Un grupo de científicos que estudiaba a los bivalvos de la Antártida ha cambiado la concepción que se tenía hasta hoy del modo de reproducción de una especie de molusco, el "Lissarca Miliaris". Los investigadores descubrieron que esta especie, hallada en 1845, cambia de sexo para reproducirse.

En el año 1970 ya se estudió la forma de reproducción de este animal, pero fue el equipo liderado por Adam Reed el que ha descubierto ahora su naturaleza hermafrodita.

Sin embargo, esta es una práctica muy extendida entre otro tipo de bivalvos, como explica el biólogo y profesor titular de la Universidad de Vigo Francisco Rocha. "Existen varias especies que hacen lo mismo de forma periódica", señaló Rocha, que aseguró que el motivo se debe a la "supervivencia" y que puso como ejemplo a la ostra. "Dependiendo de la proporción de sexo que hay en la colonia, algunos se cambian para poder reproducirse", comentó.

Rocha no quiso restarle importancia al hallazgo, que calificó como "hecho transcendente" para esa especie, aunque matizó que "no es ninguna sorpresa" ya que "siempre puede ocurrir que te encuentres con algo así".

"El ´Lissarca Miliaris´ vive en un ecosistema que además de frágil es muy complejo, puesto que pasa mucho tiempo cubierto por una espesa capa de hielo. Por ello son muy difíciles de estudiar", indicó Rocha.

Adam Reed y su grupo de científicos mostraron en su estudio cómo las hembras crían a su descendencia durante 18 meses y pueden albergar unas 70 crías en su interior.

Sin embargo, al concentrarse en la reproducción a nivel celular, el nuevo trabajo, que ya ha sido publicado en la revista "Polar Biology", descubrió la presencia de estos huevos en los especímenes machos.

Concretamente, los investigadores piensan que estos bivalvos se reproducen como machos mientras se encuentran en las primeras etapas de desarrollo. Posteriormente, y pese a que mantienen durante mucho tiempo sus tejidos masculinos, pasan a tener órganos femeninos una vez que son lo suficientemente grandes para criar un número significativo de huevos.

"Encontramos gran cantidad de pequeños huevos en machos, un número mayor de los que podría criar un animal durante toda su vida", afirmó el propio investigador.

El estudio pone de manifiesto lo mucho que no sabemos acerca de algunos de los invertebrados comunes que viven en la Antártida, y la cantidad de investigación que queda por hacer", sentenció Adam Reed.