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Descabezada la cúpula de los "miguelianos"

La "trinidad" del arcángel caído

Tres sacerdotes dieron soporte al traslado de Miguel Rosendo a la capital » Rouco Varela consintió en un principio la operación y rectificó justo antes de dejar el Arzobispado

Ignacio Oriol Muñoz.

Fue en Madrid donde Miguel Rosendo continuó con su huida hacia adelante. Quien más le ayudó en su nuevo destino fue el sacerdote Ignacio Oriol Muñoz, uno de los diez hijos de Ignacio María de Oriol Urquijo, y uno de los cuatro curas de esa acaudalada familia vasca, fundadora de Hidroeléctrica Española.

Ignacio Oriol perteneció a la Legión de Cristo, y junto con sus hermanos denunció ante la cúpula de la polémica congregación los crímenes de su fundador, Marcial Maciel. Según Infovaticana, la organización respondió prescribiéndole tratamiento psiquiátrico y aislándole, causándole un gran sufrimiento y dudas en su vocación sacerdotal. Fue entonces cuando Miguel Rosendo contactó con él y le ayudó, llegando a salvar su sacerdocio, según ha contado Piedad Oriol, priora del Carmelo de El Escorial y hermana de Ignacio.

Los contactos de Ignacio Oriol propiciaron que la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel lograse financiación. José Manuel Lima, antiguo colaborador directo de Miguel Rosendo y su esposa, hogaño víctimas y denunciantes, se preguntaban de dónde podía salir tanto dinero si Rosendo no trabajaba y decía que solo cobraba unos 500 euros y una prestación que percibía su hija Verónica, discapacitada. También disponía de dos herboristerías, en una de las cuales trabajaba con un sueldo precario la esposa de José Manuel, Mari Carmen, que comprobaba que muchas veces lo facturado en las tiendas no cubría ni para pagar la luz del local. Según ha declarado Lima, tras las reuniones con Oriol llegaban a la Orden "bolsas de deporte llenas de dinero", un efectivo -a veces en billetes de 500 euros- que iban a parar a alguna de las cajas fuertes que tenía Miguel Rosendo en su despacho de la "casa madre" de Oia.

En uno de los viajes que organizaba Miguel -desplazamientos que no pagaba de su bolsillo, sino que le regalaban proveedores de sus herboristerías-, José Manuel Lima y su esposa conocieron a la familia Oriol, así como a los Ruiz-Mateos y a Alicia Koplowitz. La acaudalada empresaria y financiera madrileña fundó hace veinte años una fundación dedicada a la atención de niños procedentes de familias desestructuradas, a quienes acoge en sus centros. A través de la mediación de Ignacio Oriol, la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel colaboró con la fundación de Alicia Koplowitz. Al fin y al cabo, los fieles del grupo migueliano se habían destacado por su buena labor cuidando durante muchos fines de semana a niños con parálisis cerebral y síndrome de Down, permitiendo así que descansasen sus padres.

La fundación de Alicia Koplowitz no fue la única institución conocida que, de buena fe y sin conocer sus actividades ilícitas, colaboró con la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel. También el Atlético de Madrid, por mediación de Ignacio Oriol, dejó que Miguel Rosendo y su gente participasen en una campaña de voluntariado auspiciada en el club rojiblanco.

El caso es que el apoyo de Ignacio Oriol fue clave para el establecimiento de Miguel Rosendo en Madrid. Según publicó el portal Religión Digital hace unos años, los hermanos Oriol, que habían pertenecido a la Legión de Cristo, trataron de recuperar parte de la herencia donada a la institución religiosa, que ascendía a unos 25 millones de euros.

El establecimiento definitivo de Miguel Rosendo en Madrid se hizo con el consentimiento del cardenal Antonio María Rouco Varela, contraviniendo las indicaciones del obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, que había intervenido la Orden y Mandato de San Miguel, y del comisario provisional del grupo, José Vidal.

En Madrid contaron también con el apoyo de dos sacerdotes, Juan Luis Castón y Eduardo Lostao, este último ordenado sacerdote por Rouco Varela tras llevar un par de años como diácono. Ambos, que habían estado juntos en una parroquia de Moratalaz, fueron trasladados por el Arzobispado de Madrid a la parroquia de San Dámaso, cuyo párroco enfermó y tuvo que ser ingresado para un trasplante.

Según la investigación de Infovaticana, Castón se apropió del despacho y de las pertenencias del párroco, y cuando este se reincorporó a su parroquia tuvo que soportar malos tratos de los sacerdotes y acusaciones de apropiación indebida de las cuentas parroquiales, de las que no pudo defenderse.

Advertido del conflicto, el Arzobispado de Madrid adoptó una decisión salomónica: apartó al cura de San Dámaso de su parroquia y envió a Lostao y a Castón a una de Vallecas. De esta forma, ambos sacerdotes llegaron a ocupar juntos tres destinos pastorales diferentes, algo extremadamente inusual, y eso les permitió trabajar para la supuesta secta de Miguel Rosendo.

El sacerdote madrileño Eduardo Lostao se dejó ver, vestido con alzacuellos, durante la detención de Miguel Rosendo, el pasado jueves en el chalé de Collado Villalba que ocupaba el líder. Allí defendió su inocencia y advirtió, de forma inquietante, que "la historia de la Iglesia es más compleja de lo que parece". Lostao y su entorno han llegado a sugerir también que todo responde a una conspiración del Opus Dei contra la Orden y Mandato, algo realmente llamativo, pues el mismo Lostao fue miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, asociación de clérigos intrínsecamente unida a la Obra. Su propia hermana, que vivió gran parte de su vida en una silla de ruedas hasta que falleció, fue numeraria de la prelatura personal fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer. Los testimonios de Eduardo Lostao y de su hermana figuran aún en la página web oficial del Opus Dei.

Eduardo Lostao lamentaba hace unas semanas que Rouco Varela se había distanciado del grupo de los miguelianos. Y así había sido. Precisamente el cardenal villalbés dictó su última instrucción como administrador apostólico al ordenar, el pasado 24 de octubre, la expulsión de los miguelianos de los Carmelitas de El Escorial, donde acudían bajo el amparo personal de Piedad Oriol, priora del convento. Justo al día siguiente, el 25 de octubre, Carlos Osoro tomaba posesión como nuevo arzobispo de Madrid.

Los sacerdotes Eduardo Lostao, Juan Luis Castón e Ignacio Oriol formaron una "santísima trinidad" -así la llaman, de forma blasfema, sus adeptos- en la que se apoyó el líder de la supuesta secta migueliana. Y Miguel Rosendo, que decía ser la mismísima reencarnación de San Miguel Arcángel, es ahora mismo un "arcángel caído".

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