El segundo premio de la lotería de Navidad de 2017 dejó muchos millones de euros en O Vao. Y hay algunos que no han perdido el tiempo. Jesús Casal es empresario desde hace años, cuando decidió dejar su puesto en la plantilla de servicios del Concello de Poio para adentrarse en el mundo empresarial. Primero, a través de un desguace. Y posteriormente, siguiendo el camino de la moda. Una senda que, junto a su mujer, Azucena Gabarrés, no ha querido abandonar en los malos momentos, ni ahora, en los buenos.

Jesús y Azucena llenaron sus cuentas bancarias a raíz de la fortuna el pasado 23 de diciembre. Y aunque el hecho de ingresar "más de medio millón de euros" haría que cualquiera soñase con retirarse de por vida y dedicarse a la buena vida, ellos se mantienen con los pies en el suelo. "La gente piensa que el dinero lo entierras y crece. No es así. A mí no me vale tenerlo ahí parado y gastar, porque se acaba. Por eso invertimos en lo que nos gusta", destaca Jesús.

Casal y Gabarrés decidieron iniciar a principios de año una nueva aventura empresarial. Y para ello, apostaron por un local del Centro Comercial A Barca, núcleo del comercio en Poio, donde ambos llevan años residiendo. Adquirieron dos locales vacíos y en ese espacio montaron "Danielito", la tienda de moda que lleva el nombre de su nieto. Uno ya está funcionando y el otro, enfrente, será próximamente un expositor que funcionará como almacén.

"Nos hacía mucha ilusión llamarla así. Danielito tiene todavía dos añitos y solo viene aquí a jugar con nosotros. No se da cuenta de que la tienda lleva su nombre. Pero algún día, todo esto será para él", explica Azucena con ternura, evocando las primeras andanzas del pequeño de una gran familia.

Para echar a andar necesitaban una empleada. Y decidieron llamar a Mónica Fernández. "Ya había trabajado con Jesús cuando montó el local en el garaje del Centro Comercial, hace unos años", explica Mónica, que destaca que la suerte en forma de premio de lotería para los Casal también le ha tocado a ella de refilón, ya que se encontraba en el paro. "La conocí por su padre, que es carpintero y me hizo algún trabajo. Es trabajadora y en cuanto pensamos en montar la tienda, la llamamos", explica Jesús. Junto a Mónica hace las veces de ayudante Conchi Tilve, que conoce al patriarca de la familia "desde el colegio".

Mónica y Conchi hacen el trabajo en el local. Pero Jesús sigue siendo quien trae la ropa de los diferentes centros logísticos. Da igual Madrid, Alicante, Oporto o cualquier otra de sus ciudades de compra habituales. "La mercancía y el dinero no vienen solos. Hay que ir a buscarlos", recalca Casal.

Jesús no ha cambiado su mentalidad pese al dinero. Siempre ha estado abierto al mundo "payo", con quienes asegura llevarse "muy bien". "He tratado casi más con payos que con gitanos. Nos entendemos bien", reconoce, a la vez que recalca que "nunca" ha tenido problema alguno con las personas que no son de etnia gitana. "Aquí entran payos y gitanos por igual. Nos compran todos y nos tratamos muy bien", explica Mónica.

De este modo, "Danielito" ha logrado arrancar con buen pie y, más allá de ser un punto más de dinamización del comercio local, ha conseguido convertirse ya en un ejemplo de integración gitana en un ambiente "payo".