A Maite Pereira, enferma de esclerosis múltiple, le diagnosticaron la enfermedad hace 16 años, pero los primeros síntomas se manifestaron con anterioridad. Reconoce que el momento más duro fue cuando le dieron la incapacidad absoluta: "te das cuenta de que es horrible". No llevó nada bien tener que dejar de trabajar, pero la enfermedad le obligó a ello, igual que a utilizar un andador para ayudarle a caminar.

-¿Cuándo le diagnosticaron la enfermedad?

-Mi caso es algo peculiar, porque ya conocía la enfermedad. Mientras yo estaba estudiando, a una compañera mía se la diagnosticaron. Sume uno más uno. De hecho, yo ya los tenía desde antes que ella.

-¿Qué edad tenía?

-Yo supe que la tenía en 1998, con 18 años. Pero me diagnosticaron en abril de 2002.Ahí ya me ingresaron.

-¿Cuáles eran los síntomas?

-Por ejemplo, en la pierna izquierda necesito un aparato para caminar y para levantar el pie un antiequino. La cuestión es que arrastraba la pierna y no tenía sensibilidad. En épocas de exámenes, cuando más estrés tenía, dejaba de sentir un brazo...A lo mejor me quemaba y no lo sentía. Otro de los síntomas es un cosquilleo, como que tienes esa zona dormida. Cada brote es distinto.

-¿Qué tratamiento le han dado?

-Cada persona tiene un tratamiento distinto. Las hay que toman una pastilla diaria, otros que se tienen que pinchar. Yo intento controlar la enfermedad en el sentido de que no quiero que el dolor o el cansancio me condicionen.

-¿En qué le afecta a su día a día?

-Por ejemplo, lo que llevo muy mal es la fatiga. Es uno de los síntomas más claros; el cansancio. A veces me afecta a la vista, no veo del ojo derecho. Depende un poco del momento.

-¿Pudo terminar sus estudios?

-Estaba estudiando un módulo superior de Administración y Finanzas. Pero yo soy muy cabezota y en ningún momento me dije que esto me iba a frenar. Estudié, me puse a trabajar, estudié idiomas, viajé... hasta el momento en que la enfermedad me incapacitó.

-¿Cuándo ocurrió?

-Fue hace tres años. Ahora lo piensas fríamente y te das cuenta de que es horrible. Me dieron la incapacidad absoluta. Habrá gente a la que le pueda gustar vivir sin trabajar, pero para mí me gustaba hacerlo. Ahora lo echo mucho de menos. Otra cosa muy distinta es que te toque la Lotería (risas).

-¿Le ayuda la fisioterapia?

-Sí, yo voy al Hospital Provincial, que es donde se hace la rehabilitación de Neurología.

-¿Qué mensaje le daría a una persona recién diagnosticada de esclerosis múltiple? Especialmente a nivel anímico...

-Pues fíjate que me coincide muy reciente, porque esta conversación la tuve hace una semana con una persona a la que acababan de diagnosticar la enfermedad... Es muy difícil hacerles entender que esto pasa. Es algo natural que te enfades, pero cuanto más corto sea ese enfado, mejor le haces a tu cuerpo. Tienes que volver a creer que puedes seguir haciendo cosas. Un paseo de cinco minutos, por ejemplo, disfrútalo.

-¿Tiene que hacer alguna dieta específica?

-Te dicen que tienes que controlar tu peso. Ahora mismo estoy en ello, en bajar todo lo que engordé. Estoy en pleno proceso de llevar una vida más sana: evitar la comida basura, no pasarte de salsas...

-¿De qué manera le ayudó la asociación Avempo?

-La encontré por casualidad, porque en Pontevedra hubo una asociación durante unos años que terminó desapareciendo. Estoy encantada porque voy un día a la semana a rehabilitación a Vigo, al logopeda, a la psicóloga... También hace actividades como pintura, yoga... Encontrarte con la gente que está allí que no te mira raro, que te acepta... es lo mejor.

-Como paciente, ¿que reivindicaciones tiene con la sanidad pública?

-He tenido suerte, porque la especialista que me lleva en el Hospital Provincial, la doctora Amigo, siempre está ahí. Hay que reconocer que la sanidad no funciona, hay muchas cosas mal, pero todos tenemos parte de culpa, desde los gerentes hasta los pacientes.