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Operación "Rebeca"

Rescantan en Cabo Home la planeadora del marinero fallecido

La embarcación fue arrastrada por una pared de 25 metros de altura por un tractor en un operativo de la Cofradía de Pescadores

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Rescatan la planeadora del marinero muerto en Cabo Home

Seis días después del trágico accidente marítimo que costó la vida al marinero cangués Marcelo Santos Martínez (49 años) compañeros de la Cofradía de Pescadores de Cangas (una decena) y también familiares del fallecido rescataron la planeadora "Rebeca" en la que faenaba y que había quedado varada entre las rocas del temido Cú do Lobo, en Cabo Home.

Con la ayuda de un tractor se subió ayer la planeadora, de 5,50 metros de eslora, por un acantilado de 25 metros de altura que ponía los pelos de punta a cualquiera, menos a los marineros de Cangas, acostumbrados a arrimarse sin vértigo a un precipicio donde habitó la muerte. No es fácil llegar a pie y muchos menos en coche a esta zona de Cabo Home. Solo los marineros conocen bien los senderos que apenas se dejan ver entre los frondosos toxos mansos y carrasqueira que pueblan la zona de manera peligrosa.

Tras dejar los coches en un claro, con agilidad pasmosa se plantaron al borde del acantilado. Había estado ya el día anterior preparando las cuerdas y retirando material de la lancha, para sacarle peso y propiciar que sacarla del precipicio fuese más fácil. Con la ayuda de gruesas cuerdas y sin ningún tipo de material de escalada bajaron hasta el fondo del acantilado y retiraron de la planeadora el motor, el tanque de gasolina, la batería y el plotter. Descubrieron también el miércoles que los amigos de lo ajeno habían estado dentro de la embarcación. La radio whf había desaparecido y también la cartera del pañol del puente.

Los marineros, entre los que se encontraba el presidente de la Cofradía de Pescadores "San José" de Cangas, Javier Costa, y varios percebeiros, como Benito González Brun, Fernando Mariño o Jorge Dasilva, afirman que la cartera pudo desaparecer en el naufragio, pero no la radio. Había también muestras claras del asalto a la embarcación. Los marineros mostraban su indignación ante semejante robo. Todo apuntaba a los furtivos.

El tractor de un vecino de Donón acudía ayer al rescate de la embarcación. Pasaban 12 minutos de las 13.00 horas y el vehículo con su remolque se movía entre los tojos con suma destreza hasta aproximarse al acantilado. Unieron las cuerdas al cable remolcador y en un primer intento las ruedas del tractor patinaron de tal manera que araron la tierra. El conductor del tractor resolvió la situación con suma pericia. Dio marcha atrás y entró de nuevo en la zona por un lugar donde las ruedas pudieran asentarse mejor.

Fue una maniobra vista y no vista. Al segundo intento la planeadora ya subía por el escarpado acantilado de Cú do Lobo golpeando las rocas hasta alcanzar la cima en cuestión de segundos. Satisfacción entre los rescatadores por haber logrado su propósito.

Para esta operación fue necesario contar con las autorizaciones de Medio Ambiente y Costas, porque los vehículos de rescate tenían que entrar en una zona situada dentro de la Red Natura. Un importante papeleo que hubo que cubrir y muchas llamadas que hacer como confirmó el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, que asistió a toda la operación de rescate, pese al más que complicado acceso. Tuvo que recorrer a pie un buen trecho cubierto los tojos hasta que divisó de lejos al gerente de la cofradía, David Fernández, en las inmediaciones de una roca.

La embarcación presenta múltiples mutilaciones: las provocadas por el naufragio y las que causó el rescate. Era difícil entender el esfuerzo y el riesgo de estos marineros por llevar a tierra la maltrecha embarcación. "Eso non pode estar ahí. Cando a ves, lembras o que pasou e se che pon os pelos como escarpias", manifiesta un percebeiro que justificaba así el rescate. También estaba en el operativo el suegro de Marcelo Santos Martínez, que procuraba reunir todos los enseres con un cuidado especial.

Alrededor de las 14.00 horas acabó el rescate de la embarcación. Los coches volvieron por la estrecha senda lleva de baches que causan las maldiciones de los marineros. Las nuevas direcciones y las piedras que cierran caminos dificultan el quehacer diario de los percebeiros. La famosa Red Natura, en la que se incluye Cabo Home, está lejos de ayudarles y en ocasiones es un calvario. "¡E ninguén desbroza!".

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