Los orígenes, el ciclo vital, el sentido y la falta de sentido de algunos productos plásticos pueden apreciarse en los objetos expuestos en la muestra. Frente a ellos, el "padre" de la idea, Christian Brändle, reflexiona: "Existe una catástrofe medioambiental, pero no es irreversible; es un aviso sobre el comportamiento del hombre. Estamos influyendo sobre el ecosistema marino y eso revierte en nosotros mismos". "A mi juicio, no hay otro camino que tomar conciencia: una mezcla entre concienciación y educación", destaca. "La exposición evoluciona favorablemente en la toma de conciencia", asegura. Y sobre la importancia de prevenir lo que ocurrirá dentro de unos doscientos años, asegura: "Este es un proyecto que mira al futuro". El experto forma parte de la idea de que la contaminación por plástico es un problema de temática cotidiana de discusión". "El problema es que la acción es individual, pero el impacto es global". También asegura que muchos residuos llegan a través de los ríos.

Una llamativa fotografía de un pájaro muerto con trozos de plástico en el interior de su aparato digestivo abre otro debate. "La mayoría del plástico está en los fondos marinos; por ejemplo el plástico PET, que es más pesado, se deposita bajo el agua. Y entre los animales, los más afectados son los microorganismos, como el placton, que van consumiendo las partículas más diminutas". "Pero hay muchísimas manchas que no tienen explicación, de las que no se sabe el origen", razona Brändle. Mientras, en una de las gráficas ilustrativas de la exposición se observa que uno de los aditivos que se usa para hacer plástico está presente en las costa española y lusa.