Su puerta siempre estaba abierta a quien demandara ayuda. Predicó con el ejemplo. "Era un hombre de gran corazón, generoso, servicial, desprendido, acogedor, incapaz de despedir a nadie sin darle lo que tuviera". Se agotaban ayer los adjetivos para ensalzar al que durante 45 años fue el párroco de Vilanova dos Infantes, en Celanova. "Él confiaba en los demás y pensaba que todo el mundo era bueno. Si lo mataron es un mártir.", zanjó Cesáreo Iglesias, el arcirpreste de la zona. La muerte del religioso pudo deberse a un presunto homicidio por un robo. Nadie se explica semejante desenlace por dinero, cuando nunca lo negó. La consternación de familiares y vecinos por la muerte de Adolfo Enríquez Méndez, de 77 años, se suma al temor de los feligreses a que los autores se apoderaran de la venerada Virxe do Cristal, la imagen mariana más pequeña del mundo, que de momento no aparece. En la rectoral, según dijo una familiar, estaban vacías las fundas de la santa que el cura, encontrado muerto ayer por la tarde en un pajar anexo (cerrado con llave), custodiaba en la casa o incluso solía llevar encima, en un bolsillo, para mayor seguridad. A veces portaba una réplica. Su iglesia ya sufrió un robo en 2013, y no era el primero. Entonces se llevaron un copón del sagrario.

Don Adolfo fue encontrado por un hermano, después de dos días sin noticias, en un pajar del recinto de la rectoral. El cuerpo sin vida estaba boca abajo, con un golpe en la cabeza y sangre en la boca. El galpón también estaba cerrado con llave. La autopsia, que hoy se realiza en el hospital de Ourense, esclarecerá si la muerte fue, tal y como parece, violenta, y presumiblemente provocada por unos ladrones. La casa estaba totalmente revuelta y las habitaciones, cerradas. Al perro del sacerdote, un pequeño animal que ha sido acogido por una vecina, también lo encerraron los asaltantes en un cuarto.

Menos dudan existen, por el desorden de la casa, sobre un intento o un robo consumado. El sacerdote daba toda la ayuda que podía a los necesitados y era frecuente que personas, solas o en grupo, acudieran a su puerta a rogar limosna. A un vecino le venía ayer a la mente un vehículo con matrícula de Pontevedra estacionado con frecuencia en las proximidades de la rectoral, la iglesia y el cementerio, donde termina el núcleo de Vilanova dos Infantes.

Ahora su entorno encuentra ahí la explicación del presunto crimen. "Se lo habíamos dicho varias veces; pero él siempre abría las puertas y daba todo lo que tenía", lamentaba ayer una familiar. Sus hermanos trataban de convencerlo, desde hace tiempo, de que se mudara con ellos a Ourense para dejar de esta solo. "Estábamos todos deseando que se viniera con nosotros, tiene hermanos en Ourense y Xinzo, pero esta era su casa", manifestó ayer José Manuel Enríquez, un sobrino.

La prueba forense también determinará la hora aproximada de la muerte. Según los testimonios recogidos ayer en Vilanova dos Infantes, todo indica que el asalto se produjo a última hora del lunes o durante esa madrugada. El suceso coincidió con otro hecho luctuoso que hizo a los vecinos no despertar sospechas hasta ayer.

Creyeron que iba a un funeral

El lunes, el párroco acudió al velatorio de un exdirector de la Banda de Música de Celanova. Paulino, un vecino que atendía voluntariamente su huerta, vio por última vez al sacerdote al atardecer. Adolfo barabaja acudir al entierro del fallecido, con el que tenía relación. El sepelio se celebró el martes en una localidad de Valladolid, y por eso nadie sospechó cuando anteayer no se vio al párroco por la casa rectoral ni la zona.

Las sospechas se acrecentaron ayer, ya sin explicación de la ausencia. No respondía al teléfono. Paulino tampoco vio al religioso mientras se dedicaba a cuidar del pequeño viñedo junto a la rectoral. Por eso los vecinos decidieron avisar a uno de los hermanos del sacerdote. Cuando llegó tuvo que usar su llave. Desde el exterior no se veía movimiento y las puertas estaban cerradas. El pariente accedió por una bodega. Nada más entrar se encontró con el sospechoso desorden. Toda la vivienda estaba revuelta, apuntando a un robo.

El hermano recorrió la casa y no encontró ningún rastro de su hermano, según las primeras informaciones. Fue entonces cuando decididó acudir al pajar. También estaba cerrado. Allí yacía don Adolfo, boca abajo, y con sangre en la boca, según algunas fuentes.

El hallazgo del cadáver se produjo en torno a las 15,30 horas de ayer. La familia dio el aviso a la Guardia Civil y de inmediato se puso en marcha el protocolo ante la sospecha de muertes violentas, para impedir que la escena se contaminar. Agentes del instituto armado acordonaron los accesos durante las más de tres horas que duró la inspección ocular. Decenas de vecinos esperaron a las puertas en busca de alguna respuesta. Intervinieron agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil bajo las órdenes de la magistrada de Bande, que acudió en calidad de sustituta del juzgado de Celanova, donde se llevará a cabo la investigación. Está declarado el secreto de sumario.

Revisar la casa y el santuario

El presunto homicidio ha causado un hondo pesar a la Iglesia. En declaraciones a FARO, el obispo de la Diócesis de Ourense, Leonardo Lemos, se declaró "dolorosamente sorprendido" por el trágico suceso. "Solo cabe esperar a la investigación y rezar por él". Don Adolfo llevaba otras 3 parroquias desde 1991.

Vilanova dos Infantes y la devoción son uno. La falta de la Virxe do Cristal al cierre de este edición se había convertido en un amargor añadido al triste suceso. El arcipreste de Celanova y una monja que conoce el lugar donde el fallecido guardaba la imagen, pretendían comprobar en el interior de la vivienda si todavía continúa allí. Los investigadores no permitieron el paso más que a una cuñada de la víctima. De momento no han aclarado si la figura es el botín -o todo- lo que se llevaron los ladrones.

Los religiosos reemprenderán hoy la búsqueda de la imagen, de apenas 5 centímetros de alto, que preside la romería del 15 de septiembre y traspasó el fervor religioso hasta dejar su impronta en la literatura. Xosé Luis Méndez Ferrín dijo en su día que "hasta los ateos la veneran". Manuel Curros Enríquez, uno de los referentes de la terra dos poetas que es Celanova, escribió un poema de más de 1.000 versos que relata la leyenda del hallazgo de la Virgen diminuta en el siglo XVII.

Mientras la Guardia Civil investiga el presunto homicidio por un robo, y los forenses examinan esta mañana el cuerpo sin vida del septuagenario, el arcipreste y la religiosa indagarán la parte que les toca. Revisarán a fondo en la propia rectoral y también acudirán al próximo Santuario da Virxe do Cristal. Adolfo Enríquez oficiaba eucaristías cada sábado en el templo mariano. El lunes iba a empezar una novena.

El último sábado, según el arcipreste, llevó la imagen desaparecida, pero no solía tenerla allí por motivos de seguridad. "O la llevaba en un bolsillo o la dejaba en casa", explica Cesáreo Iglesias. En caso de que quedara en el templo, "tenía un escondite para guardarla".