"Carece de sentido buscar en la Edad Media la legitimidad o la génesis de situaciones actuales. Hay que huir de ese esencialismo histórico tan común que hunde sus razones en el pasado para justificar situaciones actuales". Así se expresaba ayer en el Club FARO Eduardo Manzano Moreno, historiador y profesor de Investigación en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales de CSIC.

Los mitos del medievalismo español, el viaje por esos siglos oscuros de la Edad Media, fue la charla que ayer le presentó Rosa Pascual, catedrática de Historia del IES Escolas Proval de Nigrán. Y Manzano, del que es conocido su saber medievalista y, más concretamente, sobre la presencia musulmana en la península ibérica, comenzó manifestando con ironía cómo, a pesar de estar tan aparentemente alejada de nosotros, "seguimos acudiendo a la Edad Media y a sus templos y catedrales porque nuestros reyes se proclaman muchas veces descendientes de los que en aquellos siglos gobernaron, porque son muy numerosas las reclamaciones nacionales o soberanistas de algunas de nuestras instituciones que buscan hundir sus orígenes en esos tiempos (para los derechos históricos, la época medieval ejerce una particular fascinación)".

Lejos de nosotros

Manzano, autor en Editorial Crítica de "Épocas medievales", el volumen 2 de la Historia de España coordinada por Josep Fontana y Ramón Villares, es un investigador que milita contra esos mitos a los que reducimos la Historia y con los que muchas veces se pretende justificar el presente. "En procesos de larga duración como la Edad Media –sostiene– los hechos se encadenan sin solución de continuidad y nunca existen genealogías limpias y claras sino que rupturas, entrecruzamientos o cambios predominan más que supuestos argumentos ancestrales. Este período es extraordinariamente rico pero está muy alejado de nosotros y es una falsedad pretender hallar nuestros reflejos identitarios en ella. Hay que acercarse por tanto a ella buscando conocimiento y no con una perspectiva mítica; no invocando la memoria histórica sino la conciencia histórica".

El investigador, cree que la historia que estamos narrando y ofreciendo sigue estando lastrada por un tufillo algo rancio que se presta a todo tipo de manipulaciones. "Resulta desolador –afirma– ir a la tienda del aeropuerto y comprobar que en ella campan a sus anchas autores que no hacen otra cosa que contarnos la misma historia que aprendimos en el colegio, pasarla por el cedazo de sus prejuicios ideológicos y exhibir una erudición impostada de consignas políticas poco o mal disimuladas".

La lengua fue uno de esos mitos a los que dedicó su charla de ayer. "Tendemos a pensar –explicó– que en el pasado, en algún momento, existió originariamente una lengua única en toda la península ibérica. Todo indica, por el contrario, que no ha sido así. Ya antes incluso de la conquista romana existían en Hispania gran variedad de lenguas, de las cuales unas pertenecían al tronco indoeuropeo, como la vasca, mientras que otras eran ajenas a él. Tampoco la conquista romana produjo esa uniformidad que se ha solido atribuir a la romanización lingüística. En la Edad Media la península fue un territorio plurilingüe".

Manzano habló de los casos vasco, catalán y gallego pero hizo hincapié en otro menos publicado: el árabe. "La invasión árabe del año 711 puso en marcha un proceso de arabización lingüística muy marcado, del que puede decirse que, salvo algunas bolsas residuales, era ya mayoritario en torno al siglo XI y, sin duda, completo dos siglos después".

Otro de los mitos de la Edad Media al que se refirió fue la supuesta convivencia que se le adjudica a este período en la península ibérica entre tres culturas, la cristiana, musulmana y judía. "Un examen riguroso –afirma– muestra el escaso fundamento de esta creencia. Las nociones de ´tolerancia´ y ´convivencia´, tal como hoy lasa entendemos, se encontraban ausentes de la mentalidad medieval. El propio concepto de ´tres culturas´ es también equívoco si se asocia con las tres religiones".