuente- una invitación para sentarse en las primeras filas del teatro Real y yo no? Dios le da pan a quien no tiene dientes. Al menos me ahorré el disgusto de plantar los Louboutin (suelas rojas sobre la alfombra roja, mucho mejor, dónde va a parar) sobre los charcos de la calle. Un “tipo” (Buenafuente también) como ése no apreciaría ni harto de vino un Gucci como el que llevaba Javier Bardem. Todo de negro, el rey de la noche. ¡Y qué simpático Bardem! Bueno, simpático no, selectivo. Con el reportero de TVE. Con los gurús de los “late shows” de Estados Unidos. A los de “Sálvame” y compañía, ni verlos. A los demás, cara de palo. Él, que puede elegir. El traje del ganador del “Goya” al mejor actor valía su dinero, no crean. Solo se fijan en ellas, solo hablan de sus trapitos. Pero ellos también se cuidan. Entre las chicas, mucho negro, mucho rojo. Mucho minimal (Belén Rueda o Maribel Verdú). Más ladygagaísta, Aitana, yo la vi pelín excesiva. Para mí, la mejor, Elena Anaya, de verde botella Elie Saab. Tampoco debió de resultarle sencillo a Adolfo Domínguez hacerle un traje a medida a Pancho, el perro de la Lotería, sí, el que se fugaba con el décimo premiado. Collar de Swarovski. Pancho es el nombre artístico. Cook, que así se llama en realidad, no manchó la alfombra, como lo animaban a hacer los manifestantes anti-Sinde. Profesional (o proministra) que es.

14 | Lunes - Rajoy no se hace la cama

Todo padre queda desarmado ante la pregunta de un niño. Aunque el padre sea un señor con barba, gallego de filiación y vocación, político y aspirante a la Presidencia del Gobierno. Lo que Mariano Rajoy confesó en una entrevista con niños en Cadena 100 fijo que jamás se le hubiera escapado delante de Iñaki Gabilondo. Don Mariano no ayuda en casa y tampoco cocina, es que ni la pisa, como la duquesa de Alba. Tampoco va a la compra con un carrito de flores como el hombretón del anuncio. Le pillarían y perdería liderazgo. Ahora sabemos que duerme bien, que es del Real Madrid, que ayuda a sus hijos con los deberes, que no se le dan bien las mates... nada del otro jueves. La ministra Leire Pajín, a falta de Bibiana Aído, no tardó en saltar. Con toda la razón. Una persona pública, con aspiraciones de máxima responsabilidad, debería dar ejemplo. A Zapatero una sí le puede llegar a imaginar con el delantal puesto. Si no fuera porque en la Moncloa tienen servicio, claro. Igual alguna barbacoa. Lo que es seguro es que Rajoy no se hace la cama. Ya se la hacen otros.

15 | Martes - Mira mi brazo tatuado

Tú lees Eva y piensas en la primera mujer de la historia o en la Perón. Pero tú lees Eva tatuado en un bíceps juvenil, hispano y con más tatuajes, y ya caes. Eva es Eva Longoria. Y el bíceps pertenece a Eduardo Cruz. El “Daily Mail”, al parecer, tiene las fotos: el brazo izquierdo de Edu, el pequeño de los Cruz, luce su nombre en cursiva y sobre el mástil de un velero igualmente tatuado. Es una prueba de amor muy Hollywood. Melanie Griffith se grabó el de Antonio (Banderas). David Beckham, los de sus niños -ahora tendrá que añadir otro- y el de Victoria, pero no se nota, porque está en hindú. No sé cómo de en serio van Edu y Eva. Pero estas cosas tienen un riesgo. Johnny Deep llevaba el de Winona Ryder. “Winona forever”. Como no fue para siempre, cuando rompieron, lo cambió por “Wino forever” (algo así como borracho para siempre). Es una solución. Eso, o las calcamonías.

16 | Miércoles - La máquina de la verdad

Eduard Punset le pregunta en “Redes” a una eminencia de la neurología por los polígrafos. “Solo miden excitaciones, nerviosismos y ritmos cardiacos. Lo único que detectan es cuánto se suda. El polígrafo es un artefacto viejo, fácilmente manipulable. Y de fiabilidad, poquísima”, le contesta.

Para la policía y la judicatura, puede. Para la ciencia, puede. Pero para la prensa rosa, a la que no cabe exigir mayor rigor (un juez se lo ha dicho a Cayetano Martínez de Irujo) contiene más verdad en una sola sesión que todas las examantes que han desfilado por un plató a lo largo de la historia juntas. Será lo que sea, pero la máquina de la verdad de Julián Lago ya nos brindó momentos inenarrables. Ahora que la “Princesa del pueblo” le ha demostrado a Jesulín verdades como puños, es Campanario la que cuestiona no ya a Belén Esteban, que eso pase, sino a la poligrafista. A Conchita, que, como no se cansan de repetir Jorge Javier y Jordi González, es una señora muy seria. Y así es. Porque leo en su currículum: “Conchita Pérez, poligrafista, piscofisiologista y forense al frente de un equipo profesional”. No yerres el tiro, Campa, que la máquina solo mide excitaciones, nerviosismos y ritmos cardiacos. Ya. Pero es la única manera. Ésa, o que te crezca la nariz como a Pinocho, y la Esteban, te lo recuerdo, la tiene operada.

17 | Jueves - La gestión

Parece que Shakira y Piqué van dejándose ver juntos. La cantante y el futbolista han decidido gestionar la publicitación de su relación así, por goteo y de la red a la calle. Los famosos no son como nosotros, los famosos tienen técnicas de gestión y dosificación para hacer pública su vida privada. Son asuntos de gestión tal como está el patio. La foto de un beso cotiza en el mercado 100.000 euros, hay quien sube hasta un millón, así, a lo grande. Los paparazzi están que no viven. Ellos no, ellos no son de vender exclusivas, son más de redes sociales como los grandes. ¡Ay, Sardá, y tú que viste lo que viste (o no) y no hiciste la foto de marras! Pero es que tú tampoco eres de ésos.

18 | Viernes - Preysler 60

Dice Isabel Preysler que no sabe qué le ven. María Isabel Preysler Arrastia nació en Manila un 18 de febrero de 1951. Era una niña bien de familia emparentada con descendientes de la corte de Carlos I. Quizá por eso, sus padres la enviaron a España, a la España bien. Conoció a Julio Iglesias, se casó con él, tuvo tres hijos -Chabeli, Julio José y Enrique-, se separó. Conoció al marqués de Griñón, se casó con él, tuvo una hija -Tamara-, se separó. Conoció a Miguel Boyer, se casó con él, tuvo una hija -Ana-. No canta, no actúa, no baila. Es archifamosa. La rodean las leyendas. Que si domina no sé qué juego sexual filipino, ya saben, el carrete; que si se quitó un par de costillas y hasta parte de un dedo para calzarse los manolos, que si tiene un pacto con el diablo, que si su casa tiene más baños que Buckingham Palace, que si usa una crema de mercadillo... Ahora que descumple 60 la han pillado en un aeropuerto desaliñada. Y ya cuentan que, tras ver las fotos, no ha tardado ni un minuto en coger hora con el cirujano plástico. Ser, de profesión, divina, tiene sus servidumbres.