En agosto de 2013, el ahora fallecido tuvo que lamentar la acción de los ladrones. Y no era la primera vez que alguien entraba. Desconocidos accedían de madrugada a su iglesia, la de Vilanova dos Infantes, después de destrozar una puerta lateral y acceder al sagrario. Los delincuentes se llevaron el copón, de latón imitando a plata, así como las formas consagradas que contenía. Según declaraba el sacerdote, era el tercer robo del que tenía constancia. En aquella ocasión vez, los ladrones profanaron el sagario tras revolver toda la sacristía del templo. Todas las vestiduras de oficiar misa aparecieron por el suelo. También arrojaron velas y otros objetos.

Había alarma en el templo

El robo de 2013 no pudo evitarse ni con el sofisticado sistema de alarma -activado por el movimiento- que Enríquez instaló por recomendación de la Diócesis.