La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria define “azúcares añadidos” como aquellos “azúcares refinados que se utilizan en la preparación de los alimentos y como azúcar de mesa”. En otras palabras, se trata de un tipo de azúcares que no contiene el alimento de forma natural

El consumo de estos azúcares está directamente implicado en una de las enfermedades que más preocupa a la comunidad médica: la obesidad, una patología cuyas cifras aumentan año tras año en todo el mundo. 

Y entre los más afectados por ella se encuentran los niños, entre los que la prevalencia de sobrepeso y obesidad se sitúa en el 23,3% y el 17% respectivamente. 

Nuestros niños duplican la cifra de azúcares recomendados

Pues bien, según un estudio realizado por investigadores del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos ‘José Mataix Verdú’, de la Universidad de Granada, publicado en la revista norteamericana Nutrients:

  • Los niños españoles consumen al día más del doble de azúcares añadidos de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. En concreto los pequeños españoles toman 55,7 gramos/día, muy por encima del máximo de 25 gramos/día que recomienda la OMS. 

Con estos datos en la mano, el estudio observacional Consumo de azúcar añadido en niños españoles (7-12 años) y densidad de nutrientes de los alimentos que contribuyen a dicho consumo, concluye que es necesario hacer una revisión de la dieta de los menores con el fin de reforzar la presencia de alimentos con mayor densidad nutricional y menor aporte de azúcares añadidos. 

Este estudio observacional ha contado con la participación de 1.775 padres con hijos entre 7 y 12 años a través de una encuesta distribuida online y ha sido liderado por el doctor Jesús Francisco Rodríguez Huertas, catedrático de Fisiología de la UGR. 

Estudios insisten en la necesidad de hacer una revisión de la dieta de los menores.

El 65% del azúcar añadido procede de alimentos con baja densidad nutricional

Uno de los problemas de los azúcares añadidos es que se encuentran en alimentos con poco o ningún aporte nutricional.

El estudio de la Universidad de Granada revela que el 65% de los azúcares añadidos consumidos diariamente por los niños españoles procede, precisamente de alimentos y/o productos con baja densidad nutricional.

Los más habituales son:

  • El azúcar blanco
  • Las mermeladas
  • Salsas
  • Golosinas
  • Cacao en polvo
  • Refrescos
  • Helados
  • Galletas
  • Néctares de fruta
  • Pastelería y bollería industrial
  • Barras de chocolate
  • Bizcochos y repostería casera
  • Bebidas energéticas y/o para deportistas.

Con mayor cantidad de nutrientes pueden ser recomendables

En cambio, el otro 35% de los azúcares añadidos consumidos diariamente por los niños españoles procede, de alimentos con una mayor cantidad de nutrientes.

Entre estos productos destacan:

  • Los postres lácteos
  • Las bebidas vegetales
  • Yogures azucarados o saborizados
  • Batidos envasados que contienen al menos un 90% de leche
  • Cereales de desayuno
  • Leches infantiles enriquecidas.

El 65% del azúcar añadido procede de alimentos con baja densidad nutricional. Cavan Images

¿Qué alimentos con azúcares añadidos podrían consumir los niños y cuáles no?

Hemos visto que existen algunos alimentos y productos que, a pesar de ser ricos en azúcares añadidos, también pueden aportar una cantidad de nutrientes importantes.

¿Entonces, lo podríamos incluir en la dieta de los niños?

  • La leche es el alimento por excelencia entre los más pequeños, Según los datos del estudio. Y lo bueno es que es un producto que aporta un gran número de nutrientes esenciales para el desarrollo y crecimiento del niño. Proteínas, calcio, fósforo, magnesio, potasio, zinc o vitamina A, entre otros. Así que debe ser parte de la dieta infantil
  • Los cereales de desayuno son otro producto muy consumido por los más pequeños. Y aunque aportan el 5,9% de los azúcares añadidos consumidos cada día (3,3 g / día), tienen también un gran valor nutricional

El 65% de los azúcares añadidos consumidos diariamente por los niños procede de alimentos y/o productos con baja densidad nutricional

  • Los batidos con al menos un 90% de leche: los investigadores explican que también aportan los nutrientes de la leche en cantidades similares, pero con una diferencia respecto a la leche sola, y es que aportan el 6% de los azúcares añadidos consumidos cada día (3,4 g / día). 

¿Esto significa que no podemos dárselos a los niños? Los investigadores señalan que este tipo de productos “podrían mantenerse en la dieta, ya que cuentan con un índice de densidad nutricional alto”, pero controlando el resto de azúcares que se consumen a lo largo del día. 

¿Qué alimentos hay que destacar por completo?

Los especialistas tienen muy claro que hay otros alimentos que deberíamos descartar por completo de la dieta infantil porque, además de no aportar nada, su contenido en azúcares es excesivo. 

Entre ellos, los investigadores destacan dos:

  • Las galletas
  • El cacao en polvo.

Estos productos contienen más de 10,3 g/ración y 7,3g/ración de azúcares añadidos respectivamente y, a pesar de ello, son consumidos con alta frecuencia (entre 4 y 6 veces a la semana). 

Errores de percepción de los padres

Basta abrir cualquier red social para encontrarse con numerosas recetas y consejos nutricionales de todo tipo para mejorar la alimentación infantil.

  • Pero este tipo de recomendaciones no siempre son ciertas, y esto está provocando una gran confusión entre las familias sobre lo que es mejor para los niños.

Así lo revela este estudio, que da cuenta cómo no todos los padres tienen una visión clara sobre el perfil nutricional de los alimentos que consumen sus hijos.

  • “Es significativo que productos que aportan alta cantidad de azúcares añadidos por ración (por encima de 15 g / ración) y que tienen baja densidad nutricional, (bebidas energéticas, barras de chocolate, zumos de fruta, el cacao en polvo o los helados”, sean percibidos por los padres como de calidad nutricional normal, equivalente a la que le dan a otros alimentos con bajo aporte de azúcares añadidos y alta densidad nutricional, como las leches infantiles enriquecidas, las bebidas vegetales, los cereales de desayuno o los batidos con al menos un 90% de leche”.

"Es significativo que productos que aportan alta cantidad de azúcares añadidos por ración y que tienen baja densidad nutricional sean percibidos por los padres como de calidad nutricional normal"

Otro aspecto muy llamativo y que es una creencia muy extendida, son las supuestas ventajas nutricionales de los bizcochos y de la repostería hecha en casa. Los padres valoran con un perfil nutricional bueno este tipo de productos, cuando en realidad aportan 17 g de azúcar añadido por ración y tienen un bajo índice de densidad nutricional. 

Algo parecido ocurre con las galletas, consumidas ampliamente por la mayoría de niños, que son percibidas positivamente, a pesar de aportar más de 10 g de azúcar añadido por ración.

Los bizcochos caseros portan 17 g de azúcar añadido por ración.

Propuestas para reducir el consumo de azúcares añadidos

Con todo lo analizado la pregunta que surge es cómo elegir los alimentos para los niños de forma que reduzcamos la cantidad de azúcares añadidos que ingieren.

Pues los investigadores concluyen que, a la hora de elegir:

  1. Debemos tener en cuenta la cantidad de azúcares que contienen
  2. Pero también hay que considerar “el resto de nutrientes que éste puede aportar a la dieta, es decir, su densidad nutricional”. 

“Se debe concienciar a la población para disminuir el consumo de todos los productos que contienen azúcares añadidos, prioritariamente de aquellos con baja calidad nutricional”, señala Jesús Francisco Rodríguez Huertas, director del estudio.

“En el contexto de una dieta saludable y nutricionalmente adecuada, se podría mantener un consumo ocasional (1-2 raciones/semana) de productos con calidad nutricional baja, siempre que el contenido de azúcares añadidos sea bajo o moderado”, apunta.

“Se debe concienciar a la población para disminuir el consumo de todos los productos que contienen azúcares añadidos, prioritariamente de aquellos con baja calidad nutricional”

Por otro lado, añade, “se debería fomentar:

Te puede interesar:

  1. Una menor presencia en la dieta de productos que están aportando cantidades significativas de azúcares añadidos en favor de otros similares o equivalentes sin azúcares añadidos, por ejemplo el yogur natural en lugar del yogur azucarado o saborizado
  2. La reformulación de los productos que aportan azúcares añadidos y que son altamente consumidos
  3. La mejora del etiquetado nutricional, que debe ofrecer más información del aporte real de azúcares añadidos y minimizar la confusión con los azúcares naturalmente presentes”.

Además de todo esto, el experto considera que “son necesarias campañas de educación nutricional dirigidas tanto a padres como a niños para concienciarles de que la calidad de un alimento no debe evaluarse solo por el azúcar que contiene, sino que también deben considerarse otros nutrientes básicos que contribuyen a favorecer una dieta saludable y equilibrada”.