Carlos Paz, el padre de Marta Paz Alonso, apenas cuenta nada de su hija, detenida ayer junto a Feliciano Miguel Rosendo Da Silva como uno de los "bastones" del líder. No porque no quiera hablar con la prensa, ni porque le embargue la emoción, sino porque literalmente ya no la conoce. "No sé lo que piensa, no sé lo que come, ni lo que le gusta... No la conozco", afirma con gran entereza el que fuera hace años el jefe de los "exploradores" de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel en el Morrazo, y que anteayer dio la cara en Moaña junto a otras familias afectadas por la supuesta secta.

Marta tiene 29 años y lleva desde los nueve, hace ya dos décadas, bajo el influjo de Miguel Rosendo. Siendo todavía una niña participaba en las caminatas del grupo acompañando al fundador. Era uno de sus dos "bastones" -así las llamaba el líder- junto a Sandra Lima, que al cabo de los años, en 2012, abandonó la comunidad. Sus padres ya pertenecían al grupo, y Miguel los fue apartando poco a poco de su hija.

Hasta entonces Marta fue una chica normal que estudió primaria en el colegio Casa de La Virgen de Cangas y secundaria en un instituto de Moaña. Ya en el grupo de San Miguel, terminó estudios de Dietética y Nutrición en Redondela.

Marta Paz ha sido, posiblemente, la cara más visible de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, al haber sido la mitad de un dúo de pseudomonjas que han cantado en multitud de iglesias y en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de 2011, en la que popularizaron la canción pop-rock "Síguele", compuesta por Miguel Rosendo. Las hermanas Marta y Sandra no eran Marta y Marilia, las componentes del dúo pop Ella Baila Sola, pero tocaban la guitarra y cantaban con esas mismas armonías vocales. Como Marta Botía, la rubia vocalista de Ella Baila Sola, Marta Paz llevaba incluso las cejas depiladas, algo que nunca haría una verdadera monja, y que no pasó inadvertido para los más observadores.

Pero tras telón de aparente felicidad había un drama. Así lo vivieron sus padres, que empezaron a verla solos los fines de semana y luego de pascuas a ramos, hasta que perdieron todo contacto con ella. Rosendo le hablaba mal de sus padres, que dejaron la Orden junto con la hermana mayor de Marta, y la cuasimonja terminó odiándoles.

Marta, que junto con Sandra dormía en una habitación contigua a la de Miguel Rosendo, cantó por última vez con La Voz del Serviam el pasado viernes 24 de octubre en Granada.