Con el respeto de la meteorología y el favor del público la parroquia de Cela recuperó sus tradicionales fiestas del Corpus Christi después de un parón de seis años sin festejos. Y lo hizo por todo lo grande, con cientos de personas dándose cita en la iglesia parroquial y en su entorno para disfrutar de una jornada que combinó lo puramente religioso con lo más lúdico y festivo. No podía ser de otra manera en una fiesta que se adelanta dos semanas a la fecha real del Corpus para no coincidir con las celebraciones programadas en el centro de Bueu.

El ambiente festivo ya comenzó a respirarse de mañana por la parroquia buenense, pero no fue hasta el mediodía cuando los fieles comenzaron a agolparse en las inmediaciones del templo. La decoración no dejó a nadie indiferente, toda vez que la Asociación Cultural Costumes de Cela y vecinos de la zona invirtieron muchas horas de trabajo para decorar el exterior del recinto con las alfombras florales que rodearon la iglesia. Los motivos, eminentemente religiosos, con un Cristo crucificado junto a dos ángeles o la imagen metafórica de unos pescadores recogiendo sus redes. Pescadores de peces, pescadores de almas. Mientras, los más jóvenes aguardaban el momento de celebrar uno de sus días especiales. Una decena de niños aprovechó la jornada para hacer su Primera Comunión. Tras la misa solemne ellos también tomaron parte en la pequeña procesión alrededor de la iglesia con la que se ponía el colofón al programa religioso.

No faltó, no obstante, el acompañamiento musical con la charanga A cabeza non para, encargada de tocar los acordes para que durante toda la mañana el ambiente fuese impecable. Y si música y ambiente hubo durante toda la mañana, la fiesta se extendió asimismo a últimas horas de la tarde y de la noche. Las orquestas Gran Casino y Xacobeo fueron las responsables de hacer que vecinos y visitantes pudiesen disfrutar del baile con la gran verbena celebrada en la zona. El punto y final a los festejos se puso con una tirada de fuegos ya entrada la madrugada.