"Que te vaya bonito", "Amarraditos", "El rosario de mi madre", "María la portuguesa"... Mientras María Dolores Pradera desgranaba las hojas de su calendario de canciones el público se deshacía en aplausos a esa gran dama de la canción que, a sus 86 años, había acompañado con sus temas la vida de todos los presentes.

Lleno total ayer en el teatro vigués Novacaixa para oir a quien han calificado como "la reina infatigable de un género donde se funden lo popular y lo literario, de un repertorio abonado a la nostalgia y a la atemporalidad". María Dolores Pradera pasó por Vigo como parte de su gira "Homenaje; toda una vida" y, con ella en el escenario, un público emocionado pudo recorrer su trayectoria como cantante e intérprete del cancionero español y latinoamericano, que para muchos de los presentes sonaba, con certeza, como un eco de los propios recorridos.

Ahí estaba, la palabra y voz erguida como su cuerpo, erguida también la sangre con ese señorío que siempre la acompaña. Actriz desde el alborear de los años 40, cantante desde que en 1952 debutó en la boite madrileña "El alazán". Cuarenta discos e interminables giras por las diversas geografías del mundo estaban tras esa mujer que ayer encandiló otra vez a un público, el vigués, que ya llegó entregado a su causa, que la recibió con aplausos que, si fueron encendidos al principio se convirtieron en incontenibles al final de su actuación.

"La flor de la canela", "Luna tucumana", "El rey"... Al calor de sus temas, un rejuvenecer de la memoria de muchos de los presentes, entre los que no faltaban, aunque menos, también jóvenes. Fue un espectáculo cálido e intimista con lo mejor de su repertorio en el que quedó claro el cariño mutuo que emergía de una y otra orilla del teatro, de uno y otro lado del escenario.