No es frecuente ver al presidente de un Tribunal reprender a un testigo después de que éste preste declaración, no obstante, el presidente de la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra, Antonio Berengua, lo hizo ayer durante la vista en la que se juzga el fallecimiento por desnutrición de un niño de 2 años en Ponteareas, mientras que su hermana, de tres, se quedó a las puertas de la muerte.

El juez llamó la atención de los familiares tras la declaración la tía paterna del menor, hermana del acusado, José Antonio Gonçalves Cabada, y quien vivió con los procesados durante un breve período de tiempo. Ésta aseguró al Tribunal que la madre del pequeño (la también procesada Felisa Bienzobas Bonilla) "era muy cochina" y que "no atendía muy bien" a los niños. Momentos antes el padre del acusado también había dicho que Felisa Bienzobas se ocupaba "malamente" de los niños, que ella "no hacía nada", que los tenían que cambiar su mujer y él y que no sabía "ni hacer la comida.

Estas declaraciones llevaron al presidente del tribunal a preguntar a la tía de los pequeños por qué no se les ocurrió advertir de la difícil situación en la que se podían encontrar los pequeños cuando éstos se quedaron largas temporadas a solas con su madre, o cuando acudían al domicilio de los procesados y la mujer se negaba a abrirles la puerta. "No me fijaba mucho en eso", respondió. El magistrado aseguró que sus palabras no pretendían ser "un reproche" pero espetó a los testigos que "cuando se producen situaciones duras se tiende a mirar para otro lado, pero lo que hay que hacer es ayudar".

En la misma línea declaró otra testigo, vecina de los acusados, quien aseguró que veía a los niños "bastante mal, llenos de yogur por la cabeza". Afirmó que a principios de agosto (el niño falleció el 24 de septiembre) los vio por la calle y los notó "muy delgaditos" como con "falta de comida y limpieza". Cuando la fiscal también le preguntó por qué no dio aviso a los servicios sociales de esta situación respondió que no "se quería meter" en asuntos de los demás.

Familia materna

También declararon mediante videoconferencia, desde Navarra, la hermana, el padre y la madre de la acusada, quienes dibujaron un perfil totalmente diferente de la acusada. Aseguraron que, durante su estancia en la comunidad foral los dos padres dispensaron a sus hijos todos los cuidados necesarios y no vieron nada que les pudiera hacer sospechar del trágico desenlace que se produjo en Ponteareas.

La hermana de la acusada aseguró que Felisa Bienzobas tenía un móvil y que se comunicaba con ella frecuentemente. "Le preguntábamos y siempre nos decía que estaba bien, y que los niños también, que no necesitaban nada". En septiembre de 2006, cuando se produjo el fallecimiento, se comunicó casi a diario con su hermana: "A veces pienso ¿cómo no percibí nada? ¿Cómo no aprovechó estas conversaciones para contárnoslo? Eso no lo entiendo ahora y nunca lo entenderé", dijo.

Señaló que, con posterioridad al fallecimiento, su hermana le relató unos supuestos abusos sexuales del padre a la niña que no se han podido confirmar.

Sólo la madre explicó que meses antes de la muerte del pequeño la notó triste y que ella le dijo que no tenía "ni para comer un plato de sopa". Le envió unos 180 euros y que, a partir de ahí, siempre la notó alegre y nunca le dijo que tuvieran dificultades. "Mi hija nos ha engañado y ya está, ya está todo dicho", declaró.

En lo que coincidieron los tres familiares directos de la mujer es en que Felisa Bienzobas siempre fue una chica "normal y a la que no detectaron ningún tipo" de retraso mental, aunque sea leve, como recoge un informe del Sergas.

Quien rompió ayer su silencio fue el acusado, que en la primera jornada se negó a declarar. Las únicas dos palabras que salieron de su boca fueron: "Soy inocente".